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La misteriosa renuncia a sus vacaciones del rey Mohamed VI de Marruecos
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FAMILIA REAL ALAUÍ

La misteriosa renuncia a sus vacaciones del rey Mohamed VI de Marruecos

Es la primera vez que sucede esto desde que el monarca alauí accedió al trono en 1999. Las élites marroquíes especulan sobre el porqué de esa renuncia al ocio veraniego

Foto: Mohamed VI. (Reuters)
Mohamed VI. (Reuters)

Todos los años, a principios del verano, la prensa de Marruecos anunciaba que el rey Mohamed VI, de 57 años, iniciaba sus vacaciones en la costa norte del país. Aunque con alguna interrupción, para desarrollar actividades oficiales, duraban varios meses. El año pasado se prolongaron hasta casi finales de septiembre. El monarca alauí pasaba siempre varias semanas en la residencia real de Rincón, que los marroquíes llaman M’diq, una ciudad de 57.000 habitantes a 25 kilómetros al este de Ceuta. La casa colinda con la de su primo el príncipe Moulay Hicham, el miembro díscolo de la familia real. En 2018, un año después de que fuese aplastada la revuelta del Rif, el rey volvió también de vacaciones a Alhucemas, la capital de esa región algo rebelde.

El verano significaba para el soberano navegar por el Mediterráneo Occidental zarpando desde el pequeño embarcadero de Rincón. Lo hizo a bordo de El Boughaz 1, una vieja goleta, o en una lancha deportiva con la que fue interceptado, por error, el 7 de agosto de 2014 por la Guardia Civil en aguas de Ceuta. En 2018 el emir de Qatar, Tamim bin Hamad al Zani, le prestó su lujoso yate Al Luisal y al año siguiente se compró, o le regalaron, el Badis 1, un espectacular velero de 70 metros de eslora.

Este año, por lo menos hasta mediados de agosto, Mohamed VI ha renunciado a sus vacaciones y al mar. Es la primera vez que sucede desde que accedió al trono en 1999. El rey está desde el 26 de diciembre pasado en Dar al Majzén, el palacio real de Fez, y de ahí prácticamente no se ha movido. Su decisión es tanto más sorprendente en cuanto que Fez, la capital espiritual del reino, es una ciudad calurosa con un clima muy parecido al de Madrid. Las temperaturas alcanzan a mediados de agosto los 38 grados de máxima y, por la noche, no suelen bajar de los 20.

placeholder El rey Mohamed recibiendo la vacuna. (EFE)
El rey Mohamed recibiendo la vacuna. (EFE)

Allí se vacunó el soberano el 28 enero -le inocularon la Sinopharm china-; allí presidió el 28 de junio un último Consejo de Ministros y allí celebró la Laylat Al-Qadr (la Noche del Destino), una de las principales fiestas del mes de ayuno de Ramadán, acompañado por su hijo, Moulay Hassan, y su hermano, Moulay Rachid.

Mohamed VI convive en el palacio con Omar, Ottman y, sobre todo, Abu Bakr Azaitar, dos de ellos luchadores de artes marciales mixtas. Los tres hermanos se convirtieron en sus amigos íntimos en abril de 2018. Es una relación que preocupa a los más íntimos colaboradores del soberano porque los modales y la ostentación que hacen los Azaitar en las redes sociales daña la imagen de la monarquía. De ahí que parte de la prensa haya emprendido desde mayo una campaña contra ellos.

Las élites marroquíes especulan sobre el porqué de esa renuncia al ocio veraniego por parte del monarca, pero nadie sabe a ciencia cierta sus motivos. No es esta la única anomalía de este verano real. Por primera vez en sus 22 años de reinado Mohamed VI no pronunció su discurso del Trono, el más importante del año, el 29 de julio por la noche, la víspera de la fiesta que conmemora su entronización. El monarca se dirigió el pueblo el 31 por la noche, pero ni un solo diario marroquí se atrevió a preguntarse a qué se debía ese retraso. Ante las cámaras tenía un aspecto “más delgado y pálido que en sus últimas apariciones”, según la agencia de prensa EFE. Estaba “visiblemente cansado”, recalcó.

La última vez que se manifestó el rey fue el 14 de agosto. Envió un mensaje de pésame a Abdellatif Hammouchi, de 55 años, el gran jefe policial de Marruecos, cuya madre acababa de fallecer. Le expresó sus “más sinceras condolencias y sus sentimientos de compasión tras esta cruel pérdida, siendo la voluntad divina imparable, implorando al Todopoderoso que recompense a Hammouchi con la bendición de su madre y le conceda paciencia y consuelo”.

Hammouchi es a la vez el jefe de la Seguridad Nacional y de la Dirección General de Supervisión del Territorio (DGST), una especie de policía política y antiterrorista a la vez. Es el primer policía en la historia de Marruecos que ostenta ambos cargos. Ahora está “en el corazón del escándalo de espionaje que afecta a Emmanuel Macron y al entorno de Mohamed VI”, recalcaba el semanario parisino 'Le Point'.

'Forbidden Stories', asociación de 17 medios de comunicación, reveló el 18 de julio que los servicios secretos de Marruecos poseían el programa malicioso Pegasus y habían establecido una lista de unos 10.000 móviles a los que infiltrar. La DGST es el más poderoso de los servicios de espionaje marroquíes. De ahí que las sospechas recaigan sobre Hammouchi. Rabat ha negado haber adquirido y utilizado Pegasus.

placeholder Mohamed VI, en una imagen de archivo. (Getty)
Mohamed VI, en una imagen de archivo. (Getty)

Dos días después, el 20 de julio, 'Radio France', la radiodifusión pública francesa, y el 'Süd Deutsche Zeitung', el diario de Munich, aseguraron que entre los teléfonos blanco del espionaje figuraban el del propio rey y gran parte de su entorno empezando por su exesposa, Lalla Salma, hasta el de su primo díscolo, Moulay Hicham, pasando también por su suegro, Mohamed Mediouri. En ese listado de objetivos a espiar figuran hasta algunas sobrinas del monarca.

Caben dos posibilidades, como resaltaba la radio francesa. La primera es que en un “ambiente de intensa desconfianza el propio rey haya autorizado la vigilancia de su entorno, incluido su propio móvil, para garantizar su seguridad”. La segunda es que “el jefe de la policía y de la inteligencia marroquí, nombrado por el rey en 2015, se haya otorgado a sí mismo poderes que van más allá” de los que el soberano le asignó. Habría tomado la iniciativa de infiltrar más móviles de los autorizados para, quizás, tratar de proteger al monarca.

De ser así, Mohamed VI estaría resignado ante los abusos de su gran jefe policial. Por eso un mes después sigue ostentando los mismos dos cargos.

Todos los años, a principios del verano, la prensa de Marruecos anunciaba que el rey Mohamed VI, de 57 años, iniciaba sus vacaciones en la costa norte del país. Aunque con alguna interrupción, para desarrollar actividades oficiales, duraban varios meses. El año pasado se prolongaron hasta casi finales de septiembre. El monarca alauí pasaba siempre varias semanas en la residencia real de Rincón, que los marroquíes llaman M’diq, una ciudad de 57.000 habitantes a 25 kilómetros al este de Ceuta. La casa colinda con la de su primo el príncipe Moulay Hicham, el miembro díscolo de la familia real. En 2018, un año después de que fuese aplastada la revuelta del Rif, el rey volvió también de vacaciones a Alhucemas, la capital de esa región algo rebelde.

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