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'Mi padre hablaba cada 4 años': cuando el fútbol es lo único que une a un padre y a su hijo
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estreno del documental sonora

'Mi padre hablaba cada 4 años': cuando el fútbol es lo único que une a un padre y a su hijo

En 'Mi padre hablaba cada 4 años', el nuevo documental de Sonora, el periodista Hernán Casciari acerca la historia que se fraguó con su padre merced a la pasión por este deporte

Foto: Foto: cedida.
Foto: cedida.

Hay veces en que las historias de fútbol hablan de mucho más que fútbol. La película Evasión o victoria no habla de un partido que Pelé quiere ganar, sino de la opresión nazi. La trayectoria de Maradona no habla solo de un genio con los pies, sino también de un mito caído en su descenso hasta los infiernos. El mundial de España 1982 no habla solo de 24 selecciones, sino también de la lucha de España por convertirse en un país moderno. El fútbol, en definitiva, casi siempre va mucho más allá.

Eso es precisamente lo que ocurre en Mi padre hablaba cada 4 años, el nuevo documental de Sonora en el que el periodista Hernán Casciari, a través de un relato personal, nos acerca a la particular relación que tuvo con su padre mientras vivió, todo ello con el fútbol como nexo de unión.

[Escucha aquí el documental sonoro Mi padre hablaba cada 4 años]

A Hernán Casciari no le resultaba fácil hablar con su padre. En realidad, era más bien una misión imposible. Roberto Casciari era de ideología conservadora, así que no se podía hablar de política. Nunca había leído un libro, así que tampoco se podía hablar con él de literatura o historia. Para colmo, era un hombre tímido, así que las muestras de afecto eran inexistentes. Todo esto puede definir a gran parte de los padres de aquellos años, pero había un hueco recóndito, una parcela escondida, una especie de laguna legal, en la que Roberto se transformaba: el fútbol.

Cada cuatro años, el Mundial de fútbol paralizaba al padre ante el televisor. Jugaba Argentina y era motivo más que suficiente para que toda la familia se reuniese. Esos eran los momentos que los Casciari, padre e hijo, tenían para ellos, para (intentar) estrechar una relación que, fuera de los 90 minutos, era inexistente. Y lo mejor de todo es que no solo se hablaba de fútbol; era la oportunidad para hablar de otras cosas. Sirva como ejemplo esta conversación durante un Polonia-Alemania de 1978:

Roberto: ¡Vení Hernán!
Hernán: ¿Qué pasa, papi?
Roberto: Va a empezar Polonia-Alemania. Estos estuvieron en guerra, ¡se van a cagar a patadas!

No era el único tema de conversación. Cuando el balón empezaba a rodar, Roberto Casciari hablaba de genética, de espionaje, de su hijo, del futuro...

Roberto: ¿Ves? Dos gemelos en el mismo equipo: cuando pasa eso, estamos viendo a la selección de Holanda.
(...)
Roberto: Mañana nos vamos a Rosario a ver a Argentina, así que abrigate, que va a estar fresco.
Chichita [madre de Hernán]: ¡Ni en pedo vas a llevar a la criatura a Rosario! ¡Están diciendo por todos lados que los guerrilleros van a poner bombas a la salida de la cancha, Roberto!
Roberto: Qué van a poner esos patasucia... No sirven ni para espiar.
Chichita: ¿”Qué van a poner”? ¿Vos escuchás lo que dicen las radios de Uruguay? ¿Lo que dicen que está pasando acá?
Roberto: Gorda, tengo un solo hijo varón, y tiene siete años. Es su primer Mundial con uso de razón... Y justo tenemos un Mundial a 200 kilómetros de casa...

Foto: Imagen: El Confidencial.

A lo largo de seis episodios centrados cada uno en un Mundial, empezando por el de Alemania en 1974 y concluyendo en Estados Unidos 20 años después, Hernán Casciari hace un retrato cariñoso pero inclemente de su padre, un hombre irremediablemente de su época. Lo mejor de Mi padre hablaba cada 4 años es que, en este relato, hay mucho más de lo que parece: hay fútbol, hay política, hay filosofía, hay unión familiar y, ante todo, hay una unión, por muy efímera que sea, entre un padre y un hijo.

Todo ello en un formato que para Casciari, acostumbrado a la letra impresa, ha sido un regalo: "Es un lujo como escritor", nos cuenta. "Acostumbrados a que en la caja de herramientas solo haya comas, puntos y signos de exclamación, de repente encuentras herramientas nuevas: notas de flashbacks, vientos que proponen elipsis, personajes que cambian de ambientes y, sobre todo, las voces de tus criaturas golpeando en la cabeza del lector. Porque al lector le das un superpoder: de repente puede leer con los ojos cerrados".

Si te gusta el fútbol, te gustará Mi padre hablaba cada 4 años. Si no, también.

Hay veces en que las historias de fútbol hablan de mucho más que fútbol. La película Evasión o victoria no habla de un partido que Pelé quiere ganar, sino de la opresión nazi. La trayectoria de Maradona no habla solo de un genio con los pies, sino también de un mito caído en su descenso hasta los infiernos. El mundial de España 1982 no habla solo de 24 selecciones, sino también de la lucha de España por convertirse en un país moderno. El fútbol, en definitiva, casi siempre va mucho más allá.

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