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Los 'rebeldes' de Vocento rechazan un pacto con los Ybarra y apuntan a una operación corporativa
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SE NIEGAN A UN ACUERDO PARA REDUCIR EL CONSEJO

Los 'rebeldes' de Vocento rechazan un pacto con los Ybarra y apuntan a una operación corporativa

Primeros movimientos en Vocento para buscar un acuerdo in extremis y evitar la ruptura total en el grupo editor del diario ABC. El consejero Gonzalo Soto,

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Los 'rebeldes' de Vocento rechazan un pacto con los Ybarra y apuntan a una operación corporativa

Primeros movimientos en Vocento para buscar un acuerdo in extremis y evitar la ruptura total en el grupo editor del diario ABC. El consejero Gonzalo Soto, con el visto bueno de los Ybarra, intentaba mediar y se reunía a principios de semana con Santiago Bergareche para proponerle una solución negociada al conflicto. Éste último abría la caja de los truenos la semana pasada cuando junto a Víctor Urrutia solicitaba una Junta Extraordinaria para revocar al actual Consejo y tomar el control de la compañía. Aunque la propuesta de Soto enlazaba con la idea de los rebeldes de adelgazar la cúpula de la sociedad, el bloque Bergareche-Urrutia declinaba el ofrecimiento. Una negativa que alienta las sospechas en la casa de que el movimiento esconde una operación corporativa.

Según aseguran fuentes conocedoras del encuentro, el pacto esbozado por Soto y aceptado por los Ybarra pasaba por la salida del Consejo de tres miembros por cada uno de los ‘presuntos’ bandos. Por una parte, abandonarían el cónclave dos Ybarra y un no alineado pero próximo a ese bloque como es Fernando de Yarza, que canaliza su participación a través de la sociedad Eolo Media. A cambio, exigirían la salida de un Bergareche, un Urrutia y una de las dos hermanas Luca de Tena, que hasta ahora no han hecho explícito su apoyo pero a las que se supone vinculadas a la rebelión, siempre con el futuro del periódico ABC en el punto de mira.

Acometida la depuración del máximo órgano de representación de la empresa, la oferta planteaba la elección de cuatro consejeros independientes de forma pactada, entre ellos al presidente que sustituirá a Diego del Alcázar, que desde hace tiempo tenía fijada su salida para el mes de marzo. Fuentes próximas al frente rebelde dejan claro que el acercamiento partió de Gonzalo Soto, que el flanco Bergareche-Urrutia no contempla pactos y que sólo se hablará de nombres después de la Junta Extraordinaria. Sí existe la intención de que las principales familias del accionariado estén presentes en el Consejo.

En todo caso, el rechazo de la insurrección a un plan similar a sus reivindicaciones avala otras tesis. “La sensación entre los Ybarra es que Bergereche no ha aceptado la propuesta porque la operación que tiene en marcha no busca en realidad una mejora del gobierno corporativo, sino que se trata de un primer paso para una fusión o una escisión posteriores. En el fondo, se les ha ofrecido lo que querían y han dicho no”, aseguran fuentes próximas a la familia. La tesis de esa parte del Consejo es que la operación busca, sin más, “quedarse con la compañía de forma barata, sin lanzar una opa y sin poner un euro”.

Reproches entre un consejo apático

Lejos de esa presunción, el objetivo declarado de los rebeldes es dinamizar una compañía de cuya situación en los últimos años –con un auténtico desplome de la cotización- culpan a la propia apatía del Consejo. Se quejan abiertamente de que el cónclave ha funcionado mal y quieren mejorar su gestión. Desde la trinchera contraria se desliza que los Bergareche, que ahora levantan la voz, también estaban en el máximo órgano de representación de la sociedad y hasta en la gestión, con decisiones a sus espaldas que aún arrastra la casa. Aunque todavía no hay fecha para la Junta en cuestión, el requerimiento presentado en el Consejo del 27 de febrero establecía que el plazo para su celebración era de dos meses.

Lo normal es que los contactos –y las promesas- se sucedan en los próximos 60 días, no tanto para buscar un consenso como para lograr apoyos a las respectivas causas. Y es que las fuerzas están bastante igualadas, con cada uno de los bloques manejando entre el 37% y el 40% del capital de la compañía. Más allá del peso decisivo del free-float, cualquier cambio de bando imprevisto puede decantar la balanza. De hecho, las relaciones dentro de la propia familia Ybarra no son las mejores. Tampoco la entente Urrutia-Bergareche, con el probable apoyo de las Luca de Tena, puede presumir históricamente de los mejores lazos. De momento, con el respaldo de los empresarios Manuel Jove y Félix Revuelta ya se garantiza el 21% del capital.

Al margen de la lógica, resulta difícil entender cualquier movimiento en Vocento sin acudir a la víscera. No en vano ambas familias acumulan un largo listado de agravios que reprocharse en los últimos años. José Bergareche ya perdía hacia finales de 2007 la presidencia de Vocento, tras el pacto de los Ybarra, Urrutia y Luca de Tena para confiarse a Del Alcázar. Era la venganza de Emilio Ybarra, a la sazón copresidente del BBVA, que no se había visto respaldado por el ABC en los procesos judiciales en que estuvo envuelto por el escándalo de las cuentas secretas del BBV en Jersey. Cuitas de familia que han pesado más que decisiones empresariales.

Primeros movimientos en Vocento para buscar un acuerdo in extremis y evitar la ruptura total en el grupo editor del diario ABC. El consejero Gonzalo Soto, con el visto bueno de los Ybarra, intentaba mediar y se reunía a principios de semana con Santiago Bergareche para proponerle una solución negociada al conflicto. Éste último abría la caja de los truenos la semana pasada cuando junto a Víctor Urrutia solicitaba una Junta Extraordinaria para revocar al actual Consejo y tomar el control de la compañía. Aunque la propuesta de Soto enlazaba con la idea de los rebeldes de adelgazar la cúpula de la sociedad, el bloque Bergareche-Urrutia declinaba el ofrecimiento. Una negativa que alienta las sospechas en la casa de que el movimiento esconde una operación corporativa.

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