Lázaro Cárdenas, homenaje al amigo de los exiliados

"Gracias México". Estas palabras abren los actos programados durante toda esta semana para rendir un homenaje a Lázaro Cárdenas, el que fuera presidente de México entre los años 1934 y 1940. Y que, desde el primer momento de la Guerra Civil española , hizo cuanto estuvo en su mano por ayudar a un país "vencido". La Universidad Complutense de Madrid organizó el lunes un acto de homenaje al presidente mexicano y a los más de 200 docentes españoles que tuvieron que exiliarse en este país amigo. A él asistieron la viuda de Cárdenas, Amalia Solórzano, su hijo, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y sus dos nietos, Cuauhtémoc y Camila.

El acto, celebrado en el paraninfo de la Universidad Complutense, estuvo presidido por la ministra de Cultura, Carmen Calvo, el rector de la Complutense, Carlos Berzosa y el escritor Juan Manuel Caballero Bonald.

La ministra de Cultura recordó a Lázaro Cárdenas como una “figura clave para España” por “la defensa y la acogida” dispensada a esos “transterrados”, que no eran sólo intelectuales de prestigio o profesores: “el 60% eran agricultores, el 30% técnicos y obreros cualificados y el 10%, intelectuales”, hasta superar los 20.000 refugiados.

Éstos “siguieron defendiendo los valores de la libertad y la dignidad” y, en el caso de los docentes, “pudieron enseñar lo que habían deseado enseñar”, dijo la ministra, que evocó a María Zambrano, qué mientras ella explicaba el concepto griego de libertad en la Universidad mexicana, Madrid sufría el ataque de las tropas franquistas.

Por su parte, Berzosa, muy emocionado, planteó cómo, con la guerra, partió al exilio “la flor y la nata” de la ciencia española, y cómo los que en el país escaparon a ser fusilados “fueron también condenados a un largo y penoso exilio interior”.

Las ciencias sufrieron “un golpe mortal” del que no se recuperaron en 50 años, y el exilio significó “la sangría de una parte sustancial del capital humano de la cultura española”.

Cuauhtémoc Cárdenas, nieto de Lázaro Cárdenas, agradeció el homenaje a su abuelo que “supo entender como nadie la gravedad de la Guerra Civil española” y alzó firme su voz ante la Sociedad de las Naciones “cuando otros gobiernos se desentendieron. España sirvió de laboratorio para gobiernos y ejércitos extranjeros que pretendían desde entonces conquistar nuevas zonas de influencia. Allí se inició una cuenta que se elevó a más de 50 millones de muertos al término de la Segunda Guerra Mundial”.

Durante este acto, la viuda de Cárdenas, Amalia Solórzano, recogió una placa conmemorativa, cuya “presencia hoy aquí representa a los muchos hombres y mujeres que, como ella, recibieron y protegieron a los perseguidos, entre ellos a más de 500 niños españoles, los llamados niños de Morelia, que los evacuaron para salvarlos de la barbarie”, comenta su nieto.

Uno de los recuerdos que guarda Cuauhtémoc de su abuelo es “la defensa de la República Española, ejemplo de congruencia, de entrega y lealtad a los principios. Aprendimos que la patria no está donde marcan las fronteras; la patria se lleva con uno, por difícil que sea el peregrinar; la patria está en la justicia, en la libertad y en la dignidad”.

El homenaje de la Complutense también reunió a artistas como Víctor Manuel y Ana Belén, Joaquín Sabina o políticos como Santiago Carrillo, Gaspar Llamazares, Rafael Simancas, Ángel Gabilondo o Nicolás Sánchez Albornoz.

Además de Amalia Solórzano, durante el acto recibieron las medallas de la Complutense, Jesús Ávila, presidente del Instituto Politécnico; Alicia Hernández, profesora del Colegio de México y Adolfo Sánchez Vázquez, de la Universidad Nacional Autónoma de México.