Polvorín en los quioscos por el 'roto' en las cuentas tras la huelga de repartidores

Los efectos de la huelga de repartidores de prensa todavía colean. Después de un verano para olvidar en las grandes editoras, los quiosqueros llevan semanas negociando con Boyacá, la empresa distribuidora, una compensación económica por las pérdidas derivadas del paro patronal de este verano.

Según explican fuentes del sector, la Agrupación Nacional de Vendedores de Publicaciones (ANVP) envió hace días a Boyacá una propuesta en la que calculó unas pérdidas que oscilaban entre los 600 y los 1.500 euros en función del quiosco. Este martes, la empresa distribuidora ha contestado a los quiosqueros con una oferta mucho menor en la que ofrece una compensación de unos 100 euros por asociado, lo que en la práctica supondría un desembolso total de 4.000 euros.

La propuesta ha sido recibida con indignación por parte de la citada agrupación, que ha calculado que el coste global debería ascender a unos 50.000 euros. Por su parte, Boyacá considera que esta cifra es excesiva y no se corresponde con el impacto real que tuvo el paro patronal. Tras casi dos meses de negociaciones, en el entorno de los afectados admiten que la posibilidad de acabar en los tribunales es cada vez más real.

El parón de los repartidores, que se extendió durante doce días, afectó a los cerca de 1.500 puntos de venta de la Comunidad de Madrid

Así las cosas, la ANVP tiene previsto reunirse este jueves con la Asociación de Vendedores Profesionales de Prensa de Madrid (AVPPM) para sondear su posición y, si fuera necesario, coordinarse de cara a posibles acciones legales contra Boyacá.

El parón de los repartidores, que se extendió durante 12 días, afectó a los cerca de 1.500 puntos de venta distribuidos por toda la Comunidad de Madrid. Según señalaron los quiosqueros, cada día de huelga generó un 'roto' de 250 euros en sus cuentas.

El origen del problema estaba en los contratos de los 240 repartidores autónomos de la compañía. El pasado 30 de agosto expiraban los contratos y la compañía anunció su intención de prescindir de 130 personas (más del 50% de la plantilla) y rebajar un 55% la remuneración diaria, que era de unos 200 euros por repartidor.

Con estas condiciones, cada repartidor estaba ingresando al mes unos 4.300-4.500 euros, si bien a esa cifra hay que descontarle una batería de gastos que incluye la cuota de autónomos a la Seguridad Social, la gasolina, la compra de la furgoneta de reparto, los seguros y cualquier otro imprevisto derivado del trabajo. Boyacá consideraba que estas condiciones eran "privilegiadas" y estaban alejadas de la actual situación del mercado.

Finalmente, el pasado 21 de septiembre, ambas partes lograron encarrilar la situación y pusieron fin a un conflicto que incluso llevó a las grandes editoras a lanzar un SOS al Gobierno, como reveló este diario. Ahora, solo falta que los quiosqueros alcancen un acuerdo con la distribuidora, algo que hoy por hoy parece que se resolverá en los tribunales. El Confidencial ha intentado ponerse en contacto con Boyacá en varias ocasiones sin obtener respuesta al cierre de esta información.