Losantos en estado puro: “De la impunidad que buscaba el Rey vienen ahora los Urdangarines”
Del Rey abajo, Federico no salva a ninguno. Lo que trae su nuevo libro, El linchamiento, presentado ayer en Madrid en una abarrotada sala de fervientes
Del Rey abajo, Federico no salva a ninguno. Lo que trae su nuevo libro, El linchamiento, presentado ayer en Madrid en una abarrotada sala de fervientes oyentes, es dinamita pura contra todo y contra todos. Contra sus bestias pardas habituales (léase Gallardón o Zapatero, entre otros tantos de una larga lista). Y, especialmente, contra todos esos personajes del clero y de la COPE que, de un día para otro, consumaron la traición y abrazaron con renovadas fuerzas a los enemigos del locutor más polémico de cuantos haya parido la radio patria en los últimos años.
Así, al menos, lo entiende Federico. Y así lo cuenta. Sin tapujos. En un relato victimista y algo conspiranoico en el que, sin reparo alguno, se compara a sí mismo, ni más ni menos, que con el mismísimo Julio César en el momento de ser traicionado por su inefable hijo Bruto. ¿Tu quoque, Nacho Villa?, en su caso. “Cuando se produce el linchamiento de una persona, siempre hay algo más”, explicaba ayer a su audiencia el periodista de Es Radio. “Es un momento en el que la sociedad reposa sobre un crimen cometido en común y nada une más que eso”, explicaba. “El linchamiento se produce cuando hay muchos que participan en el crimen por razones muy variadas”.
Su, entre comillas, asesinato público y su resurrección, “el siete a las siete”, en la cadena de eslabones de Es Radio es lo que Jiménez Losantos recoge ahora en esta última obra editada por La Esfera de los libros, la editorial de El Mundo, y que, sin embargo, no contó ayer con la presencia de su director, Pedro J. Ramírez, entre el escaso número de invitados “del poder” que acudió a arropar al otrora referente mediático de la derecha. Circunstancia que no dejó sin comentar su compañero de andanzas, Luis Herrero, con ácida ironía: “No descubro (entre el público) el más leve parentesco con ninguna de las ramas del poder. Ni del saliente, ni del silente, ni del entrante, ni del durmiente… Aquí solo estamos gente de bien”. Entre otros, Alaska, Gabriel Albiac o Raúl del Pozo.
Como para estar allí, pensarán muchos… Porque Losantos no deja títere con cabeza e hila, cuanto menos, un relato retorcido de la historia jurídico-política de los últimos años, en la que todos, en singular comandita contra él, han propiciado su fusilamiento. Empezando por el Rey, “que en vez de proteger a los ciudadanos, se dedica a acorralar, perseguir y ajusticiar a quienes pedían justicia”, y así hasta el último de los estamentos posibles. La obra comienza relatando su versión de aquella cena en Palacio en la que Don Juan Carlos se quejó amargamente de él ante Esperanza Aguirre y ésta le contestó “que si se tratara de Gabilondo, el Rey lo hubiera invitado a comer”. Asegura el locutor que el Monarca siempre ha buscado la “impunidad” y el “silencio de la prensa” y que de ahí vienen ahora los “urdangarines”.
Del Rey abajo, Federico no salva a ninguno. Lo que trae su nuevo libro, El linchamiento, presentado ayer en Madrid en una abarrotada sala de fervientes oyentes, es dinamita pura contra todo y contra todos. Contra sus bestias pardas habituales (léase Gallardón o Zapatero, entre otros tantos de una larga lista). Y, especialmente, contra todos esos personajes del clero y de la COPE que, de un día para otro, consumaron la traición y abrazaron con renovadas fuerzas a los enemigos del locutor más polémico de cuantos haya parido la radio patria en los últimos años.