'Iron island' sorprende en el Festival de Cine de Gijón como metáfora de la política iraní
Iron island, el segundo largometraje del director Mohammad Rasoulof, una metáfora de la realidad política que ha logrado burlar la censura en Irán, sorprendió el miércoles
Iron island, el segundo largometraje del director Mohammad Rasoulof, una metáfora de la realidad política que ha logrado burlar la censura en Irán, sorprendió el miércoles al público y a la crítica en su pase por la sección oficial del Festival Internacional de Cine de Gijón. La película narra la vida de un grupo de personas que habitan en el interior de un buque petrolero abandonado en el golfo pérsico, pero en cada uno de los personajes se adivinan roles sociales y políticos reconocibles en la sociedad iraní. El director admitió en una rueda de prensa que su última obra reproduce el esquema de su entorno y que, en algún sentido, ha sido vista en Teherán como si fuera "una premonición" de lo que ha ocurrido en las últimas elecciones.
Rasoulof explicó además el funcionamiento de la censura respecto al tratamiento cinematográfico de asuntos como la religión o la vestimenta de las mujeres y advirtió del condicionamiento que provoca en los realizadores que "saben cómo tienen que rodar para evitar problemas".
También ha cosechado elogios The Buried Forest, el filme del consagrado director japonés Kohei Oguri que plantea un retorno a la naturaleza como fundamento de la cultura oriental en una narración del más depurado realismo fantástico.
Oguri ha rodado con cámaras de alta definición de vídeo digital, evitando las altas luces del mediodía, en un pueblo entre las montañas, una historia en la que tres adolescentes huyen del tedio inventando fantasías, que resultan absolutamente creíbles en la atmósfera de la pantalla.
The buried Forest es la última obra de este cineasta que debutó en 1981 con Doro no kawa, nominada al Oscar a la mejor película extranjera, pero también es la primera en la que ha desempeñado el doble papel de guionista y director.
Pirjo Honkasalo
La documentalista finlandesa Pirjo Honkasalo, que tiene en esta edición del festival gijonés una muestra retrospectiva de su obra, reconoció la influencia del cine español en su formación al considerarlo como "mucho más cercano" a la cultura visual de su país.
"España ha tenido una notable producción fílmica que ha sido importante en mi educación cinematográfica y tiene un cine tranquilo, reposado, dirigido a un público que tiene la capacidad de leer las imágenes y no necesita siempre del lenguaje", dijo la directora finlandesa.
Honkasalo presenta en Gijón su último trabajo Three rooms of melancolia, un retrato duro de las víctimas de la guerra de Chechenia con el que ha obtenido premios en Venecia, Tesalónica, Tampere y Amsterdam.
La cámara de esta mujer abre un plano general de un colegio militar que educa con reglamento marcial y sin amor a niños abandonados y enfoca al detalle los efectos devastadores dejados por bombas indiscriminadas y la dureza de la supervivencia en campamentos de refugiados.
La directora ha rodado está película por invitación de una productora estadounidense que quería hacer diez documentales sobre cada uno de los diez mandamientos y ha elegido el octavo: No levantarás falso testimonio ni mentirás.
"Cuando somos niños, los mayores nos inculcan las imágenes del enemigo, el falso testimonio, y los niños rusos y chechenos han crecido y siguen creciendo como enemigos, pero está claro que no nacen pensando así", explicó.
Honkasalo dijo que no ha tenido problemas para rodar con "el inexistente gobierno checheno", pero en cambio ha tenido "muchos" con "la marioneta del gobierno ruso" y que "lo que tuvo de fácil la filmación contrasta con la actitud y las dificultades impuestas por las autoridades".
Iron island, el segundo largometraje del director Mohammad Rasoulof, una metáfora de la realidad política que ha logrado burlar la censura en Irán, sorprendió el miércoles al público y a la crítica en su pase por la sección oficial del Festival Internacional de Cine de Gijón. La película narra la vida de un grupo de personas que habitan en el interior de un buque petrolero abandonado en el golfo pérsico, pero en cada uno de los personajes se adivinan roles sociales y políticos reconocibles en la sociedad iraní. El director admitió en una rueda de prensa que su última obra reproduce el esquema de su entorno y que, en algún sentido, ha sido vista en Teherán como si fuera "una premonición" de lo que ha ocurrido en las últimas elecciones.