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Su última gran operación: la transformación de la teleco en un gigante televisivo
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TRAS LA COMPRA DE DIGITAL+ A PRISA

Su última gran operación: la transformación de la teleco en un gigante televisivo

César Alierta se ha embarcado en los últimos años en la creación de un gigante audiovisual de pago en español. El primer paso fue la compra de Digital+

Foto: César Alierta, en una imagen de archivo. (EFE)
César Alierta, en una imagen de archivo. (EFE)

La Telefónica que hereda José María Álvarez-Pallete tras 16 años de 'legado Alierta' poco o nada tiene que ver con la operadora que empezó a dirigir el empresario zaragozano. No en vano, su última gran operación ha consistido en la evolución lógica de la antigua telecoen un nuevo gigante mediático y televisivo que se apoya en los contenidos 'premium', las películas de estreno y el fútbolcomo palanca de todo su negocio. La estrategia del 'cuádruple play' impulsada con Movistar+ o la conversión en una única oferta de los servicios de telefonía fija, acceso a internet, televisión digital y telefonía móvil. El futuro de una compañía ya no se puede entender sin la baza de la televisión.

Es en esta clave en que Alierta se embarcó en los últimos años en la compra de la antigua Digital+ al grupo Prisa de Juan Luis Cebrián. Con el objetivo de convertirse en el gigante de la televisión de pago en español y con la vista puesta en la expansión por Latinoamérica. Así de claro lo dijo el propio Alierta durante la presentación de los resultados de Telefónica de 2014, poco antes de que se cerrara definitivamente la compra de Canal+: “Telefónica quiere ser la mayor cadena de televisión de pago en español en el mundo. La manera de defender la cultura española va a ser la televisión de pago y quien tiene la capacidad de hacerlo es Telefónica. No vamos a desaprovechar una oportunidad histórica (...). Esto está muy bien visto en América Latina, que quiere televisión de pago en español, y quien la puede hacer es Telefónica, que es latina de arriba abajo”.

Por ese camino avanza. En la actualidad, la compañía cuenta con 4,5 millones de clientes de televisión de pago (sobre todo, servicios de vídeo bajo demanda) en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Perú y Venezuela, a través de diferentes plataformas tecnológicas. Países a los que se sumarán de forma escalonada y durante este año otros siete nuevos mercados: Ecuador, Uruguay, Panamá, Costa Rica, El Salvador, Guatemala y Nicaragua.

La compra de Digital+ se cerró en abril del año pasado en 724 millones de euros con la aprobación de las autoridades de Competencia, que impusieron, eso sí, fuertes condicionantes para que Movistar+ no tenga exclusividad en los contenidos que adquiera durante los próximos ejercicios. Porque ese es, precisamente, otro de los grandes cambios que ha experimentado Telefónica en estos últimos meses: su incursión en el mercado de los derechos audiovisuales, talonario en mano, y la pugna abierta -y siempre latente- con el principal postor del sector, la productora Mediapro, que dirigen los catalanes Jaume Roures y Tatxo Benet.

Con la compra de su propia televisión, Alierta ha logrado controlar el 70% del mercado de pago de España, convirtiéndose en un verdadero gigante. Con estas credenciales, y con su potente músculo financiero, la operadora se hizo el año pasado con los derechos de la Liga de fútbol para la actual temporada, previo pago de 600 millones de euros al organismo que preside Javier Tebas. Fue el primer asalto de envergadura de la nueva Telefonica en el mercado de los contenidos 'premium'.

Sin embargo, los problemas empezaron a amontonarse muy poco tiempo después. En cuanto la guerra del fútbol con Roures se fue calentando en torno a los partidos de la Champions, primero, ydespuéscon los derechos de las próximas tres temporadas de Primera, repartidos en lotes entre Telefónica y la productora catalana a través de sus canales de beIN.

Precisamentea la incapacidad de Movistar+ para hacerse con la Liga de Campeones en la primera ronda de negociaciones siguió lasalida de uno de los directivos históricos de Telefónica, Luis Velo, responsable hasta junio del año pasado del área de contenidos. Un problema que, además y a la postre, enfrentó a Telefónica con sus propios abonados, que permanecieron en la incógnita durante varios meses y sin saber si tendrían acceso a la competición europea desde sus propios hogares. Un terreno especialmente sensible a las críticas de los consumidores y proclive a la fuga de abonados en busca de las ofertas a la baja tanto de Vodafone como de Orange.

La reestructuración del área audiovisual de Telefónica sirvió para poner al frente de Movistar+ a Luis Blasco,hombre de la máxima confianza de César Alierta y con dilatada experiencia en su currículo, como presidente de Telefónica Argentina y expresidente del consejo de administración de Antena 3. Sea como fuere, la paz con Mediapro se firmó finalmente en enero de este año, aun cuando parecía que todos los puentes entre ambas partes estaban rotos.

Telefónica ha acabado pagando a Roures 2.400 millones de euros para poder tener todos los partidos de la Liga, la Champions y la UEFA en su oferta de televisión durante los próximos tres años a través de beIN. Un último golpe de talonario que ha vuelto a evidenciar que la llegada de Telefónica no ha cambiado nada en lo que siempre ha sido la burbuja de los derechos del fútbol. Una burbuja con la que, a partir de ahora, tendrá que lidiar el sucesor de Alierta, José María Álvarez-Pallete.

La Telefónica que hereda José María Álvarez-Pallete tras 16 años de 'legado Alierta' poco o nada tiene que ver con la operadora que empezó a dirigir el empresario zaragozano. No en vano, su última gran operación ha consistido en la evolución lógica de la antigua telecoen un nuevo gigante mediático y televisivo que se apoya en los contenidos 'premium', las películas de estreno y el fútbolcomo palanca de todo su negocio. La estrategia del 'cuádruple play' impulsada con Movistar+ o la conversión en una única oferta de los servicios de telefonía fija, acceso a internet, televisión digital y telefonía móvil. El futuro de una compañía ya no se puede entender sin la baza de la televisión.

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