Es noticia
Menú
La alucinante historia de la actriz del 'Chavo del 8' que fue guerrillera contra Franco en la Guerra Civil
  1. Celebrities
conexiones inesperadas

La alucinante historia de la actriz del 'Chavo del 8' que fue guerrillera contra Franco en la Guerra Civil

La madrileña Angelines Fernández, doña Clotilde ('La bruja del 71') en la ficción, cultivó una gran fama en México, país al que emigró huyendo de la represión

Foto: El reparto del 'Chavo del 8', con Angelines (segunda empezando por la derecha). (YouTube)
El reparto del 'Chavo del 8', con Angelines (segunda empezando por la derecha). (YouTube)

‘El Chavo del 8’, con aquella intro cuya música estaba inspirada en la ‘Marcha turca’ de Beethoven, llegó demasiado tarde a la televisión de nuestro país. La exitosa serie mexicana de los años 70, en la que un grupo de actores aparecían caracterizados de niños, fue una especie de fenómeno social en la España de principios de los 90, veinte años después de su éxito allende los mares. Fue entonces cuando muchas televisiones autonómicas la recuperaron en la sobremesa para deleite de una nueva generación. Llegó tarde, pero pegó fuerte. Creada y protagonizada por Roberto Gómez Bolaños, ese niño pobre que vive en una vecindad llena de prototipos de la sociedad mexicana, la serie generó una respuesta unánime en los espectadores españoles. Hizo populares frases como "se me chispoteó", "fue sin querer queriendo" o "es que no me tienen paciencia". También hizo célebres a personajes como la llorona Chilindrina, el mofletudo Kiko, el remilgado profesor Jirafales, don Ramón o la ‘bruja del 71’.

Esta última tiene a sus espaldas la historia más curiosa de la ficción. Nadie en su sano juicio relacionaría al personaje de doña Clotilde (ese era su nombre, aunque los ‘niños’ la llamasen bruja) con la Guerra Civil Española. Como tantas historias bizarras, dicha conexión existe. Para explicarlo habría que contar que la actriz que encarnaba al personaje, María de los Ángeles Fernández Abad, era madrileña. Nacida en la capital, pertenecía a una familia humilde que nunca consideró dedicarse al espectáculo. Cuando estalló la Guerra Civil era solo una adolescente rebelde y comprometida. Angelines, que así la llamaban en su familia, se alistó con algunas amigas en la Guerrilla Republicana tras el golpe militar del 18 de julio. En una fotografía de archivo publicada por los medios mexicanos se la puede ver junto a otras compañeras empuñando las armas, lo cual hizo durante aquellos tres años de penuria para España. Fiel a sus principios, fue una de las madrileñas que intentaron frenar el avance de los Nacionales hacia Madrid, una lucha que ha dado de sí obras como 'Las bicicletas son para el verano'; un momento de agitación como pocos para la capital de España que ella vivió de primera mano.

Como tantos otros, Angelines no lo tuvo fácil cuando finalizó la guerra, el 1 de abril de 1939. Su colaboración con los maquis que vivían en las montañas, huyendo de la represión hacia los vencidos y conspirando contra el nuevo gobierno de Franco, la convirtió en una opositora que tenía todas las papeletas para acabar fusilada o en la cárcel. Por esa razón, y según contaba años después su hija, pudo más el miedo que la lucha. La joven decidió, como muchos españoles, emigrar hacia un destino seguro: México. Su hija Paloma también recordaba ese exilio durante una entrevista realizada en 1999: “Al trabajar en las guerrillas de España, mi mamá fue catalogada como antifranquista, entonces ella necesitaba salir de su país natal, considerando que su vida era difícil. Llegó a México en 1947, después vivió en La Habana, en lo que arreglaba sus papeles y regresó para trabajar en las películas de Cantinflas y Arturo de Córdova”.

Nunca fue una refugiada política, pero sí tuvo la suerte de que el presidente de México en aquella época, Lázaro Cárdenas, fuese partidario de acoger a los republicanos españoles que, como ella, huían de la dictadura. La posibilidad de participar en obras de teatro en televisión y las radionovelas le abrieron un nuevo mundo de posibilidades laborales. El cine, sin embargo, no la trató tan bien. Atractiva, pero con un físico común en una época (incluso en aquella Edad de Oro del cine mexicano que hizo grandes a otros españoles como Luis Buñuel o Sara Montiel) en la que abundaban las mujeres despampanantes, apenas consiguió papelitos en un cine comercial y sin trascendencia. La actriz nunca pudo imaginar que la popularidad le llegaría, a lo grande, en la década de los 70, cuando el también actor Ramón Valdés la conoció.

placeholder Ramón Valdés, interprete del personaje 'Don Ramón' en una pancarta de una manifestación en contra de la violencia en El Salvador. (EFE/Escobar)
Ramón Valdés, interprete del personaje 'Don Ramón' en una pancarta de una manifestación en contra de la violencia en El Salvador. (EFE/Escobar)

Valdés, miembro de una familia famosa por sus caracterizaciones y sus voces (uno de los hermanos Valdés fue la voz de Baloo en ‘El libro de la selva’), forjó una gran amistad con ella y quiso recomendarla para el nuevo proyecto que preparaba Roberto Gómez Bolaños. El popular ‘Chespirito’, también creador de ‘El chapulín colorado’ y otros tantos personajes, preparaba una serie en la que actores adultos encarnarían a los niños de un patio de vecindad, un entorno común con el que podían sentirse identificados millones y millones de mexicanos. La idea surgió de un simple sketch: en él, Bolaños encarnaba a un niño pobre que discute acaloradamente con un vendedor de globos en un parque. La serie tuvo tanto éxito que en 1973, ‘El chavo del 8’ ya era un fenómeno sociológico no solo en México, sino en toda Hispanoamérica.

Doña Clotilde, el personaje de Angelines, era una señora excéntrica y maniática que estaba enamorada de don Ramón (el personaje de su amigo Valdés), odiaba a los niños y era objeto de continuas burlas por parte de ellos. ‘La bruja del 71’, con su peluca blanca y un rígido vestido azul, se convirtió en una de esas caracterizaciones televisivas que nadie olvida; un disfraz que sacó a la palestra el sentido del humor de Angelines, una capacidad que no siempre explotó a lo largo de su carrera como actriz.

Como el resto del reparto, con sus más y sus menos, sus guerras de egos y su popularidad a pie de calle, Angelines vivió el éxito de ‘El chavo del 8’ hasta que la ficción terminó en 1980. Bolaños siguió dándole la oportunidad de encarnar a señoras peculiares con el personaje de ‘doña Nachita’ en otros de sus programas televisivos. Pero nunca fue igual que con su ‘bruja’.

Madre soltera de una hija a la que llamó Paloma, Angelines se mantuvo en la profesión hasta que su afición por fumar empezó a pasarle factura. A sus casi 67 años, tras sentirse mal, acudió a un médico que le dijo que estaba enferma de cáncer de pulmón. Tras el diagnóstico, la actriz temía acabar como su adorado Ramón Valdés, fallecido a principios de los 80 también a causa del tabaquismo. Cuentan que en su funeral, hecha un mar de lágrimas, no dejaba de repetir: “Te fuiste mi Roro… mi Roro…”.

La actriz siguió el mismo destino que su ‘Roro’ y falleció un 25 de marzo de 1994, dos años después de que le detectasen la enfermedad. Para entonces, miles de niños españoles veían ‘El chavo del 8’ y se reían con sus ocurrencias, con el personaje que la había hecho inmortal. Angelines fue enterrada en el mismo mausoleo que Ramón Valdés, el que, al fin y al cabo, fue responsable de que fuese incluida en el reparto de la serie. En la 'madre patria', donde apenas quedaban familiares suyos, muchos ni se enteraron de su muerte, del final de una de aquellas mujeres que fueron las grandes desconocidas que lucharon en una contienda que enfrentó (y sigue enfrentando) a las dos Españas.

‘El Chavo del 8’, con aquella intro cuya música estaba inspirada en la ‘Marcha turca’ de Beethoven, llegó demasiado tarde a la televisión de nuestro país. La exitosa serie mexicana de los años 70, en la que un grupo de actores aparecían caracterizados de niños, fue una especie de fenómeno social en la España de principios de los 90, veinte años después de su éxito allende los mares. Fue entonces cuando muchas televisiones autonómicas la recuperaron en la sobremesa para deleite de una nueva generación. Llegó tarde, pero pegó fuerte. Creada y protagonizada por Roberto Gómez Bolaños, ese niño pobre que vive en una vecindad llena de prototipos de la sociedad mexicana, la serie generó una respuesta unánime en los espectadores españoles. Hizo populares frases como "se me chispoteó", "fue sin querer queriendo" o "es que no me tienen paciencia". También hizo célebres a personajes como la llorona Chilindrina, el mofletudo Kiko, el remilgado profesor Jirafales, don Ramón o la ‘bruja del 71’.

México Actores y actrices
El redactor recomienda