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La nueva guerra del fútbol con Roures complica a Prisa la venta de Digital+
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EL CONFLICTO CON MEDIAPRO AMENAZA SU VALORACIÓN

La nueva guerra del fútbol con Roures complica a Prisa la venta de Digital+

No podía suceder en peor momento para el Grupo Prisa. Mediapro y la editora de El País escenificaban ayer el enésimo episodio de la particular guerra del fútbol

No podía suceder en peor momento para el Grupo Prisa. Mediapro y la editora de El País escenificaban ayer el enésimo episodio de la particular guerra del fútbol que mantienen desde hace años. Un encontronazo que se produce justo cuando la compañía de los Polanco cierra los flecos de su refinanciación y busca comprador para Digital+ con el fin de cumplir con la banca. La falta de claridad que se trasluce sobre las obligaciones contractuales derivadas de la explotación del fútbol no sólo complican esa venta, sino que alejan una valoración de la compañía, cuando menos alegre, que encaje para el tándem Cebrián-Abril-Martorell. Algo que necesitan de forma desesperada para no empeorar sus ratios operativos.

La nueva pelea no deja de provocar una extraña sensación de déjà vu. Canal+ admitía ayer que no ha pagado a Mediapro la última factura por los derechos correspondiente a la temporada 2012-2013, que se eleva a 22 millones de euros, al detectar el auditor “diferencias significativas en los costes asignados (...) a algunos contratos con los clubes de fútbol”. Remataba asegurando que ha depositado ante notario el importe en liza. La productora de Jaume Roures y Tatxo Benet no tardaba en responder y asegurar que no ha incumplido ninguna de las cláusulas del contrato, que se firmó hace escasamenteun año y que presuntamente servía para fijar un modelo estable para la explotación del balompié. Es más, Mediapro tiraba por elevación.

“Efectivamente, se ha producido por parte de DTS [Digital+] un retraso de ocho días en el pago de la factura correspondiente a los derechos de emisión de la liga BBVA, retraso que se une a los que ya tiene con determinados clubes de fútbol y que pueden ser atribuidos a problemas de tesorería. DTS, en lugar de reconocer los hechos, ha preferido acusar gravemente a Mediapro”, subraya la productora. Y añade que el talón bancario depositado ante notario por el Grupo Prisa no está conformado, “es decir, que en ningún momento DTS ha acreditado que dispone de los fondos necesarios para hacer frente a la factura pendiente”, remacha. Canal+ insiste en que el precio de las temporadas era provisional y quedaba sujeto a una auditoría que verificara el coste efectivo de los derechos.

El contencioso en ciernes –que según la experiencia en esta pugna podría ser largo- puede ahuyentar a posibles compradores de Digital+. Como ha publicado El Confidencial, el magnate australiano Rupert Murdoch negocia con Telefónica –el comprador natural de la plataforma de pago- acometer la operación. Según fuentes financieras, el empresario australiano se habría puesto en contacto con la teleco de César Alierta para trasmitirle sus intenciones de forma amistosa, de tal manera que la multinacional española no perciba un carácter hostil en el movimiento del grupo. Todo con el objetivo de ser el dueño de los derechos televisivos de las ligas de fútbol de Inglaterra, Italia, Alemania y España. El nuevo entuerto jurídico puede hacer que los interesados limiten su puja, lo que supondría un golpe mortal para Prisa, que precisa vender bien.

Y es que la venta de Digital+ supondrá para Prisa la pérdida del activo que más impulsa su beneficio. Si la editora de El País –cuyo agujero supera los 3.100 millones de euros- recibe entre 800 y 1.000 millones por su 56% en la plataforma y aplica todo el ingreso a reducir deuda, esta aún quedaría en el mejor de los casos por encima de los 2.000 millones de euros. Un desfase que el grupo de medios tendría que afrontar con casi 200 millones menos de beneficio bruto de explotación, que apenas superaría los 230 millones en función de los resultados de 2012. Cebrián debe hilar muy fino para que el remedio no sea peor que la enfermedad y empeore el ratio deuda/ebitda de la compañía. Por eso, los gestores se han resistido tradicionalmente a reducir el perímetro de la firma.

La burbuja del balompié

El incendio provocado ayer culmina los recurrentes problemas que ha atravesado Prisa desde que el verano pasado suscribiera el nuevo contrato con Mediapro, propietario de la mayor parte de los derechos de los clubes. El más importante, de rentabilidad. “Va a ser necesario un período más amplio para absorber el incremento inicial en los costes por el cambio en el modelo de comercialización del fútbol para las próximas temporadas”, reconocía la firma de los Polanco en sus cuentas de 2012. Y es que al pacto con la dupla Roures-Benet -que supone a Prisa unos 650 millones al año-, hay que sumar los 90 millones que abonó por los derechos de la Champions, emisiones que este año ha regalado a los abonados. Ante esas estrecheces, la compañía incluso ha dado un paso al frente para renegociar los contratos con los equipos para abaratar sus costes.

Por otra parte, las tensiones de tesorería en el Grupo Prisa a las que alude Mediapro son recurrentes. Según se admite en las últimas cuentas remitidas a la CNMV, la sociedad superó en 232 días de media el plazo legal de pago a proveedores en 2012. Unos ocho meses de espera para cobrar que casi duplican los más de cuatro -132 días de retraso promedio- con que la firma cerró el año 2011. “La situación macroeconómica adversa, con caídas significativas de la publicidad y la circulación, está teniendo un impacto negativo en la capacidad de generación de caja del grupo”, justifica la empresa, que hizo fuera de plazo casi todos sus abonos. Como telón de fondo a esas apreturas, el futuro de la financiación del balompié y sus actores. Tanto turno ha corrido por deficiencias económicas que el noveno de la Liga jugará el año que viene en Europa. Para no dormir tranquilo.

No podía suceder en peor momento para el Grupo Prisa. Mediapro y la editora de El País escenificaban ayer el enésimo episodio de la particular guerra del fútbol que mantienen desde hace años. Un encontronazo que se produce justo cuando la compañía de los Polanco cierra los flecos de su refinanciación y busca comprador para Digital+ con el fin de cumplir con la banca. La falta de claridad que se trasluce sobre las obligaciones contractuales derivadas de la explotación del fútbol no sólo complican esa venta, sino que alejan una valoración de la compañía, cuando menos alegre, que encaje para el tándem Cebrián-Abril-Martorell. Algo que necesitan de forma desesperada para no empeorar sus ratios operativos.