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Gabilondo: “Nunca me han llamado ni Polanco ni nadie para decirme lo que tenía que decir”
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‘EL CONFIDENCIAL’ ENTREVISTA AL PERIODISTA DE PRISA

Gabilondo: “Nunca me han llamado ni Polanco ni nadie para decirme lo que tenía que decir”

Son las doce del mediodía y el despacho de Iñaki huele todavía a café. Un hombre que lo ha sido todo en el periodismo discute con

Foto: Gabilondo: “Nunca me han llamado ni Polanco ni nadie para decirme lo que tenía que decir”
Gabilondo: “Nunca me han llamado ni Polanco ni nadie para decirme lo que tenía que decir”

Son las doce del mediodía y el despacho de Iñaki huele todavía a café. Un hombre que lo ha sido todo en el periodismo discute con su ordenador la actualidad de la jornada. Lleva cuarenta y tantos años haciendo lo mismo de lunes a viernes. Bueno, ahora lo hace solamente de lunes a jueves. Lo pidió él expresamente, porque todavía tiene muchos conciertos a los que acudir y muchos libros que leer. Gabilondo habla. Habla mucho. Del presente, del futuro, del pasado. Sobre todo del pasado. Siempre hay cierta melancolía en el discurso de aquellos a los que les ha ido bien en la vida. Gabilondo impone. Aunque tiene cara de buen samaritano. De tipo dispuesto a invitar a una tribu de indios a cenar en el salón de su casa. Hoy les ha invitado simplemente a charlar en el interior de ese edificio triste que Sogecable ha construido en los confines del mundo. Iñaki Gabilondo. Sobran las presentaciones. Para algunos, el periodista con mayor credibilidad de este país. Uno de los grandes. Para otros…

 

EL CONFIDENCIAL: Algunos le acusan de ser un poco ‘rojo’, ya sabe.

 

IÑAKI GABILONDO: Bobadas...

EC: ¿Es quizá la etiqueta que le cuelgan por haber estado ligado tantos años al grupo Prisa?

IG: Sin duda. Yo he sido siempre más progresista que conservador, pero aun así me han acusado en muchos momentos de ser una especie de Sor Teresa de Calcuta. En otros de ser del Opus. He sido también nacionalista durante mucho tiempo. Y luego socialista. Cuando estás trabajando muchos años te da tiempo a ser todo eso.

EC: No ha contestado a mi pregunta.

IG: Que la gente piense eso está muy relacionado con mi larga estancia en Prisa, por supuesto, pero también con mi faceta mucho más guerrera, porque yo he sido siempre muy templado, en la segunda legislatura de Aznar.

EC: La Guerra de Irak tuvo la culpa, supongo.

IG: La Guerra de Irak y el hecho de que a los que estábamos defendiendo que era tal vez bueno mantener relaciones con los nacionalistas nos identificaron con los verdugos. Eso me dolió mucho, porque muchísimo antes de que el PP se acordara del terrorismo yo había entrevistado ya a todas las víctimas. Todo esto me puso en una situación... En fin… Tan es así que cuando me despedí de la radio lo último que dije fue: “Pido perdón por mi ira”.

EC: ¿Se arrepiente de haber dicho lo que dijo?

IG: No me retracto ni un milímetro. Ni uno. Que me acusaran de estar del lado de los terroristas… yo eso no lo puedo perdonar. No lo voy a perdonar nunca. Pero me gustaría rebajar mi ira de entonces por ser contraria a todo lo que yo he predicado a lo largo de cuarenta años de trayectoria profesional. Mi ira fue un error.

EC: ¿Y entonces por qué no se ha bajado usted aún del caballo?

IG: Es cierto que desde entonces la dialéctica ha sido más dura y las líneas de argumento que se han establecido han sido más duras. Lo del 11-M, por ejemplo, fue un pitorreo. Lo lamento, porque sé que si un día tengo cinco líneas en la historia de la radio en España, aunque haya hecho todo lo habido y por haber, una será sobre el 11-M. Y ese día yo hice un programa magnífico. El programa más limpio que se pudo hacer. Es cierto, cometimos un error, pero quienes han querido ver que yo había manejado todo eso para beneficiar a alguien desde el punto de vista ideológico se equivocan.  

EC: ¿En todas estas cruzadas que usted ha librado ha cumplido alguna vez consignas del grupo Prisa?

IG: Nunca he cumplido consignas del grupo Prisa, porque eso no existe. Y además lo traslado a todo el mundo que tiene un lugar digamos preeminente en el mundo de la comunicación. Ni ha recibido consignas Federico de la Iglesia, ni ha recibido consignas Luis del Olmo de Vocento, ni Carlos Herrera de Planeta. Eso es absurdo. Jamás he dicho algo en mi vida que no quisiera decir.

EC: Aun así muchos piensan que ha sido usted siempre una marioneta de Polanco.

IG: Ellos saben que estaban mintiendo. Todo el mundo que me conoce sabe que yo no he sido la marioneta de nadie en mi vida. Y a mis jefes les da la risa, claro. Porque yo soy muchas cosas, pero fácil...

EC: Hombre, alguna vez seguro que le habrán marcado el camino...

IG: Sé que nadie me va a creer, pero a mí nunca, y nunca quiere decir nunca, me han llamado ni Polanco, ni Cebrián ni nadie del grupo Prisa para decirme lo que tenía que decir. Hombre, si yo hubiese dicho hace cinco años, no sé, que la banca se iba a nacionalizar, ese Polanco que nunca apareció podría haber aparecido. Yo me he enterado a toro pasado de que muchas cosas de las que he dicho no le gustaron a Jesús.

EC: Va a ser entonces que no desayunaba usted todos los días con él para marcar la agenda, como se comentaba...

IG: Este es un bulo que el que lo inventa sabe que es mentira. Yo podría actuar igual. Es muy sencillo: podría llamar Rouco a cada cosa que sale por la COPE. Rouco quiere, Rouco pretende... Pero yo no identifico lo que Losantos dice con lo que piensa Rouco porque eso no tiene sentido. Es mentir.

EC: Pero la COPE es de la Iglesia...

IG: Eso es cierto, pero aun así Federico dice lo que le da la gana. Eso sí, si a ti te dejan decir todo lo que dices, eso debe estar dentro de lo soportable por el estómago de tu empresa. Por eso me extraña que la Iglesia no haya aparecido después de todo lo que se ha dicho en la COPE. Pero no porque crea que Rouco le dice a Losantos lo que tiene que decir. Otra cosa es que yo no entienda cómo la Conferencia Episcopal ha aceptado que su emisora se haya convertido en el centro del polvorín. Eso me extraña sobremanera. No se le dio a ellos la licencia para esto. La Conferencia Episcopal Española tenía una licencia para difundir las verdades del Evangelio. Ahora han decido que ellos son la verdad. Pues vale.

 

EC: ¿Cree usted que es la COPE la máxima responsable de la crispación política que hay actualmente en España?

IG: Es sin duda uno de los incitantes más virulentos que hay y es increíble que sea de la Conferencia Episcopal. Si fuese una emisora de Planeta la que tuviera esa línea editorial me parecería estupendo. Lo que yo denuncio es la hipocresía de la Iglesia en relación con su sentido, su misión, su doctrina, lo que dice hacer y lo que luego permite hacer en su emisora.

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EC: ¿Por qué está el periodismo español lleno de trincheras?

IG: Yo creo que tiene mucho que ver con las guerras entre empresas por razones de naturaleza no ideológica ya que las batallas ideológicas entre empresas son consustanciales al periodismo. Lo que ocurre es que en este país uno es muy conservador o muy progresista y entonces ya no es independiente. Eso es absurdo. Hemos llegado a un punto en el que si alguien discrepa de otro se dice que hacemos periodismo de trincheras. Cualquiera que piense que Federico y yo no somos independientes por tener posiciones claras se equivoca.

EC: Pero es que ya no se trata sólo de un enfrentamiento ideológico, sino de periodistas contra periodistas. ¿En esta profesión perro come perro?

IG: A mí esto no me gusta mucho. Lamento hacía donde ha ido derivando la guerra en la profesión, y el haber sido arrastrado como parte de ella. Pero sigo diciendo que eso no quiere decir que los periodistas no sean independientes. Insisto, Federico Jiménez Losantos, que no es santo de mi devoción, dice lo que quiere.

EC: Y usted le replica.

IG: Yo no he entrado nunca en su juego. No se puede decir que lo mío sea replicar. Federico ha estado permanentemente, un día detrás de otro, atacando mi trabajo y yo he salido dos veces al paso. Yo no considero estar librando una batalla contra él más allá de nuestras posiciones encontradas. No me gustan sus puntos de vista, pero no tengo nada que oponer. Sobre él no tengo mucho que decir, sinceramente.

EC: Hábleme entonces de Pedro J.

IG: Hombre, yo tengo con Pedro J. una relación muy particular. Nos hemos tenido mucho cariño y mucho respeto. Cada vez que le veo le saludo muy efusivamente.

EC: Ya, pero usted ha dicho que él hacía “periodismo incendiario”.

Sí, él sabe que lo pienso. A lo largo de los años, hemos tenido oscilantes etapas de aproximación y distancia Él es a mi juicio un fuera de lo normal en el mundo del periodismo. Un personaje único, especial, no sólo en lo profesional. Es un tipo que juega un juego muy particular y por tanto criticable. No es muy normal que un periodista convoque cenas en su casa con políticos para marcar los destinos del país o que critique cada movimiento de cualquiera poniendo en tela de juicio su independencia mientras a él le parece absolutamente normal actuar como si fuera un político en activo. Eso le abre un montón de frentes de observación y crítica. Él juega un papel especial y lo sabe. Él no es un  periodista como los demás ni un director de periódico como los demás.

EC: Es un político, como ha dicho usted mismo.

IG: No exactamente. Es un periodista distinto que juega en un terreno tan próximo a la política como desde luego él no le permitiría a nadie que lo jugara. No le permitiría a nadie que jugara a un juego que estuviese cincuenta kilómetros más lejos de la política del que él se trae. Si él practicara las teorías que predica sería distinto a como es.

EC: ¿Quiere decir que no haría el periodismo que hace?

IG: Muchas de las cosas que él ha hecho son de las mejores que ha dado el periodismo de este país. Y algunas son las perores que se han hecho.

EC: ¿Sensacionalismo?

IG: Bueno... (ríe). Ya he dicho lo que tenía que decir.

EC: Quizá es difícil hacer periodismo en este país.

España es un país dificilísimo. Yo he dedicado toda vida a su idioma, a su política. Horas y horas. Y eso es muy cansado. Si este país dedicara el 80% de su energía a resolver sus problemas nos iría bastante mejor. Pero nos pasamos la vida pensando lo que somos o lo que no somos. ¿Soy español? Es agotador. El encanallamiento de la política es agotador. Y que te veas metido en este follón y tus propios compañeros te acusen de participar en la bronca... En fin, la vida es injusta. Son los precios de una posición de notoriedad donde te dan más aplausos y más palos de los que te corresponden.

El Confidencial también habló con Gabilondo acerca de la polémica suscitada por la casa que éste posee en el Puerto de Mahón (Menorca), lugar conocido por algunos como Costa del Canon. Este mismo diario se hizo eco de algunas informaciones publicadas en medios de la isla que denunciaban una posible cadena de favores del Gobierno socialista de Menorca para facilitar a Gabilondo el permiso para construir en una zona hasta hace poco no urbanizable. “Todo esto es una coña”, señala el periodista. “El que llama a este lugar Costa del Canon es un manipulador, porque allí hay unas 2.000 casas además de la mía, la de Ana Belén, Serrat o Mercedes Milá. (...) Yo no he hecho ningún esfuerzo por legalizar nada. No he visto en mi vida a la presidenta del Consell y apenas conozco al alcalde de Mahón. (...) Tampoco es cierto que me hayan abaratado el precio del terreno, sino que he pagado cinco veces más de lo que cuesta. (...) Todo esto tiene una clara intención de perjudicarme, pero iré hasta el final contra aquellos que quieran atacar mi honorabilidad sin motivo”.

Son las doce del mediodía y el despacho de Iñaki huele todavía a café. Un hombre que lo ha sido todo en el periodismo discute con su ordenador la actualidad de la jornada. Lleva cuarenta y tantos años haciendo lo mismo de lunes a viernes. Bueno, ahora lo hace solamente de lunes a jueves. Lo pidió él expresamente, porque todavía tiene muchos conciertos a los que acudir y muchos libros que leer. Gabilondo habla. Habla mucho. Del presente, del futuro, del pasado. Sobre todo del pasado. Siempre hay cierta melancolía en el discurso de aquellos a los que les ha ido bien en la vida. Gabilondo impone. Aunque tiene cara de buen samaritano. De tipo dispuesto a invitar a una tribu de indios a cenar en el salón de su casa. Hoy les ha invitado simplemente a charlar en el interior de ese edificio triste que Sogecable ha construido en los confines del mundo. Iñaki Gabilondo. Sobran las presentaciones. Para algunos, el periodista con mayor credibilidad de este país. Uno de los grandes. Para otros…

Iñaki Gabilondo Federico Jiménez Losantos Pedro J. Ramírez