Queca Campillo, la fotógrafa guardiana de los secretos del rey Juan Carlos durante 29 años

El 4 de mayo de 2015 fallecía en Cáceres a los 65 años Queca Campillo, que desarrolló su carrera profesional en la revista ‘Tiempo’. Fallecía el mismo día que también moría Jesús Hermida, al que la profesional le había hecho sus mejores retratos para ilustrar las entrevistas en el semanario que dirigieron Julián Lago y Pepe Oneto.

Era una mujer vital, divertida y con una capacidad de trabajo importante de la que podíamos y (podemos) dar fe todos los que formamos parte de esa redacción del Grupo Zeta. En mi caso, fueron diecisiete años compartiendo informaciones, ocio y amistad. Hicimos temas como la fuga de la Dulce Neus (uno de los casos de la crónica negra de los años 80), la caravana de mujeres a la localidad de Plan, entrevistas, actos institucionales, fiestas... También viajamos fuera y dentro de España para cubrir los desfiles de Nueva York o nos íbamos a París para seguir la ruta de Marta Chávarri y Alberto Cortina. Y, por supuesto, los actos de la familia real y sus vacaciones en Palma. En este sector era donde a Queca Campillo se le abrían las puertas y se facilitaba el trabajo al redactor que fuera con ella.

En la profesión se sabía de su “amistad entrañable” con el Jefe del Estado y de la que ella no presumía. Se daba por sentada esa intimidad, de la que no sacó rédito, como sí lo hicieron Corinna, Marta Gayá y Bárbara. En el caso de Queca, que tenía su intendencia resuelta por su trabajo, era quizá más sutil para ella manejar información que recibía del Rey emérito. Y la alternativa de trasladarle, lo que sucedía en los cenáculos periodísticos e incluso políticos, ya que cubría gráficamente las sesiones en el congreso. Su capacidad de influencia llegaba para trasladar a los directores consecutivos de ‘Tiempo’ cuestiones interesadas del rey que servían para grandes exclusivas.

Entre los colegas se comentaba lo poco que le gustaba a doña Sofía su presencia en los actos oficiales, que aparentemente no podía vetar. La reina estaba al tanto de lo que representaba la fotoperiodista para su marido, pero como también conocía el nombre de otras amantes. Y no había nada que hacer.

Durante veintinueve años, el tiempo que duró la relación, Queca fue la guardiana de los secretos de don Juan Carlos. La historia sentimental que conocía la profesión ha sido ahora el tema más destacado del documental ‘Salvar al Rey’ que se emite en la plataforma HBO. Todo lo demás forma parte de las historias conocidas de la etapa como Jefe del Estado del hoy rey jubilado. También aparece el testimonio sonoro de las famosas y archihabladas conversaciones de Bárbara Rey con don Juan Carlos. En este caso se escucha por primera vez los “mi vida” que dedica a la actriz.

Lo realmente llamativo es la visibilidad que la fotógrafa, a través de su hija, ha querido dar de esos años como pareja clandestina del monarca. Y no solo para los que la conocimos y sabíamos de sus secretos, sino para los espectadores de la serie, que se encontrarán con una vida paralela. Queca explica de viva voz cómo se conocieron, dónde se veían, cómo llegaba al recinto del palacio y a esos encuentros y lo que significó su relación que acabó con la llegada de Corinna. Incluso en uno de los momentos de la serie, llega a avisar a don Juan Carlos del peligro que supone Larsen en su vida.

¿Y cuáles son las razones de dar visibilidad a esa relación en ‘Salvar al Rey’ que duró más de dos décadas? Y más aún: ¿por qué Carmen, la hija, ha querido que siete años después de la muerte de su madre esta historia sea del dominio público? Ella se convierte en narradora y facilita a la productora los vídeos donde la fotógrafa relata su vida afectiva con el emérito. Se escuchan las grabaciones del contestador automático y del móvil donde don Juan Carlos deja sus mensajes. Se pueden oír frases cotidianas como “no sé dónde pillo”, “no consigo hablar contigo”o “ya te llamaré, besitos”.

Hay quien opina que nunca deberían haber salido y que deberían haber permanecido en la intimidad, pero su hija asegura a Vanitatis que fue el testamento que le dejó su madre. Lo que ha sorprendido han sido las grabaciones de vídeo que parecen profesionales y que se hicieron antes de 2015, que fue cuando falleció. Así lo explica Carmen: “Tenía intención de escribir sus memorias y contar su historia sentimental, que fue muy importante. Por eso fue grabando las informaciones, para que después alguien la escribiera. El cáncer se lo impidió y quedé como receptora de ese deseo. Forma parte de mi vida y por eso he querido ser yo la que lo cuente”.

Un colega de profesión, con el que siempre había tenido un buen trato, le planteó la posibilidad de que la historia que muchos sabían no se quedara en un secreto a voces. Su muerte cerró ese camino y fue entonces cuando Carmen comenzó a dar vueltas al futuro documental. Como ya he descrito más arriba, el testimonio de Queca Campillo es lo novedoso y quizá para algunos una especie de arreglo de cuentas desde el más allá con el Rey emérito. Las intervenciones de periodistas, políticos, empresarios que aparecen en ‘Salvar al rey’ no son novedosas y aportan el conocimiento de haber vivido el reinado del monarca. Lo interesante es la aparición para el público de la fotógrafa que compartió amores con dos de las mujeres más importantes en la vida de Juan Carlos: Bárbara Rey y Marta Gayá. Corinna llegó mucho después