Rajoy huye de la prensa: apenas realiza la mitad de las entrevistas programadas
Entre plasmas y vídeos enlatados, el Gobierno no cumple con los hitos que cada año se marca en términos de entrevistas y ruedas de prensa.
Corría el 2 de febrero y, con el caso Bárcenas en plena ebullición, el Partido Popular convocaba a los medios para una rueda de prensa sin preguntas. El evento se resolvía con los periodistas en una sala y la imagen del presidente del Gobierno en una televisión de plasma. Meses después, el Ejecutivo certificaba la validez del modelo e incluso lo superaba. Con el referéndum sobre la independencia escocesa finalizado, Rajoy valoraba la consulta con un ‘vídeo enlatado’ remitido a los medios de comunicación. Una dinámica que, a final de ejercicio, tiene su impacto negativo en los hitos que cada año se plantea la Secretaría de Estado de Comunicación.
Y es que según consta en la documentación que acompaña a los Presupuestos Generales del Estado para 2015, el Ejecutivo no cumplirá este año ni de lejos con las previsiones de entrevistas y comparecencias públicas programadas para el ejercicio dentro de sus objetivos de coordinación de política sobre medios de comunicación. Los números son claros. No en vano el Ejecutivo aspiraba a organizar 150 ruedas de prensa este año y, a fecha de presentación de las cuentas públicas, sólo prevé cerrar el año con 66. Al menos así consta en el programa de cobertura informativa que elabora el Ministerio de Presidencia y que incorpora otros guarismos.
Por ejemplo, el Gobierno también se fija metas respecto a las “entrevistas y declaraciones del presidente a medios nacionales e internacionales”. En concreto, la estimación para 2014 se iba a los 170 contactos con medios de comunicación. Lamentablemente, la previsión de cierre de ejercicio deja esa cifra en la mitad, en tanto Mariano Rajoy sólo afrontará 85 encuentros con prensa, radio o televisión. Pese a lo lejos que Presidencia se quedará de las metas inicialmente fijadas, la hoja de ruta para 2015, a la sazón año electoral, se mantiene. Esto es, el líder popular debería realizar 170 entrevistas o declaraciones y alcanzarse las 150 conferencias de prensa.
En este sentido, sorprende la contumacia del Ejecutivo, ya que no es el primer año que se queda a años luz del target marcado a principios de año. Sin ir más lejos, allá por el año 2013 aspiraba a celebrar 200 ruedas de prensa y apenas acogió 111 al final del ejercicio. Del mismo modo, se marcaron al presidente otras 200 interacciones con los medios de comunicación y apenas terminaron realizándose 100. El programa, que agrupa los gastos relacionados con las actividades de portavocía del Gobierno, consigna como objetivo genérico “informar a la sociedad sobre la acción del Gobierno y servir a la difusión de la imagen de España en el exterior”.
Por si fuera poco, es muy probable que la previsión de ejecución para este 2014 termine empeorando cuando se cierre del ejercicio. Basta ampliar la fotografía y consignar cómo Presidencia anticipaba, al presentar los Presupuestos Generales del Estado para este año, una previsión de ejecución para 2013 muy hinchada respecto al resultado final. Y es que el Ministerio esperaba entonces alcanzar las 150 ruedas de prensa y las 165 entrevistas, sobre las 200 presupuestadas. Vista la evolución final, parece que los datos están bañados de voluntarismo y falta de fiabilidad. Son un brindis al sol.
La crisis del ébola
El Gobierno ha afrontado en las últimas semanas crisis que han llevado al límite su política de comunicación. No en vano la admisión de esa falta de cumplimiento de los objetivos informativos por parte del ministerio de Soraya Sáenz de Santamaría se produjo días antes de que trascendiera el contagio de ébola de la auxiliar de enfermería Teresa Romero. Un trance que ha obligado al Ejecutivo a un esfuerzo de información y transparencia no precisamente alabado por todas las fuerzas políticas. Sin ir más lejos, el líder del PSOE, Pedro Sánchez, no dudó en reclamar información diaria sobre la evolución de la crisis y en criticar la falta de coordinación escenificada.
Aunque la número dos de Rajoy tomó las riendas de la situación de manera fehaciente -como cabeza visible del comité especial creado ad hoc- cinco días después de que se hiciera oficial el contagio, le cabe desde el primer momento toda la responsabilidad en política mediática. Una atribución que le concede la normativa en vigor a través de la Secretaría de Estado de Comunicación. Queda detallado en el citado programa presupuestario, que cada año hace hincapié en que el Ministerio de la Presidencia cuenta entre sus misiones con “el establecimiento de las prioridades informativas del Gobierno y la difusión de los argumentos que justifican sus políticas, en coordinación con los ministerios”. Desde el punto de vista cuantitativo, al menos, los números no salen.
Corría el 2 de febrero y, con el caso Bárcenas en plena ebullición, el Partido Popular convocaba a los medios para una rueda de prensa sin preguntas. El evento se resolvía con los periodistas en una sala y la imagen del presidente del Gobierno en una televisión de plasma. Meses después, el Ejecutivo certificaba la validez del modelo e incluso lo superaba. Con el referéndum sobre la independencia escocesa finalizado, Rajoy valoraba la consulta con un ‘vídeo enlatado’ remitido a los medios de comunicación. Una dinámica que, a final de ejercicio, tiene su impacto negativo en los hitos que cada año se plantea la Secretaría de Estado de Comunicación.