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Cebrián pone en la calle al segundo Polanco en seis meses
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JAIME POLANCO, DIRECTOR DE ESTRATEGIA, DEJA LA COMPAÑÍA

Cebrián pone en la calle al segundo Polanco en seis meses

Horas tensas ayer en Prisa. Sin firmar el finiquito y tras una fuerte discusión con el consejero delegado, Juan Luis Cebrián. Así fue puesto en la

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Cebrián pone en la calle al segundo Polanco en seis meses

Horas tensas ayer en Prisa. Sin firmar el finiquito y tras una fuerte discusión con el consejero delegado, Juan Luis Cebrián. Así fue puesto en la calle Jaime Polanco, sobrino del fundador y hasta ahora director general de Estrategia del Grupo. Había pedido árnica un día antes a su primo Ignacio, a la sazón presidente del conglomerado de medios. Como siempre, recibió las mejores palabras. Pero, como siempre, nada más. Manda Cebrián. Jaime se convierte en el segundo Polanco que abandona la compañía en apenas seis meses, después de que Javier Díez Polanco fuera invitado a abandonar el barco en mayo porque, según confiaban fuentes de la compañía, “la incompatibilidad con Juan Luis había llegado al límite”.

¿Motivos de las discrepancias? Puede que de fondo, pero lo cierto es que Cebrián no vio con buenos ojos los fastos desplegados por Jaime en su boda, que el pasado mes de julio copaba el papel couché. Menos con la compañía asfixiada por los bancos y con una galopante deuda de 5.000 millones. En una carta dirigida a diferentes comités de empresa de Prisa, a la que ha tenido acceso El Confidencial, el consejero delegado aseguraba el 30 de julio que “el grupo ni puede ni debe intervenir en la vida privada de sus directivos, pero aspira a que estos, en la medida que ostenten la representación pública de la empresa, sean capaces de personificar también sus valores profesionales, estéticos, morales y culturales, que incluyen la significación editorial y social de sus medios”.

En la misiva, Cebrián quiere dejar claro que Jaime Polanco, pese a su parentesco consanguíneo con la familia Polanco, “no forma parte ni directa ni indirectamente del número de accionistas de control del Grupo Prisa, a los que de ninguna manera se puede, por lo mismo, acusar de ostentación o derroche”. Lo que no es óbice para que admita que la naturaleza del enlace ha causado malestar no sólo en los colectivos sindicales del grupo, sino también en los miembros del Consejo de Administración –al que el propio Cebrián pertenece-, profesionales y colaboradores. Es más, recuerda que “los esfuerzos de austeridad requeridos al personal se han demandado también a los accionistas, miembros del Consejo y ejecutivos del grupo que, en su conjunto, han respondido de forma positiva y solidaria”.

Por si fuera poco, Cebrián expone que la boda es un acto que “pertenece al ámbito privado, aunque dicha privacidad ha sido rota por los protagonistas del mismo, que voluntariamente han buscado una importante repercusión mediática”. E insiste en que “la compraventa de reportajes de este género y su repercusión en los programas de televisión llamados del corazón no se ha llevado cabo por los medios de Prisa, que se atienen a estrictas normas de estilo y comportamiento”. Unas reflexiones que podrían haber sido la puntilla para Jaime, cuya trayectoria dentro de la casa, sin embargo, es de largo alcance.

Jaime Polanco se incorporó al grupo en 1992, tras haber gestionado la dirección financiera de la patrimonial Timón. Ya dentro de Prisa fue director general y consejero delegado de Gerencia de Medios (GDM), la central de ventas multimedia de la compañía. En febrero de 2000 fue designado consejero delegado de Gran Vía Musical y en junio de ese mismo año ocupó la dirección general de Prisa para América. En 2006 fue nombrado director general de Estrategia y Desarrollo del grupo.

La salida del ‘sobrinísimo’

Más mediática fue en mayo la salida de Javier Díez Polanco, que un día aspirara a suceder a su tío al frente del imperio. Fue la culminación de un enfrentamiento de años con Cebrián. Incluso en vida de Jesús Polanco, durante sus últimos meses de enfermedad, ambos no ocultaban a sus próximos la diferente visión que tenían sobre Sogecable y Digital Plus. El todopoderoso consejero delegado quería vender la plataforma para paliar una deuda galopante que asfixia al grupo y supera hoy los 5.000 millones; Javier, por contra, nunca quiso hacerlo. Aquella era su esfera de poder. Según explicaban entonces fuentes internas de la compañía, en los últimos 18 meses la situación se fue haciendo insostenible y la relación deteriorándose.

El consejero delegado achacaba al sobrino de Jesús Polanco cuestiones que han lastrado al grupo, como la mala relación que se había granjeado la compañía con todos los actores en el mundo del fútbol, que al final han encontrado cobijo en la Mediapro de Jaume Roures. También le culpaba de la deuda acumulada por la compañía, agravada por la decisión de Telefónica de acudir a la OPA por el 100% de Sogecable, algo que Cebrián achacaba al sobrinísimo. Esa OPA fue el germen del crédito de 1.950 millones que atenaza el día a día de la compañía. En general, Cebrián argumentaba a quien quisiera escucharle que Javier frenaba todo lo que pudiera suponer una pérdida de influencia del grupo, pese al dramático escenario económico que afrontaba la empresa.

El enfrentamiento de ayer supone un jarro de agua fría para Prisa, que el martes anunciaba sendas operaciones corporativas para superar el primer test de sus bancos acreedores a mediados de octubre. Por un lado, los 247 millones obtenidos del fondo DLJ South American Partners por el 25% de Santillana y, por otro, los 157,5 millones de euros por la venta del 35% de Media Capial al holding luso Ongoing Strategy Investments.

Horas tensas ayer en Prisa. Sin firmar el finiquito y tras una fuerte discusión con el consejero delegado, Juan Luis Cebrián. Así fue puesto en la calle Jaime Polanco, sobrino del fundador y hasta ahora director general de Estrategia del Grupo. Había pedido árnica un día antes a su primo Ignacio, a la sazón presidente del conglomerado de medios. Como siempre, recibió las mejores palabras. Pero, como siempre, nada más. Manda Cebrián. Jaime se convierte en el segundo Polanco que abandona la compañía en apenas seis meses, después de que Javier Díez Polanco fuera invitado a abandonar el barco en mayo porque, según confiaban fuentes de la compañía, “la incompatibilidad con Juan Luis había llegado al límite”.

Juan Luis Cebrián Ignacio Polanco