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La mujer que nos hacía mejores a los demás
  1. Comunicación
EL RECUERDO DE QUIENES TRATARON A LA PERIODISTA

La mujer que nos hacía mejores a los demás

Concha García Campoy tenia aura. Hablabas con ella y, enseguida, lo notabas. Aquella sonrisa con la que te recibía, aquella  mirada de chica despierta con la

Foto: La mujer que nos hacía mejores a los demás
La mujer que nos hacía mejores a los demás

Concha García Campoy tenia aura. Hablabas con ella y, enseguida, lo notabas. Aquella sonrisa con la que te recibía, aquella  mirada de chica despierta con la que te seguía la conversación, aquella ligera inclinación de su cuerpo hacia ti, que te hacía sentirte especial. 

No se trataba de que fuera la más guapa, ni de que tuviera aquella sonrisa tan sincera y extraordinaria, ni siquiera de que inclinara la cabeza y te hiciera sentirte privilegiado por estar allí con ella, porque ella te escuchara, te dedicara "todo" el tiempo del mundo y te hiciera caso. Nada de eso. Concha García Campoy era simplemente única y eso era algo que tú podías percibir desde el primer momento. Y disfrutarlo. 

Concha García Campoy era periodista. Enamoró sin remedio a cuantas cámaras se le pusieron delante en las entrevistas más serias o en las charlas más amables. En la radio, su voz no tenía barreras, era imbatible. Nunca más volveremos a disfrutar de esa pareja que formó en las ondas con Iñaki Gabilondo.  Dos voces de oro que coincidieron en una época dorada de la radiodifusión; nunca más.

Durante muchos años, todos los meses de junio, tuve una cita fija con Concha. Un día le dije que si le apetecía presentar la gala de los premios PHotoEspaña y aquel sí duró una eternidad. Concha era mujer de compromisos y el nuestro fue todo lo largo que quisimos. Pese a lo mucho que brillaba, nunca fue una estrella.

Cuando hace poco más de un año Concha confesó que tenía leucemia y se retiró del mundo para intentar ganar la batalla final, lo hizo quitándole importancia al drama y dejándonos periódicamente alguna nota de esperanza. Esta vez, su olfato periodístico le jugó una mala pasada; su vitalidad sin límites y sus ganas de vivir han estado por encima de la realidad. 

La muerte de Concha García Campoy es una gran pérdida para todos los que la veían en la televisión o la escuchaban en la radio. Pero, sobre todo, para los que tuvimos la suerte se vernos tocados alguna vez por su varita mágica. En este país de mediocres, amargados y envidiosos, ella siempre nos hacía un poco mejores. Con su enorme generosidad, con su capacidad de escuchar y con su mirada cargada se sinceridad. Allí donde esté, me imagino que seguirá siendo igual. Una gozada de persona. Te vamos a echar de menos. Con tu adiós, todos somos un poco peores. 

*Alberto Anaut es presidente de PhotoEspaña y director de La Fábrica

Concha García Campoy tenia aura. Hablabas con ella y, enseguida, lo notabas. Aquella sonrisa con la que te recibía, aquella  mirada de chica despierta con la que te seguía la conversación, aquella ligera inclinación de su cuerpo hacia ti, que te hacía sentirte especial. 

No se trataba de que fuera la más guapa, ni de que tuviera aquella sonrisa tan sincera y extraordinaria, ni siquiera de que inclinara la cabeza y te hiciera sentirte privilegiado por estar allí con ella, porque ella te escuchara, te dedicara "todo" el tiempo del mundo y te hiciera caso. Nada de eso. Concha García Campoy era simplemente única y eso era algo que tú podías percibir desde el primer momento. Y disfrutarlo. 

Concha García Campoy era periodista. Enamoró sin remedio a cuantas cámaras se le pusieron delante en las entrevistas más serias o en las charlas más amables. En la radio, su voz no tenía barreras, era imbatible. Nunca más volveremos a disfrutar de esa pareja que formó en las ondas con Iñaki Gabilondo.  Dos voces de oro que coincidieron en una época dorada de la radiodifusión; nunca más.

Durante muchos años, todos los meses de junio, tuve una cita fija con Concha. Un día le dije que si le apetecía presentar la gala de los premios PHotoEspaña y aquel sí duró una eternidad. Concha era mujer de compromisos y el nuestro fue todo lo largo que quisimos. Pese a lo mucho que brillaba, nunca fue una estrella.

Cuando hace poco más de un año Concha confesó que tenía leucemia y se retiró del mundo para intentar ganar la batalla final, lo hizo quitándole importancia al drama y dejándonos periódicamente alguna nota de esperanza. Esta vez, su olfato periodístico le jugó una mala pasada; su vitalidad sin límites y sus ganas de vivir han estado por encima de la realidad. 

La muerte de Concha García Campoy es una gran pérdida para todos los que la veían en la televisión o la escuchaban en la radio. Pero, sobre todo, para los que tuvimos la suerte se vernos tocados alguna vez por su varita mágica. En este país de mediocres, amargados y envidiosos, ella siempre nos hacía un poco mejores. Con su enorme generosidad, con su capacidad de escuchar y con su mirada cargada se sinceridad. Allí donde esté, me imagino que seguirá siendo igual. Una gozada de persona. Te vamos a echar de menos. Con tu adiós, todos somos un poco peores.