TVE abona taxis y comidas a gogó en los reinos de taifas de los corresponsales
El informe del Tribunal de Cuentas sobre la RTVE de la era Zapatero revela, en cuanto a las corresponsalías, un descontrol en el gasto mayúsculo
El informe del Tribunal de Cuentas sobre la RTVE de la era Zapatero publicado esta semana pone patas arriba la Corporación. Y alentaría explicaciones de los administradores antiguos –por las prácticas permitidas durante su gestión– y de los nuevos –por si estas se mantienen–. Solo las irregularidades que el órgano fiscalizador advierte en las corresponsalías de la televisión pública revelan un descontrol en el gasto mayúsculo, que contradice las demandas de poco presupuesto formuladas de forma recurrente por los capos de la casa. Esto es, hay mucho margen para el ahorro.
Al menos eso se desprende de, por ejemplo, el desempeño de plazas como Nueva York. “Está previsto en la normativa interna que excepcionalmente se puedan pagar comidas o cenas en la ciudad sede de la corresponsalía, cuando se realicen horarios superiores a la jornada habitual y estén debidamente justificados –se expone en el informe, que analiza los gastos de esta sede durante el año 2010–. Esta corresponsalía pagó sistemáticamente todas las comidas de los cuatro empleados, todos los días laborales del año, incluyendo en algunos casos la cena –en total unas 800 comidas y cenas, por un importe de 5.637 euros–”.
Y remata: “Cabe señalar que el horario diario justificado para tener derecho a la comida se encontraba, en la mayoría de los casos, dentro del horario normal de trabajo de siete horas diarias, lo que no daría derecho a cobrar la comida. A veces se justificó incluso un horario inferior a la jornada normal de trabajo y hubo días en que no coincidió el horario justificado por ningún miembro del equipo”. Por si fuera poco dispendio, se abonó sin necesidad una indemnización de 60.000 dólares a un trabajador que había llegado a la edad de jubilación. El Tribunal analizó todos gastos realizados en dicha corresponsalía, ascendiendo estos en el año a 588.000 euros, casi 100 millones de las antiguas pesetas.
No le fue a la zaga Moscú, donde se analizaron desembolsos por importe de 293.000 euros correspondientes al año 2011. Tampoco había reparos a la hora de abonar cenas. “Esta corresponsalía, al igual que sucedía con la de Nueva York, pagaba sistemáticamente todos los días la comida a sus empleados. Así, ha pagado unas 960 comidas a sus empleados en el ejercicio 2011, por un total de 6.641 euros. En las relaciones mensuales en las que se debía haber justificado la excepcionalidad de estos pagos, se incluyeron prácticamente todos los días del mes, sin especificar el motivo del pago y sin que el horario sobrepasase el habitual de trabajo”.
El quilombo argentino
Buenos Aires también es descrito como un nicho de irregularidades por el Tribunal de Cuentas, tras analizar facturas por 427.000 euros en 2010. “Aunque en todas las corresponsalías es normal la justificación de taxis que se utilizan excepcionalmente, en esta corresponsalía se han gastado en el ejercicio 2010 un total de 8.666 euros en taxis –subraya el documento–. Tomando la media de la muestra analizada de unos 12 euros por trayecto puede calcularse que se han utilizado aproximadamente los servicios de unos 720 taxis en el ejercicio, convirtiéndose en el medio habitual de transporte para los miembros de la corresponsalía. La justificación para usar el taxi viene anotada a mano al lado de la factura y por motivos excesivamente genéricos y ambiguos, que no denotan, en la mayoría de los casos, la necesidad de utilizar este medio de transporte”.
Y no son las únicas fallas detectadas. Imposibilidad de comprobar si las liquidaciones de las dietas fueron correctas, contrataciones y pagos a productoras externas en procesos plagados de “dudas e ilegalidades”… Y hasta negativas a dar un paso al frente. “El personal de esta corresponsalía se negó a trabajar fuera del horario habitual de 9 a 17 horas, aunque se les compensase con días libres, por lo que el trabajo fuera de ese horario hubo de contratarse con empresas externas”, zanja el informe. Un movimiento que supuso un coste superior a 8.000 euros. “También se incurrió en un gasto de 1.579 euros por una jornada de un equipo de cámara que viajó a Rosario, dado que los técnicos de la corresponsalía tampoco quisieron desplazarse fuera de Buenos Aires”, remata.
Especialmente llamativo es el caso de Rabat, donde la corresponsalía era ejercida por una empresa contratada, radicada en España, que emitía facturas por los servicios prestados sin haberse formalizado contrato alguno. Lo hizo por importe de 227.228 euros. Una praxis que incumple "los principios de publicidad y concurrencia que rigen la contratación por parte de las empresas públicas”. Y que puede ocasionar a la Corporación importantes riesgos sociales “ante la posibilidad de que los trabajadores subcontratados demanden a CRTVE para reclamar la existencia de una relación laboral o por los riesgos en materia de accidentes de trabajo”. Un aparente despropósito.
Todo regado con gastos de carácter personal que no debería pagar TVE –como café, leche, agua, infusiones, propinas, manteles, alfombras, visillos, etc.–; falta de autorizaciones preceptivas para comisiones de servicio; hoteles de cuatro o cinco estrellas sin justificary contrataciones de personal laboral sin autorización de la Dirección de Recursos Humanos. “CRTVE debería actualizar y unificar la normativa interna que regula el funcionamiento y la gestión de las corresponsalías en el extranjero, y controlar adecuadamente la justificación de los gastos de las mismas”, zanja el Tribunal. A la vista de las denuncias, urge.
El informe del Tribunal de Cuentas sobre la RTVE de la era Zapatero publicado esta semana pone patas arriba la Corporación. Y alentaría explicaciones de los administradores antiguos –por las prácticas permitidas durante su gestión– y de los nuevos –por si estas se mantienen–. Solo las irregularidades que el órgano fiscalizador advierte en las corresponsalías de la televisión pública revelan un descontrol en el gasto mayúsculo, que contradice las demandas de poco presupuesto formuladas de forma recurrente por los capos de la casa. Esto es, hay mucho margen para el ahorro.
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