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Lluvia de críticas internas en RTVE por la cobertura del 11-M y el caos en la parrilla
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los sindicatos se exasperan y piden dimisiones

Lluvia de críticas internas en RTVE por la cobertura del 11-M y el caos en la parrilla

Las estrecheces económicas y los problemas para manejar la plantilla no son los únicos problemas que tiene sobre la mesa Leopoldo González-Echenique.

Foto: El presidente de la Corporación RTVE, Leopoldo González Echenique. (EFE)
El presidente de la Corporación RTVE, Leopoldo González Echenique. (EFE)

Las estrecheces económicas y los problemas para manejar la plantilla no son los únicos problemas que tiene sobre la mesa el jefe de RTVE, Leopoldo González-Echenique. Los sindicatos, moderados en las últimas fechas tras el acuerdo alcanzado con la Dirección para mantener el empleo hasta 2015, parecen haber olido la sangre y han arreciado esta semana con comunicados varios en los que cuestionan desde el tratamiento informativo del 11-M hasta el propio diseño de la programación, pasando por la capacidad del propio equipo directivo. Todo un indicativo de la sensación límite que se vive en la casa, con el liderazgo del presidente en cuestión.

El más duro de los reproches enlaza con el trato que la cadena pública dispensó a los sucesos de Madrid y cómo decidió emitir el especial de Informe Semanal titulado 11-M, diez años después. “Corrales, Flórez y Somoano no creyeron que mereciera la pena emitirlo en prime-time –expone el Sindicato Independiente (SI) en referencia a los responsables de la cadena–. Un monográfico, un programa especial de marcado servicio público sobre el peor atentado terrorista de la historia de nuestro país, sólo mereció para la Dirección de RTVE el ‘late-night’. La memoria a quienes honraba el programa era menos importante, a nivel de programación, que la película del sábado, y todo por un miserable 8,9% de share, que es lo que obtuvo el cine”.

Y continúa sin ambages, pidiendo con inusitada crudeza la salida de los gestores de la televisión pública. “En una empresa sin rumbo, sin proyecto, donde todo se centra en llegar al 10% de share en La 1, programas como Informe Semanal sobran. Es el momento de Uno de los nuestros, de Mira quién baila, Letris, El pueblo más divertido, Generación rock… Es el momento del fracaso frente a la apuesta de futuro, es el momento de los mediocres, de los inútiles, de los incapaces. Es el momento de una Dirección que está hundiendo poco a poco RTVE. Los responsables de tantos errores deberían dimitir o marcharse”.

Como publicó El Confidencial, las críticas internas no son las únicas que han aflorado sobre la Corporación en los últimos días. Los propios políticos populares, diputados incluidos, no dudan en criticar abiertamente el tratamiento informativo que reciben los temas del partido en la televisión pública. Las listas de agravios son interminables si se tiene tiempo para escuchar. Como telón de fondo, la certeza de que Echenique no es uno de los suyos. En el fondo, su perfil técnico –ajeno al mundo audiovisual pero también a las intrigas políticas– le aleja de una sensibilidad partidista que tradicionalmente se supone por parte del que nombra. Claro que el actual presidente es una designación de la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría.

De gordos, grasa y la Semana Santa

El sentimiento expresado por el SI es compartido por UGT, que carga contra el director de TV, Ignacio Corrales, por sus propuestas para la parrilla, la última un reality show sobre adelgazamiento. “El Sr. Corrales debe irse ya, tiene que ser cesado y marcharse en compañía de tanto directivo con ‘talento’ que dirige los destinos de TVE a un desastre anunciado”, expone el sindicato, que pide a los responsables de la casa que eliminen otro tipo de grasa. “Es tal la incompetencia del señor Corrales que necesita de un director adjunto, y ahora también de un asesor. (…) Tres personas para no llegar a un 10% de share, para condenarnos a audiencias de un solo dígito con más de 50 externos que nos salen por la friolera de cuatro millones de euros”, remata la central.

La tesis de fondo que mantiene el sindicato es que se está dejando caer la audiencia con la intención de avalar las contrataciones de productoras externas. Más allá de lo extremo del argumento, lo cierto es que las denuncias que se deslizan en el seno de la Corporación apuntan a prácticas poco claras. Por ejemplo, el sindicato USO tampoco se quedaba atrás ayer y criticaba que TVE vaya a retransmitir las procesiones de la Semana Santa de Zamora con la señal facilitada por televisiones locales. Una situación que, según expone, se justifica porque la Dirección estima que la tasa de producción alcanza los 200.000 euros. “Si los equipos técnicos los tenemos, si los trabajadores cobran sus salarios, ¿de dónde se sacan que necesitan 200.000 euros?”, se pregunta el sindicato.

Ante este aluvión y pese a la demanda de explicaciones, González-Echenique no mueve ficha por ahora. “No es una situación fácil. Soraya tiene claro desde el principio que no quiere despidos y Montoro, que no hay un euro más”, exponen fuentes conocedoras de la situación. Dos líneas rojas que complican la gestión del día a día y el mantenimiento de la audiencia pero que, según otras fuentes de la casa, no debería ser suficiente para justificar la falta de hoja de ruta que transmite la cúpula de la Corporación y perciben los sindicatos. “El presidente está nervioso”, subrayan estas fuentes, asegurando que no habrá cambios entre los mandos y que, de morir, Echenique lo hará con el equipo que actualmente controla los destinos de la casa. Eso si los sindicatos y las auditorías le dejan.

Las estrecheces económicas y los problemas para manejar la plantilla no son los únicos problemas que tiene sobre la mesa el jefe de RTVE, Leopoldo González-Echenique. Los sindicatos, moderados en las últimas fechas tras el acuerdo alcanzado con la Dirección para mantener el empleo hasta 2015, parecen haber olido la sangre y han arreciado esta semana con comunicados varios en los que cuestionan desde el tratamiento informativo del 11-M hasta el propio diseño de la programación, pasando por la capacidad del propio equipo directivo. Todo un indicativo de la sensación límite que se vive en la casa, con el liderazgo del presidente en cuestión.

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