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Las grandes campanadas de Melania Trump en sus cuatro años como primera dama
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ELECCIONES EEUU

Las grandes campanadas de Melania Trump en sus cuatro años como primera dama

No sabemos si volveremos a ver a la modelo eslovena clavando tacones en zonas pantanosas o creando clones, por eso repasamos algunos momentazos que nos ha regalado

Foto: Melania Trump. (Reuters)
Melania Trump. (Reuters)

Cualquier cronista social que se precie no puede negarle algo a Melania Trump: ha ofrecido momentos absolutamente únicos en su paso por la Casa Blanca. Todavía puede prorrogar otros cuatro años más si Donald Trump es reelegido el 3 de noviembre como presidente de los Estados Unidos. Y, más allá de las ideologías de su marido, hay que reconocer que parece difícil que su potencial sustituta, Jill Biden, se acerque, ni por asomo, al juego que la exmodelo eslovena ha dado a la prensa.

Foto: Ashley Biden besa a su padre, Joe. (Reuters)

Incluso podemos decir que, mirando mucho más atrás, Melania ha sido única en su especie. Michelle Obama podría ser más admirable, Bárbara Bush más implacable y carismática, Hillary Clinton más relevante políticamente, Jackie Kennedy más glamurosa, pero nadie, NADIE, es comparable a ella, para bien y para mal. Desde su enigmático gesto y sin que nadie haya conseguido saber exactamente qué pasa por su cabeza, Melania Trump ha sido una máquina de crear titulares, teorías conspiranoicas y frases célebres. Ahí van algunos de esos 'greatest hits' de una rara avis en la Casa Blanca.

placeholder Los Trump, junto a los Obama en 2017. (EFE)
Los Trump, junto a los Obama en 2017. (EFE)

1. Me mudo, no me mudo

Solo a Melania se le ocurriría hacerse la remolona a la hora de trasladarse a la Casa Blanca. Con lo a gusto que estaba ella enrocada en la Torre Trump de Nueva York, ¿qué necesidad irse a Washington a ras de suelo? La excusa oficial es que tenía que esperar a que Barron, su único hijo con Donald Trump, terminara el curso, pues acude a un colegio especial en Nueva York, pero no todos creyeron esa versión. Y, en cualquier caso, Melania y Donald no estuvieron viviendo juntos en la Casa Blanca hasta junio, cinco meses después de la toma de posesión. Lo nunca visto.

2. Las cobras manuales a su marido

Melania Trump, pese a su sonrisa casi siempre estática, se ha marcado un juego de manos con su marido que ha tenido en guardia a los fotógrafos y a los expertos en comunicación no verbal. Rehuyendo por sistema el dar la mano a su marido y con no más muestras de afecto que las justas y necesarias, la salud de la relación entre el presidente y su primera dama ha sido la comidilla de muchos medios, y hasta se llegó a comentar la posibilidad del primer divorcio presidencial en plena legislatura. Con el paso del tiempo, parece que esos son los códigos de su relación, casi una anticomplicidad que nos ha llegado a parecer entrañable. Cuando veamos una pareja de presidente y primera dama totalmente acaramelados, a ver cómo llevamos el ataque de previsibilidad.

3. Fábrica de memes y hashtags

Por lo anterior y por otros motivos, los memes y hashtags sobre Melania Trump han proliferado como champiñones en la red. En los primeros meses, se hizo tendencia el #FreeMelania, basado en la presuposición de que la primera dama estaba mandando mensajes en clave para que la sacaran de las garras de su marido. Luego llegaron los memes por su minimalista (para algunos tétrica) decoración de Navidad y, los más recientes, sobre el gesto que hizo al darse la vuelta su hijastra Ivanka en plena convención republicana, pasando de la sonrisa de anuncio al desagrado absoluto. Donald Trump será el rey de Twitter con su metralleta de mensajes a cualquier hora, pero Melania no es una reina consorte, sino que tiene su corona ganada a pulso.

4. Audios filtrados

Además de las críticas a la decoración navideña, Melania ha tenido problemas con las fiestas de invierno por culpa de los audios que se filtraron en conversación telefónica con su amiga y exasesora, Stephanie Winston Wolkoff, autora además del libro 'Melania and Me'. En unas conversaciones a las que tuvo acceso CNN este mismo octubre, poco antes del primer debate Trump-Biden, la primera dama decía la ya célebre frase “Who gives a fuck about the Christmas stuff” (algo así como “¿a quién coño le importa la decoración navideña?”). Es cierto que, contextualizada, la declaración tenía sentido, pues lo comparaba con la tragedia de los niños emigrantes separados de sus familias en las fronteras, pero el tono y algunos comentarios extra (“I work my ass off”, algo así como “me dejo el culo trabajando”, a pesar de que sus detractores critican su no-misión como primera dama) hicieron pensar a CNN que tendrían la gran bomba que reventaría su reputación. ¿Qué hizo ella? Dar positivo en el coronavirus y eclipsar con ello cualquier atisbo de 'melanialeaks'.

placeholder Melania Trump, con su árbol navideño. (Instagram)
Melania Trump, con su árbol navideño. (Instagram)

5. El vestido de inauguración

Melania, año cero. Aunque el desfile de modelos que se ha marcado desde que entró en la Casa Blanca es de quitar el hipo, empezó con un nivel que ha sido casi imposible de discutir como el mejor o, desde luego, el de más impacto. El modelo de Ralph Lauren en baby blue le dio una sofisticación, clase y elegancia que conectaba con un espíritu de primera dama clásica que luego no ha cumplido muy al pie de la letra.

placeholder Donald Trump jura como 45º presidente de los Estados Unidos. (EFE)
Donald Trump jura como 45º presidente de los Estados Unidos. (EFE)

6. La chaqueta de Zara en la frontera

No siempre su elección de vestuario ha sido tan alabada: cuando Melania estaba visitando los centros de menores en la frontera de Texas en junio de 2018, apostó por moda española (ella que sabemos que ha sido muy fan de Josep Font y sus creaciones para Delpozo) y se puso una chaqueta de Zara que rezaba “I Really Don’t Care, Do u?” (“Realmente no me importa, ¿a ti?”). Sus críticos inmediatamente conectaron con insensibilidad frente a la tragedia. Más adelante explicó que era un mensaje, precisamente, para esos mismos críticos en los medios.

placeholder Melania Trump, con la chaqueta de la discordia. (Reuters)
Melania Trump, con la chaqueta de la discordia. (Reuters)

7. Los tacones en las inundaciones

Menos intencional pero igualmente criticado fue el elegir unos stillettos para bajarse del avión que la llevó a Houston, Texas, en agosto de 2017, tras el paso del huracán Harvey. Aunque, obviamente, se cambió de calzado para visitar las zonas más afectadas, la mera idea de imaginarla clavando ese tacón de aguja en el lodazal dejado por las inundaciones levantó las iras o las risas de más de uno.

placeholder Los Trump, en Texas tras el huracán Harvey. (Getty)
Los Trump, en Texas tras el huracán Harvey. (Getty)

8. Melania y su doble

El desdén que la primera dama rezuma en algunas de sus actividades, las teorías de que no está enamorada de su marido y el #FreeMelania han dado como resultado la madre de todas las conspiranoias: que la Melania que vemos parapetada tras grandes gafas de sol y una capa notable de maquillaje ni siquiera es ella. Las teorías se diluyeron en un momento de la legislatura, pero han vuelto con fuerza recientemente con una foto tomada antes del segundo debate entre Trump y Biden. ¿Dos Melanias por el precio de una?

9. El discurso plagiado a Michelle Obama

Es imposible terminar esta selección sin el caso de plagio de discurso de Melania Trump a su supuesta némesis: Michelle Obama. Aunque técnicamente es previo a su condición de primera dama (sucedió en el discurso de la convención republicana previo a las elecciones de 2016) había que hacerlo. ¿Admiraba realmente Melania a Michelle? ¿Algún empleado rencoroso le jugó una mala pasada? ¿Será que los extremos se tocan? ¿O el vacío de los discursos políticos acaba haciéndolos a todos iguales? Juzguen por ustedes mismos.

Cualquier cronista social que se precie no puede negarle algo a Melania Trump: ha ofrecido momentos absolutamente únicos en su paso por la Casa Blanca. Todavía puede prorrogar otros cuatro años más si Donald Trump es reelegido el 3 de noviembre como presidente de los Estados Unidos. Y, más allá de las ideologías de su marido, hay que reconocer que parece difícil que su potencial sustituta, Jill Biden, se acerque, ni por asomo, al juego que la exmodelo eslovena ha dado a la prensa.

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