Sacaluga y Campo Vidal se perfilan como sustitutos de Luis Fernández al frente de RTVE

El Gobierno empieza a hacerse a la idea de que el próximo jueves el actual presidente de RTVE, Luis Fernández, dejará el cargo. Y ya maneja nombres para sustituirle. El más obvio, Miguel Ángel Sacaluga, es un clásico. Consejero de la casa por el PSOE, ya estuvo en las quinielas para remplazar a Carmen Cafarell en 2007. Es el preferido por las altas instancias del Gobierno, pero su elección peligra en tanto rompería el consenso inaugurado para la elección de Fernández entre socialistas y populares. Para mantener ese escenario de concordia, se airea un nombre, el de Manuel Campo Vidal, que actualmente preside la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión y cuya amplia trayectoria no sólo incluye un largo periplo en TVE en los ochenta, sino un largo desempeño en Antena 3. Su candidatura podría tener más apoyos.

Eso sí, la más que probable salida de Fernández mete al Gobierno en un auténtico agujero negro. Para empezar, por una simple cuestión de procedimiento. “En ausencia del presidente, la ley recoge que el Consejo nombra uno en funciones de entre los consejeros. Ahí Sacaluga no tendría problemas para ser presidente en funciones. Y puede estar en funciones el tiempo que sea, pero lo lógico es que lo ratifique el Congreso. Y ahí lo tiene muy difícil. En el caso de Campo Vidal o cualquier persona que no esté en el Consejo, primero tiene que ser nombrado consejero con la aprobación de dos tercios del Parlamento. Ahí habría consenso, pero llevaría algo de tiempo. No sería de hoy para mañana”, explican fuentes conocedoras de la casa.

En suma, que RTVE podría sufrir un impasse en el momento más inoportuno. No en vano en enero hay que renovar la mitad del Consejo de Administración, para lo que se necesita un acuerdo nada fácil de las fuerzas políticas. Un bloqueo del Consejo podría dejar la Corporación en una situación de interinidad justo cuando entra en vigor en toda su crudeza el nuevo modelo de financiación sin publicidad y con el plan de transición en marcha. De hecho, según fuentes próximas al proceso, el Ejecutivo sabe desde hace días que tiene que mover ficha y que la salida de Fernández es una posibilidad real. Sin embargo, ha tardado más de la cuenta en poner nombres sobre la mesa. El aplazamiento al jueves del Consejo de Administración que estaba previsto para el pasado lunes sólo le ha dado algo de margen.

 

La tibieza ayer de Fernández durante una comparecencia en el Senado disparó los comentarios sobre su salida. Tanto José Luis Bermejo, senador del PP, como el diputado de IU, Gaspar Llamazares, pidieron al presidente de la Corporación que precisara si pensaba dejar el cargo. “Por pudor, me va a permitir que no me refiera a sus palabras”, dijo Fernández a Llamazares, que insistió en que el Gobierno había llevado a cabo una tarea de “acoso y derribo a RTVE y a su presidente”. Es más, aseguró que con la aprobación de la nueva ley de financiación que elimina la publicidad en la televisión pública “le han quitado el suelo al presidente para luego decir que se ha caído”. Una sensación que también está instalada en el entorno del propio Fernández.

 

Una televisión que no puede competir

“Entendedme a mí también”, pidió el máximo responsable de RTVE a los periodistas a la salida de la comisión, sugiriendo que si no había respondido en el Parlamento… Lo que sí quería Fernández era una salida profesional. Y su búsqueda puede incluso haber retrasado el anuncio de su decisión. Es un secreto a voces que al todavía presidente de la Corporación no le gusta la nueva ley de financiación. Lo que piensa Fernández y más de un consejero es que las restricciones que impone la ley impedirán a TVE competir por el liderazgo. Y la caída de la audiencia sería el primer paso para que las televisiones privadas, que financian en parte la nueva RTVE, pidan una reducción de la asignación, fijada para los próximos años en 1.200 millones anuales.

Es imposible pensar que Fernández no haya estado preocupado por este escenario escuchándole hablar de su gestión. “Hemos conseguido el liderazgo de audiencia en 2008 y 2009 con los presupuestos más bajos de la década. Y también con la menor plantilla de la década. Ahora no llega a las 6.400 personas entre fijos y contratados”, recordó ayer en el Senado. También que la televisión pública es la más barata de Europa: un euro al mes por ciudadano. Con esas credenciales, Fernández no puede entender que la vicepresidenta De la Vega excluyera a TVE de las negociaciones con las cadenas privadas, agrupadas en Uteca, para definir el nuevo modelo de televisión pública. Tampoco que no defendiera su gestión ante los sindicatos.