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La TV pública claudica y acepta un debate de tercera con la audiencia por los suelos
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TVE YA NO ES REFERENCIA INFORMATIVA en campaña

La TV pública claudica y acepta un debate de tercera con la audiencia por los suelos

Los grandes partidos pasan de Televisión Española mientras las privadas marcan la agenda informativa con el debate a cuatro. Otro ejemplo del progresivo deterioro del valor de la cadena pública

Foto: Debate electoral celebrado este miércoles en RTVE. (EFE)
Debate electoral celebrado este miércoles en RTVE. (EFE)

En esta campaña electoral, a Televisión Española (TVE) ni está ni se la espera. O, mejor dicho, solo se cuenta con ella para que Mariano Rajoy y Pedro Sánchez se sumen al efecto arrastre que tiene Bertín Osborne en su programa. Y un ejemplo de ese progresivo deterioro en el que ha caído la pública en su principal valor intangible, el de ser referencia informativa en los grandes acontecimientos que marcan la vida de un país, se pudo visualizar ayer, de forma más clara que nunca, con el debate a nueve conducido por Julio Somoano. Un formato de tercera categoría en el que los partidos no se molestaron siquiera en enviar a sus principales cabezas de cartel, que en un principio se iba a emitir de madrugada hasta que la Junta Electoral obligó a adelantarlo a un horario de 'prime time' y que, además, llega después de que TVE haya permitido que una cadena privada, el grupo Atresmedia, haya marcado la agenda de la semana apuntándose el tanto del debate a cuatro.

Con estos ingredientes, Julio Somoano poco podía hacer para levantar el interés en torno a un formato que nace muerto desde el origen. Sin que la pública haya logrado hacer comprender a los cuarteles generales de PP y PSOE, sobre todo, el valor de cuidar al servicio público en esta coyuntura. Pero el valor de este debate a nueve como ejemplo del deterioro progresivo de TVE va más allá, y hay que buscarlo detrás de las cámaras. El programa se tuvo que grabar en los estudios de Adisar Media que TVE alquila en Villaviciosa de Odón desde que abandonó su factoría de los Estudios Buñuel y sin que, a día de hoy, haya platós disponibles para un programa de estas dimensiones ni en Torrespaña, sede de los servicios informativos, ni en Prado del Rey, su principal centro de producción.

Una imagen vale más que mil palabras. Y en este caso, mejor que nunca. El escaso interés mostrado por los partidos hacia TVE (Bertín al margen) se traduce en los representantes elegidos por cada formación para defender sus ideas. Salvo honrosas excepciones, como Alberto Garzón (Unidad Popular-Izquierda Unida) o Andrés Herzog (UPyD), que no han tenido hueco en ningún otro debate, el resto de los partidos con representación nacional han optado por políticos de segunda o tercera división.

En nombre del Partido Popular, acudió Pablo Casado, que se presenta como número uno por Ávila y, además, ostenta el cargo de vicesecretario de Comunicación. El PSOE delegó la cita en Antonio Hernando, número tres de la candidatura del partido por Madrid, el mismo puesto que ocupa la representante de Ciudadanos, Marta Rivera, desconocida para el gran público. Por último, en lugar de Pablo Iglesias, considerado el vencedor del debate de Atresmedia, Podemos delegó en su número dos, Íñigo Errejón. El cóctel lo completaban Miguel Puig (Democràcia i Llibertat), Montse Surroca (Unió) y Aitor Esteban (PNV). Ante la escisión de los nacionalistas catalanes, RTVE optó por ser salomónica y dividir el tiempo de intervención que correspondería a la antigua CIU entre las dos almas separadas en Democràcia i Llibertat y Unió.

A lo largo de la tarde de ayer, la Junta Electoral estimó la solicitud de UPyD de modificar la hora de emisión del debate por considerar que la celebración de dicho encuentro ha de servir de medida compensatoria frente a la emisión del debate del próximo lunes en el que solo participarán Mariano Rajoy y Pedro Sánchez. Un debate que, por cierto, producirá la Academia de la Televisión y sin ningún tipo de participación por parte de TVE, que se limitará a reproducir la señal generada por el equipo de Manuel Campo Vidal.

La decisión de la junta obligó a invertir la parrilla y relegar al 'prime time' el programa de Bertín Osborne con el jurado de 'MasterChef' como invitado. Una decisión que invita a pensar que el resultado ayudará poco a remontar los pésimos datos de audiencia que arrastra la cadena desde hace meses y que marcó un mínimo en noviembre al perder, por primera vez, las dos cifras de 'share'. Con la audiencia por los suelos, una vez más, esta imagen vale más que mil palabras.

En esta campaña electoral, a Televisión Española (TVE) ni está ni se la espera. O, mejor dicho, solo se cuenta con ella para que Mariano Rajoy y Pedro Sánchez se sumen al efecto arrastre que tiene Bertín Osborne en su programa. Y un ejemplo de ese progresivo deterioro en el que ha caído la pública en su principal valor intangible, el de ser referencia informativa en los grandes acontecimientos que marcan la vida de un país, se pudo visualizar ayer, de forma más clara que nunca, con el debate a nueve conducido por Julio Somoano. Un formato de tercera categoría en el que los partidos no se molestaron siquiera en enviar a sus principales cabezas de cartel, que en un principio se iba a emitir de madrugada hasta que la Junta Electoral obligó a adelantarlo a un horario de 'prime time' y que, además, llega después de que TVE haya permitido que una cadena privada, el grupo Atresmedia, haya marcado la agenda de la semana apuntándose el tanto del debate a cuatro.

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