"La nueva tele de Sánchez corre el riesgo de acabar tan mal como Real Madrid TV"
Las concesiones televisivas gubernamentales a Prisa siempre han sido convulsas, pero el sainete actual amenaza con superar todos los anteriores
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Año 2025. Gobierno quiere dar nueva tele generalista a grupo de comunicación afín (Prisa). Máximo accionista de Prisa se resiste al canal porque teme perder (más) dinero y choca con los directivos del grupo cercanos al Gobierno. Guerra interna total.
Prisa y las concesiones televisivas del Gobierno, del éxito al follón, tragicomedia histórica en tres actos.
Escena 1: Maleni en Barrio Sésamo
Vista la coyuntura actual, parece oportuno recordar el bautizo de la última tele de Prisa -Cuatro en 2005- por si un hipotético nuevo canal quiere empezar con mejor pie. El grupo apostó tan fuerte por la información en Cuatro, que movió a su periodista estrella de casilla. Iñaki Gabilondo dejó Hoy por Hoy, líder histórico de las mañanas radiofónicas, para presentar los informativos del nuevo canal. El programa fundacional de Cuatro, de hecho, fue el regreso de Gabilondo a los telediarios (había sido presentador y director de Informativos de TVE cuando el 23-F). Pues bien: su vuelta al ruedo televisivo fue errática.
Habla una antigua trabajadora de Noticias Cuatro:
1) “El problema es que hicimos muy pocos pilotos. Cuando nacen una tele y unos servicios informativos, necesitas un par de meses de ensayos, pero en Cuatro fue todo muy precipitado. Además, había mucha inexperiencia televisiva, gente que venía de El País y La SER y no había visto una escaleta o un plató en su vida. Tampoco es que sea muy difícil de aprender, pero algo tienes que saber de entrada, porque las cosas técnicas de la tele pueden ser muy puñeteras. En Noticias Cuatro se mezclaron la bisoñez del equipo, los nervios de un estreno… y un Gabilondo que llevaba bastante tiempo sin hacer tele, tenía unos vicios radiofónicos increíbles, hacía radio televisada. Para colmo, a José María Izquierdo, jefe de informativos de Cuatro, que venía de El País, le dio un infarto días antes, así que empezamos descabezados. Todo se hizo deprisa y corriendo, con las delegaciones a medio montar, un poco amateur. Nos tiramos a la piscina sin saber si había agua y lo pagamos en el estreno".
2) "Como aquello era un poco tele PSOE, Gabilondo pensó que era buena idea arrancar el primer informativo del primer día de la cadena conectando con Magdalena Álvarez, ministra socialista de Fomento, que estaba a pie de accidente en Granada [una plataforma se había desplomado sobre unos obreros que construían una autovía]. De pronto, apareció en pantalla Maleni [mote de la ministra] sujetando el micro de Cuatro, como si fuera una reportera más, con una iluminación nocturna terrible (iluminada solo con la antorcha de la cámara). La ministra parecía un espectro, podía haber estado emitiendo desde la cueva de Bin Laden, que nadie hubiera notado la diferencia. También se oía fatal, recuerdo a Iñaki diciendo “ministra, ¿me oye?”, y a Maleni respondiendo “Iñaki, ¿me escuchas?”. Las empanadillas de Móstoles. Por debajo nos reímos mucho con la reportera dicharachera Maleni, porque la cosa era hilarante, pero a Iñaki no le hizo ninguna gracia. ¡Menudo estreno!”.
Una ministra socialista de reportera y una realización para olvidar… Buena metáfora de las relaciones entre Prisa, las teles y los gobiernos socialistas, no siempre bien engrasadas, entre las quejas de la derecha, los altibajos económicos y los psicodramas ideológicos. Con un último capítulo, la actual implosión interna en Prisa, que amenaza con superar en sainete a todos los anteriores.
Escena 2: Copperfield: ¡Haz tu magia!
El 4 de noviembre de 1998, David Copperfield actuó por primera vez en España, en el antiguo Palacio de los Deportes de Madrid, repleto de famosos y mundanos para ver al ilusionista que había hecho desaparecer, ejem, la Estatua de la Libertad. Dada la facilidad con que Copperfield volatilizaba personas -la traca final de su espectáculo madrileño fue la desaparición de 13 voluntarios del público, entre ellos, Jaime Martínez Bordiú, nieto de Franco- no parecía muy prudente sentarse en las primeras filas, pero Jesús de Polanco nunca tuvo miedo a nada... En efecto, en un momento del show, el mago sacó al dueño de Prisa al escenario para que le ayudara con un truco. Es bonito suponer que un sector de la derecha madrileña contuvo entonces la respiración: ¡quizá Copperfield podía culminar lo que ellos habían dejado a medias los meses anteriores! ¡Borrar del mapa a Polanco! Copperfield, ¡haz tu magia! Pero el mago David no hizo desaparecer a Polanco. ¡Otro intento frustrado! Vamos por partes.
El año anterior al show de Copperfield, el diario ABC cargó en portada contra uno de los programas de la tele de pago (Canal Plus) de Prisa, Las noticias del guiñol: “A juicio de destacados dirigentes del PP, es una burla descarada de José María Aznar y sus colaboradores, que no persigue otro objetivo que erosionar la figura del presidente del Gobierno, potenciar bajo una crítica manipulada al líder socialista Felipe González y destrozar en el seno del PSOE a los antifelipistas. Sectores cualificados del PP creen necesario responder con la puesta en marcha de un 'contraguiñol' en otro canal" [por cierto: el contraguiñol contra la tele de Prisa se llamó Vía Digital y fue un terrible sumidero de dinero].
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Pese a la sobreactuación de ABC, la influencia del Plus siempre fue más cultural y económica que política. Era un canal para minorías pudientes, con mínima programación en abierto, baja audiencia e informativos secundarios. Lo importante eran los ganchos comerciales opiáceos (fútbol, Hollywood y porno) para pasar por caja. Pese a eso, o quizá por eso, durante el aznarato, el enemigo a batir en Prisa no fue El País, sino la tele de Polanco.
En efecto, meses antes de que David Copperfield le subiera a las tablas, Polanco había estado con la mierda judicial hasta el cuello, en libertad bajo fianza de 200 millones de pesetas tras una pintoresca denuncia de tertulianos conservadores sobre los descodificadores de Canal Plus. Demanda que acabó volviéndose en contra de sus ideólogos: en su intento de emplumar a Polanco, el juez Javier Gómez de Liaño acabó condenado por prevaricación. En efecto, era en la tele donde se movía el negocio gordo, el escenario de las grandes batallas entre los bloques conservadores y progresistas de la época, de la guerra por los derechos televisivos del fútbol, al tremendo fiasco económico de la plataforma -Vía Digital- antagónica de la de Prisa, Canal Satélite Digital.
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La gran paradoja es que, tras resistir con éxito varias embestidas del bloque conservador, fue Prisa la que acabó personalmente con su negocio televisivo al pegarse un tiro en el pie: una OPA a destiempo del 100% de su conglomerado catódico (Sogecable), que generó un endeudamiento abultadísimo justo antes de la crisis económica de 2008. Deuda que, casi dos décadas después, sigue lastrando las cuentas del grupo…
Para rematar esta segunda escena, una joya de Máximo Pradera, presentador de uno de los programas más recordados del Canal Plus, Lo más plus. Además de resaltar la creatividad reinante, Pradera también explica el éxito del Plus de una manera económica despiadada: “Mira: mi padre [Javier Pradera, cerebro de El País y asesor áulico del presidente Felipe González] siempre decía lo siguiente sobre Polanco y Cebrián: "Estos hijos de puta solo trabajan bien en régimen de monopolio”. Canal Plus fue un monopolio que le regaló Felipe González a Polanco. Nombraron [de jefe] a Juan Cueto porque era una televisión novedosa, y Cueto era el arcángel de la modernidad, de la tele del futuro, pero también porque llegaron a la conclusión de que aquello era tal bicoca económica que era imposible hundirlo. Una tele de pago sin competencia… fue un regalo”.
Escena 3: Alguien tiene que hacer el trabajo sucio
El mes pasado, este periódico publicó que el ministro Óscar López se reunió en París con el mandamás de Vivendi para que la multinacional francesa, accionista de Prisa, apoyara al Gobierno en su lucha contra Joseph Oughourlian, presidente de Prisa, en rebeldía tras rechazar la nueva tele. Como Oughourlian sintió que le estaban moviendo la silla -hasta este desencuentro era uña y carne con el sanchismo- reaccionó haciendo un 155 a un artículo de El País. Atentos.
1) Feijóo pregunta a Sánchez en el Congreso por las presiones a Vivendi, pero el presidente del Gobierno se hace el loco. 2) El País pasa de puntillas por el asunto en un primer artículo. 3) Oughourlian impone la publicación de un segundo texto sacudiendo a Sánchez… firmado insólitamente por un directivo de Prisa -Jorge Rivera, director de Relaciones Institucionales- que llevaba 8 años sin publicar en El País (su anterior texto fue una entrevista a Mariano Rajoy, cuando aún era presidente, cofirmada con Antonio Caño, exdirector de El País, célebre por cortar con el PSOE sanchista durante unos meses convulsos).
Las tensiones a la vista de todos entre la propiedad y la dirección de El País han generado "bajón, malestar y desconcierto" en el rotativo, según fuentes de la redacción.
Dolor y dinero
J. F. Lamata, creador del canal La Hemeroteca del Buitre y autor de la tesis Enfrentamientos entre empresas de comunicación a través de sus medios (1977-2018), es una enciclopedia viviente de las trifulcas mediáticas en España. Hablamos con él sobre el ayer y hoy de las teles de Prisa.
PREGUNTA. Cuando se empezaron a repartir licencias televisivas en España, las empresas se mataban por ellas. Pero las cosas ya no son lo que eran. Con el mercado televisivo saturado -proliferación de plataformas- y los grandes grupos de comunicación endeudados, tener una tele ya no parece un negocio tan sexy, o al menos eso piensa el presidente de Prisa. Dicho lo cual: ¿estas tortas a mano abierta dentro de Prisa son normales?
RESPUESTA. A Joseph Oughourlian no se le puede acusar de falta de transparencia en sus intenciones, y no lo digo solo por su reciente columna en El País comparando a Sánchez con Franco, sino a que fue muy claro desde el principio con este asunto: nunca quiso la tele. En 2022, en un desayuno informativo, ya dijo que Sogecable había sido un cáncer para Prisa y que no quería saber nada de tener otro canal.
"Tener una tele nueva está muy bien, pero ¿quién pagará las facturas?"
Lo verdaderamente singular de esta pelea ha sido la rebelión de algunos directivos de Prisa contra Oughourlian, órdago finalmente aplastado. Cuando Carlos Núñez, presidente de Prisa Media, dio luz verde a la tele en una entrevista en El País, uno pensó tontamente que lo hacía porque le habían doblado el pulso a Oughourlian, pero no, al final no solo no hubo tele (de momento), sino que rodaron las cabezas de Nuñez y José Miguel Contreras [productor televisivo y asesor áulico de Pedro Sánchez, al que todos consideran cerebro gris del nuevo canal].
P. ¿Contreras y Núñez no midieron bien?
R. No parece, pero por verlo desde el lado de Contreras: cuando el accionista mayoritario de una empresa es extranjero, quizá sea lógico que el primer accionista español tenga un peso decisivo en la toma de decisiones estratégicas. Pero, claro, en Prisa se han cruzado los intereses políticos con los capitalistas, que son los que son (una deuda abultada que Oughourlian trata de reducir para recuperar su inversión). Tener una tele está muy bien, pero ¿quién pagará las facturas? Veo complicado tumbar a Oughourlian si alguien no pone mucho dinero para comprar su parte en Prisa, lo que no parece que esté ocurriendo.
P. Oughourlian y el Gobierno están ahora a matar, pero antes estuvieron de luna de miel. ¿Cuando una pareja rompe tienen la culpa los dos?
R. Alinearse con el Gobierno era algo coyuntural para Oughourlian, su objetivo siempre fue recuperar su inversión. ¿El desencuentro actual hubiera sido tan virulento si siguiera vivo Miguel Barroso? Seguramente no, porque Barroso hacía de enlace entre ambos mundos. [Miguel Barroso, muerto repentinamente el año pasado. Socio de Contreras, fontanero zapaterista y consejero de Prisa por Amber Capital, fondo de Oughourlian].
El problema -y ahí a Oughourlian no le falta razón- es que es muy difícil escuchar “nueva tele de Prisa” y no pensar inmediatamente en un pasado económicamente problemático.
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P. Porque las teles de Prisa han sido grandes negocios, pero también terribles, ¿no?
R. Prisa siempre ha tenido una relación de amor/odio con la televisión. Nadie se acuerda ya, pero, a finales de los ochenta, cuando el Gobierno de Felipe González lanzó el primer concurso para teles privadas, la primera intuición de Jesús de Polanco fue no presentarse, pensaba que iban a ser un sumidero de dinero… y no se equivocó. El viejo zorro acertó. Me explico. Con el paso del tiempo, Mediaset y Atresmedia han resultado ser grandes negocios, pero antes fueron inversiones catastróficas. Lanzadas en 1990, Antena 3 y Telecinco perdieron una millonada su primer lustro. Las teles en abierto fueron una ruina hasta que llegaron de Italia Maurizio Carlotti y Paolo Vasile, que las convirtieron en negocios redondos. Cuando Carlotti sustituyó a Valerio Lazarov como CEO de Telecinco, dijo: “Yo he venido aquí a ganar dinero”... y la gente se rio de él. Las teles privadas habían perdido tanto pasta hasta entonces que casi habían tirado la toalla, los directivos pensaban que tener una tele era como tener un periódico, podían perder dinero en los quioscos, pero lo recuperaban luego vía influencia o negocios paralelos.
P. Volviendo al Polanco que no quería una tele. Al final, la tuvo, pero con truco, ¿verdad?
R. Sí. Tras las reticencias iniciales de Polanco, Canal Plus Francia se interesó por el concurso español, y cambió el enfoque. Polanco comprendió que una tele de pago sí podía dar dinero. Aunque el plan original era adjudicar tres teles en abierto, el Gobierno de Felipe González ideó uno a la medida de Prisa, Canal Plus, que empezó a ganar dinero muy rápidamente. ¿Gracias al fútbol y al porno? Puede ser, pero el hecho es que fue un éxito. En 1997, la mayor fuente de ingresos de Prisa no eran ni El País ni la SER, sino Canal Plus.
P. Haciendo buena la intuición profética inicial de Polanco, cuando Prisa saltó por fin a la tele en abierto -Cuatro ocupó la señal del Plus por una concesión del Gobierno Zapatero- se jorobó todo rápidamente. ¿Qué pasó?
R. Podría decirse que Zapatero le hizo un favor a Prisa con Cuatro, pero, al mismo tiempo, dio otro canal a La Sexta, donde ya estaba Contreras. Aunque las dos teles tenían sintonías ideológicas, y sus directivos pensaron al principio que se llevarían bien, la competencia entre grupos acabó siendo brutal, con una nueva guerra por los derechos del fútbol.
No obstante, el problema de fondo fue otro. La opa de Prisa sobre el 100% de su negocio televisivo [pagó 2000 millones de euros por el control total de Sogecable en 2007] acabó en pesadilla, al endeudarse masivamente justo antes de la crisis financiera, que le pilló con una deuda de 5000 millones. Cuatro era salvable, pero la crisis de Sogecable se la llevó por delante -acabó siendo absorbido por Mediaset- al igual que otros activos del grupo (Telefónica, que dejó tirada a Prisa en la OPA fiasco, se hizo luego con Sogecable -actual Movistar- a precio reducido). Prisa ha sudado sangre para reducir la deuda los últimos años, motivo de Oughourlian para no meterse otra vez en el negocio televisivo.
P. Otra cosa que se entiende regular es por qué el Gobierno está peleando tanto por una nueva tele a la que no se augura ni mucha audiencia ni mucho negocio. En la actual batalla mediática, que el sanchismo ve desequilibrada, ¿cualquier conquista merece la pena por pequeña que sea?
R. Es una pregunta inevitable. ¿Qué sentido tiene meterse en una tele que podría tener, pongamos, un 3% de share? Recordemos que la fundación de La Sexta, donde estaba Contreras, fue un negocio ruinoso, que evitó la quiebra porque el Gobierno Rajoy facilitó su absorción por Atresmedia. La lógica actual de Contreras no difiere mucho de la de entonces. La Sexta fue una tele creada por proveedores -productoras como Globomedia o Mediapro- que querían su propio canal para distribuir sus contenidos. Jugar al mismo juego que los grandes operadores.
La productora de Contreras buscaría ahora algo parecido. ¿Sus accionistas perderían dinero a corto y medio plazo? Muy probablemente, pero sales al aire, consolidas una marca y quizá vengan tiempos mejores. Cuando el Gobierno afín pase a la oposición y pierda el control de TVE, quizá puedas ser su medio de referencia durante la travesía del desierto. ¿No debería hacer cubierto ese hueco La Sexta? En teoría, sí, pero las relaciones entre La Sexta y Sánchez siempre han sido tirantes y complejas, más desde que Atresmedia controla el grupo.
Por supuesto, el nuevo canal corre el riesgo de acabar tan mal como Real Madrid Televisión, una máquina de perder dinero, que solo sirve para que los tuiteros alucinen viendo a sus locutores increpando a los árbitros cuando no benefician a su equipo. Lo que quiero decir es que la posibilidad de que Tele Contreras, Tele Pedro o cómo la queramos llamar sea finalmente un mal negocio, solo útil para difundir tertulias de agitación en redes, está ahí.
Año 2025. Gobierno quiere dar nueva tele generalista a grupo de comunicación afín (Prisa). Máximo accionista de Prisa se resiste al canal porque teme perder (más) dinero y choca con los directivos del grupo cercanos al Gobierno. Guerra interna total.