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Isabella Rosellini: "Me intimidaba la fama de mi familia"
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Isabella Rosellini: "Me intimidaba la fama de mi familia"

Llevar el apellido Rosellini y ser hija de Ingrid Bergman no es fácil e Isabella Rosellini confiesa que tardó en plantarse frente a una cámara porque

Foto: Isabella Rosellini: "Me intimidaba la fama de mi familia"
Isabella Rosellini: "Me intimidaba la fama de mi familia"

Llevar el apellido Rosellini y ser hija de Ingrid Bergman no es fácil e Isabella Rosellini confiesa que tardó en plantarse frente a una cámara porque le amedrentaba la fama de su familia. Ahora considera ese recelo como "un problema de juventud". En una entrevista con EFE, Rosellini habló sobre su última película, La fiesta del Chivo, en la que interpreta un papel donde se funden el espacio público y el recinto familiar.

Rosellini, de 54 años, tiene la boca pequeña y la piel de marfil de su madre sueca, y mueve sus manos con la agilidad de su padre, el director italiano Roberto Rosellini.

En La fiesta del Chivo, adaptación al cine de la novela homónima de Mario Vargas Llosa, la actriz, nacida en Roma, encarna a Urania Cabral, una mujer madura, acomodada, con éxito profesional, pero rígida, amargada y profundamente sola. Rosellini aceptó el papel a pesar de que dice huir de las películas de sesgo político y de que esta producción, del español Andrés Vicente Gómez, aún está a la búsqueda de un distribuidor en Estados Unidos.

Tal vez ésta sea señal de la madurez artística de una mujer que se ha tallado un nombre al margen de Bergman con actuaciones en películas como Terciopelo azul, Cousins y Death becomes her, y más recientemente en la serie de televisión Alias. Pero fue difícil seguir el camino de la cinematografía porque tuvo que aguantar "muchos juicios de valor sobre si va a ser tan buena como su madre", dice.

Rosellini nació en el centro del mayor escándalo de Hollywood en los años 50, pues Bergman, la heroína de Casablanca, dejó a su marido y a su primera hija para casarse con Roberto Rosellini, de quien se enamoró cuando estaba a sus órdenes durante el rodaje de Strombolli, en 1950.

A Isabella Fiorella Elettra Giovanna Rosellini, lo que le consumía a sus veinte años era el deseo de independencia de una familia que significaba demasiado. No huyó, aún así, de los flashes de las cámaras y fue modelo y reportera cómica en un programa dirigido por Roberto Benigni, hasta que un día se dijo, 'se acabó'. "Me habían propuesto durante años ser actriz pero estaba intimidada", dijo Rosellini en un inglés con un leve acento británico. "Cuando llegué a los 30, pensé, 'esto es ridículo', porque cuando una oportunidad como ésta se presenta, uno tiene que aceptarla", afirmó.

Veinte años después de tomar la decisión de actuar, Rosellini ha acabado haciendo una película sobre cómo lo público corrompe lo privado.

La fiesta del Chivo

La fiesta del Chivo, dirigida por Luis Llosa, se ciñe estrechamente al relato de Vargas Llosa de los últimos días de la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo en República Dominicana (1930-1961). Se trata de una historia política vista a través de los ojos de Urania, que es violada física y psicológicamente por el régimen, y que representa el sufrimiento del propio pueblo dominicano.

"Se puede ver que una dictadura no sólo afecta a la política, la sociedad, las finanzas, sino que puede ir hasta la casa de las personas, el dormitorio de las personas, e incluso contamina, envenena, la relación entre un padre y su hija pequeña", explicó Rosellini.

Los exteriores de la película, que fue estrenada recientemente en Estados Unidos en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), se rodaron en algunos de los lugares que pisó el propio Trujillo. República Dominicana "me pareció como el paraíso", dijo Rosellini. "Está en el Caribe, es una isla, lo tiene todo, un mar fantástico, frutas, una música preciosa, y uno no se puede imaginar que un lugar que se parece al Eden haya pasado por esa tragedia", afirmó.

Llevar el apellido Rosellini y ser hija de Ingrid Bergman no es fácil e Isabella Rosellini confiesa que tardó en plantarse frente a una cámara porque le amedrentaba la fama de su familia. Ahora considera ese recelo como "un problema de juventud". En una entrevista con EFE, Rosellini habló sobre su última película, La fiesta del Chivo, en la que interpreta un papel donde se funden el espacio público y el recinto familiar.