El carácter inquebrantable de Angela Merkel ante la muerte de su madre

Steffen Seibert, portavoz del Gobierno alemán, ha confirmado la noticia que ya daba la prensa alemana desde unas horas antes: la madre de Angela Merkel ha muerto. Un asunto que ha llevado con suma discreción, porque la canciller ha continuado trabajando con normalidad, sobre todo en unas circunstancias muy delicadas para la Unión Europea, en plena negociación del Brexit. Muy comentado, por cierto, ha sido el sentido del humor que demostró con la líder británica Theresa May, cuando ambas coincidieron con una chaqueta de un azul casi idéntico en Bruselas.

Herlind Kasner, que tenía 90 años, falleció un día de este mes que no se ha precisado, en la localidad de Templin, que se encuentra a unos 75 kilómetros al norte de Berlín, y es allí donde descansarán sus restos mortales. Allí se habían trasladado su marido y ella poco después de que naciera Angela, en 1954, y allí están anclados algunos de los recuerdos más felices de la mandataria alemana.

Angela Merkel mantenía una relación muy estrecha con su madre, quien acudió al Parlamento alemán el año pasado cuando su hija juró su cuarto mandato. Herlind era una mujer muy culta y había trabajado como profesora de inglés y latín en la ya mencionada localidad, donde también falleció el padre de la política alemana, un pastor protestante, en 2011, con quien se estableció en Hamburgo poco después de casarse (ella era de origen polaco, pues había nacido el 8 de julio de 1928 en la localidad de Gdansk).

Merkel nunca se ha caracterizado por hacer declaraciones sobre su vida privada, pues en líneas generales la ha mantenido ajena al foco público, y no ha hecho una excepción en esta ocasión.