La película de Lucas reitera los mismos efectos especiales y explica la traición de Anakin Skywalker.
La Guerra de las Galaxias, de George Lucas, eclipsó la Batalla en el cielo, un interesante y personal filme del mexicano Carlos Reygadas. Corrió también la
La Guerra de las Galaxias, de George Lucas, eclipsó la Batalla en el cielo, un interesante y personal filme del mexicano Carlos Reygadas. Corrió también la misma suerte, pero por méritos propias, el mediocre filme italiano Quando sei nato non puoi piu nasconderti, de Marco Tullio Giordana. Tanto la cinta de Reygadas como la de Giordana competían por la Palma de Oro, máxima recompensa del certamen, pero tuvieron la mala suerte de coincidir con la proyección, fuera de concurso, del tercer episodio de la saga de Lucas, que atrajo el interés mayoritario de la prensa especializada.
La película, una más de la saga que le dio fama, reitera los mismos efectos especiales de las anteriores y explica la traición de uno de los protagonistas, Anakin Skywalker. Fuera de esta novedad, los fanáticos de la saga volverán a ver abundantes combates entre naves y largas sesiones de burda esgrima con las luminosas espadas que caracterizan a los Jedi. Desde un punto de vista más general, la cinta de Lucas muestra el asalto al Estado por parte de los Sith que, con la excusa de defender la libertad y la democracia, aplastan la república, instauran la censura y la dictadura y edifican un imperio. Cualquier paralelismo con la realidad actual, corre por cuenta de los espectadores.
El largometraje de Reygadas narra una violenta historia de culpa, sexo y poder. El chófer de un general secuestra a un niño, en complicidad con su mujer, y lo mata por accidente. Atormentado por la culpa, le confiesa el hecho a la hija del militar que, por placer, trabaja en un prostíbulo. A partir de esta fase de los acontecimientos, nada es sencillo, aunque se presiente una tragedia que deberá aclarar la situación.
Papel fundamental
La religión, los más oscuros recovecos del ser humano y las perversiones juegan un papel fundamental en esta cinta que, además, explora con variado éxito el lenguaje cinematográfico. Batalla en el cielo es el segundo largometraje de Reygadas. La producción, en este caso, es mayoritariamente francesa, aunque también hay una parte belga y otra mexicana. El protagonista, Carlos Hernández, no es un actor profesional sino un chófer que trabaja con el padre del director desde hace 15 años en el Ministerio de Cultura.
En cuanto a la cinta italiana, cuenta una complicada e inverosímil historia con escenas que, además, son poco creíbles. El hijo de una familia rica embarca con su padre en un velero y una noche que no puede dormir, sale a la cubierta y cae accidentalmente al mar. Horas después, cuando las fuerzas lo abandonan y se está hundiendo, lo rescatan unos traficantes de seres humanos, que llevan africanos, asiáticos y nativos de los países del Este de Europa a Italia. El joven náufrago se hace amigo de una chica y un chico rumanos.
Tras varias peripecias, son rescatados por las autoridades italianas que los internan en un campamento para inmigrantes ilegales. Los espectadores aprenden los trámites que deben seguir los que no tienen papeles -el director no ahorra ningún trámite burocrático- y observan la miseria de la condición de los llegados y de la acogida. El final es totalmente previsible, en una cinta poco organizada, didáctica y sensiblera cuya factura recuerda a las mediocres series de televisión.
La Guerra de las Galaxias, de George Lucas, eclipsó la Batalla en el cielo, un interesante y personal filme del mexicano Carlos Reygadas. Corrió también la misma suerte, pero por méritos propias, el mediocre filme italiano Quando sei nato non puoi piu nasconderti, de Marco Tullio Giordana. Tanto la cinta de Reygadas como la de Giordana competían por la Palma de Oro, máxima recompensa del certamen, pero tuvieron la mala suerte de coincidir con la proyección, fuera de concurso, del tercer episodio de la saga de Lucas, que atrajo el interés mayoritario de la prensa especializada.