Giménez Barriocanal, presidente de COPE: “Quitando crucifijos, el pueblo no vive mejor”

Católico ilustrado y padre de cinco hijos, Fernando Giménez Barriocanal tiene una cierta idea del mapa de los medios en España por mor de la responsabilidad que los obispos españoles le encargaron hace ya algunos años como presidente de la Cadena COPE, en donde acabar de cerrar el fichaje de Carlos Herrera como estrella principal de la próxima temporada radiofónica.

Profesor titular de Economía Financiera y Contabilidad de la Universidad Autónoma de Madrid y vicesecretario general de Asuntos Económicos de la Conferencia Episcopal, Barriocanal es, como castellano ejerciente, hombre de hechos más que de palabras.

PREGUNTA:¿Por qué la Iglesia tiene que estar presente en los medios de comunicación?

RESPUESTA:Muy sencillo. La Iglesia a lo largo de sus más de veinte siglos de existencia siempre estuvo en la cultura, en la transmisión de ideas y de conocimientos. Los monasterios salvaron la cultura en toda Europa y las catedrales son otra prueba más de la presencia cristiana en el mundo. La Iglesia católica tiene que estar con la gente, con el pueblo, y tiene que tener la posibilidad de transmitir su mensaje evangélico y sus valores. No para pontificar pero sí para proponer su forma de relacionarse y vivir en el mundo. Está en todo su derecho.

P.:¿Y qué aporta Carlos Herrera a un medio como la COPE?

R.:Hemos fichado a Herrera porque es el mejor. En esta casa aspiramos a tener a los mejores y él es el último gran comunicador de la vieja escuela. Nosotros no concebimos los medios para ganar dinero, sino para sostener un proyecto social. ¿Acaso los pobres no tenemos derecho a nada?

Carlos viene a consolidar la “revolución COPE”, que está impregnada de un ideario meridiano y claro. Puedo decirle que hemos transformado el sonido de COPE haciéndolo mucho más homogéneo y coherente con ese ideario del que le hablaba.

“No concebimos los medios para ganar dinero sino para sostener un proyecto social“

P.:Usted ha sido también uno de los que con más dureza ha criticado que el duopolio televisivo impida el desarrollo de cadenas como 13 TV…

R.:El actual duopolio televisivo en España cercena cualquier posibilidad de que surja una alternativa con garantías de permanencia y consolidación. No sólo en lo que respecta a la concesión y adjudicación de canales, sino también en lo referente a la comercialización. Es imprescindible un cambio de regulación urgente.

P.: ¿Estáusted de acuerdo en que, en este campo de los medios de comunicación, sigue dándose una cierta superioridad moral de la izquierda?

R.:En la izquierda hay una concepción general de la sociedad respecto a la familia, la educación o la libre iniciativa que está muy clara. El centro derecha no tiene unproyecto nítido de sociedad, como se ha podido ver en los proyectos educativos planteados en las dos ocasiones en las que ha gobernado el Partido Popular.

Sin embargo, han llegado otros con la idea explicitada de que quieren cambiar el modelo de sociedad mediante leyes reduccionistas y, al mismo tiempo, controlando los medios de información como elementos claves de su proyecto. Es lo que yo llamo “la revolución oculta”. Utilizan estas dos palancas para hacer una sociedad distinta.

Por ejemplo, si un miembro de la Iglesia hace juicios acerca de determinados aspectos de la organización social o de las costumbres (aborto o matrimonio homosexual, entre otros) hay medios de la izquierda que lo machacan sin miramientos. ¡Lo podemos ver todos los días!

P.:Cómo católico, ¿cómo valora la gestión que está llevando a cabo el Papa Francisco?

R.:Francisco conecta con la gente más humilde en todo el mundo y predica el mismo Evangelio de hace más de 2.000 años. Otra cosa es que los medios se fijen en las anécdotas sin ir al fondo de su mensaje. El Papa se rebela contra la injusticia y la pobreza, pero en el contexto de Jesucristo. Consigue que se hable de la Iglesia, pero lo sustancial continúa invariable, como no puede ser de otro modo. ¡Una bendición Francisco! No sólo para los católicos, sino para toda la sociedad mundial.

P.:Sin embargo, esa imagen de la Iglesia como fuerza poderosa sigue existiendo…

R.:Mire, hay 13.000 misioneros españoles en las partes más míseras del mundo dando su vida en los cinco continentes y llevando la Marca Españapor doquier. A Algunos se les llena la boca hablando de los pobres, pero no les veo trabajando por ellos desinteresadamente. En España, la Iglesia tiene 8.400 centros asistenciales. Es decir, unos hablan y otros dan de comer.

Además, el progresismo es precisamente ayudar con hechos, no las chorradas de “caverna” o cosas similares con las que, en ocasiones, nos epitetan. Hay gente empeñada en destruir los pilares básicos de nuestra sociedad, que son la libertad, la democracia o la libre iniciativa. Los que nos llaman retrógrados y antiguos son los mismos que quieren imponer el pensamiento único. Los españoles deben saber que la Iglesia católica les ahorracasi 3.000 millones de euros con sus centros educativos y más de 20.000 con sus obras asistenciales.

P.:Y los cargos eclesiásticos viven, precisamente, como “curas”...

R.:Los sacerdotes y los obispos viven decorosamente, sin ningún lujo. Un obispo gana 1.200 euros al mes y un sacerdote, entre 800 y 900. Que los lectores juzguen por sí mismos.

“Habrá, al menos, seis años de crecimiento sostenido si nadie lo estropea“

P.:¿Qué opina de gestos antirreligiosos que han manifestado ya algunos de los cargos públicos recién llegados a determinadas instituciones?

R.:Ni una ciudad, ni una comunidad autónoma ni un país se gobiernan con gestos como quitar un crucifijo. Los ciudadanos no van a vivir mejor atacando las ceremonias religiosas ni sus símbolos. Los ciudadanos quieren dirigentes que les den soluciones a sus problemas, no que se dediquen a dividirlos y confrontarlos. En todo caso, hasta ahora son gestos de cara a la galería.

P.:Usted es profesor de Economía. ¿Cómo ve la situación económica a día de hoy?

R.:Los próximos años, España tiene un futuro económico envidiable. Por la estabilidad de precios, por la reducción de costes laborales, por el ahorro energético y porque las familias han reducido mucho su deuda. Si nadie lo estropea, claro. Habrá, al menos, seis años de crecimiento sostenido. Insisto: si nadie lo estropea y la inestabilidad política no se instala aquí. Será decisivo lo que ocurra en las próximas elecciones generales.