Las claves para obtener una atención de calidad pueden partir de cuatro puntos distintos. En primer lugar, podemos abordarlo desde el propio individuo, cuando nos damos cuenta de que diferentes elementos nos están ‘robando’ la atención. Por otro –y segundo– lado, se puede tomar conciencia de que no solo es el individuo el que toma consciencia de lo que sucede, es el otro el que me lo enseña. Por eso, empresas, colegios o universidades están potenciando diferentes técnicas de relajación, de mindfulness o de concentración, lo que puede animarnos a profundizar en estos campos. En tercer término,nuestro entorno nos puede también advertir de la importancia de cuidar nuestra atención, nuestros amigos o nuestra familia nos pueden llamar la atención porque no les prestamos la atención que merecen. Y la reciprocidad es clave, porque atendemos a lo que queremos. El cuarto punto hace referencia al escudo que debemos poner contra la saturación informativa.
Eres lo que atiendes: Las claves para recuperar una atención de calidad
En el torbellino de la modernidad, la atención se erige como un tesoro escaso y de incalculable valor. Su importancia se acrecienta, lo que nos impulsa a cultivarla y protegerla tanto en lo personal como en lo colectivo. Al hacerlo, construimos espacios que nutren el bienestar mental y facilitan un despertar de conciencia que transforma nuestra realidad.
Un reportaje de Javier Granda Revilla
Identificar y minimizar la distracción
Desde el punto de vista del propio individuo, una de las claves más fáciles de realizar es identificar, minimizar y eliminar las fuentes de distracción. Por ejemplo, limitando el tiempo que estamos en redes sociales. Porque nos damos cuenta de que nos roba tiempo. O poner el móvil en silencio y a cargar lejos de nuestro alcance mientras estamos concentrados en una tarea importante.
Cada interrupción atencional no deseada, desgasta nuestra capacidad mental y emocional
Una vida ordenada: descanso y organización
En cuanto al propio individuo, es relevante descansar el tiempo necesario, cuidando el sueño. No olvidemos comer de manera saludable, eliminando los alimentos ultraprocesados y apostando por frutas y verduras frescas, como recomienda el periodista, divulgador y experto en estos temas Johann Hari en su libro ‘El valor de la atención’. En la misma línea de una vida ordenada, también es fundamental organizar y planificar las tareas, asignando un tiempo a cada una de ellas: los expertos coinciden que el principal distractor de nuestra atención es nuestra propia lista de tareas mentales.
Y, si tenemos el día organizado y planificado, nos vamos a concentrar más y sin agobios de que se nos olvide algo. Por ejemplo, podemos comenzar con tareas sencillas y dedicarnos, a media mañana, a los trabajos más complejos y que requieren más concentración. En estos casos, se puede optar por trabajar en bloques de unos 25 minutos, seguidos de un breve descanso (como en el método Pomodoro).
Gestión del estrés y disfrutar el presente
Cristina de Pedroso, Strategy Director de Havas Media Network España y parte del equipo de trabajo de Attention Hub, apunta que es muy importante aprender a gestionar el estrés, usando métodos de relajación tanto física como mental para rebajarlo y entrenar la mente para vivir ‘en el aquí y en el ahora’. Para lograr una atención de calidad, es fundamental equilibrar nuestros niveles de activación (arousal), algo que podemos conseguir a través de diferentes estrategias, desde la creación de rituales hasta la práctica deportiva, pasando por hacer pausas conscientes para regularnos o simplemente dar un paseo. “Debemos poner el foco en lo prioritario”, recomienda.
Otro consejo útil puede ser usar rituales antes de empezar una tarea que requiere atención, como prepararnos una taza de café o de té o encendernos una vela aromática, lo que puede ayudar a preparar la mente para crear el ambiente necesario.
La gestión de la atención es el nuevo superpoder
Cuidar la atención de los otros
Entrando en el terreno de ese tercero que es el generador de contenidos –como empresas, universidades o colegios– se debe tener en cuenta, como apunta Cristina de Pedroso, que “en muchas ocasiones no se trata solo del contenido”. Un aspecto clave es que la propia organización fomente la atención en el individuo, ayudándole a tomar conciencia de si realmente está prestando atención a los demás o si su mente está divagando. Para ello, es fundamental proporcionar herramientas que faciliten la concentración, desde técnicas de regulación del nivel de activación –como pausas estratégicas, ejercicio o rituales de enfoque– hasta recursos de organización y planificación, como calendarios electrónicos.
Espacios para concentrarse y descansos
Otra tendencia creciente es la creación de espacios ambientales y estancias que faciliten la concentración como una zona de relajación o una sala para pensar, con plantas y otros elementos naturales que permitan tiempos de pausa suficientes para poder desconectar y, lo que quizá es más importante, desatender. También es importante cuidar la atención en las jornadas laborales y académicas, con descansos o con clases de duración más corta, de unos 45-50 minutos.
La atención es un bien que hemos dado por garantizado, y que ahora tenemos que aprender a proteger y cuidar
Estrategias de organización
Por último, en un entorno digital, se apuesta por poner un escudo a la sobrecarga cognitiva y a la saturación de información, cuidando al usuario. Son útiles estrategias de limitación y agrupación en categorías de la cantidad de información. Usar colores con contraste ayuda a que el receptor de la información se centre más, destacando y subrayando lo importante para que sea recordado con más facilidad. Es el denominado efecto de Von Restorff, que puede no hayas oído nunca, pero que seguro que has experimentado: ¿verdad que has usado alguna vez un rotulador fluorescente para destacar algún elemento de una lista y que no se te olvide?
Un mundo de infinitas posibilidades no significa que nuestro cerebro también las tenga
Un compromiso compartido para cuidar la atención
La batalla por nuestra atención no es solo un reto individual, sino un fenómeno que involucra múltiples actores. Desde los medios de comunicación y su constante polarización, pasando por plataformas digitales que nos exponen a un aluvión de estímulos, hasta la publicidad que irrumpe de manera invasiva y las redes sociales con sus dinámicas adictivas. Cada uno de estos agentes tiene la responsabilidad de reflexionar sobre sus prácticas y buscar modelos que favorezcan una relación más saludable con la información..
Pero las personas no somos sujetos pasivos en esta ecuación. La toma de conciencia es clave, y cada vez más individuos están implementando estrategias concretas para proteger su capacidad de atención. Desde la gestión del tiempo en redes sociales y la organización de las tareas diarias, hasta la práctica de la meditación y la desconexión digital en momentos clave del día, las opciones están al alcance de todos.
Cuidar nuestra atención es un proceso activo que requiere tanto voluntad personal como cambios estructurales. La buena noticia es que ya hay un movimiento en marcha. Empresas, instituciones educativas y expertos en bienestar están impulsando iniciativas que ayudan a recuperar el foco y fomentar hábitos más saludables. La clave no está solo en identificar las distracciones externas, sino en cultivar un entorno –tanto individual como colectivo– donde la calidad de nuestra atención sea una prioridad.