A subasta en París un reloj-pulsera único de la reina Victoria Eugenia

Después de que, el pasado mes de noviembre, un broche de Cartier que era una de sus piezas más queridas se quedara sin comprador en una subasta organizada por Sotheby´s, hoy llega una nueva oportunidad para los más pudientes aficionados a las joyas reales. El estudio Coutau-Bégarie de París propone para el máximo pujador un artículo muy especial que perteneció a la reina Victoria Eugenia.

Y no solo por lo que es, sino por la historia que tiene detrás, ya que perteneció, primero, a una mujer que fue reina consorte de España y, más tarde, a otra mujer que pudo serlo. Se trata de un reloj-pulsera fabricado en 1919 por el joyero Henri Lyon. Está realizado completamente en platino y diamantes de talla antigua, de unos 12 quilates cada uno de ellos. La esfera del reloj tiene una solapa, también cubierta de diamantes, que se abre y se cierra, por lo que se puede llevar a modo de pulsera. Pero lo mejor de la pieza es que formó parte de la colección personal de Victoria Eugenia, bisabuela y madrina del rey Felipe VI.

El gusto de Victoria Eugenia –o Ena, como se la llamaba familiarmente– por las joyas es de sobra conocido. En su joyero contaba con algunas piezas únicas y de gran valor que han tenido un destino muy diferente. Algunas pasaron a formar parte de las denominadas 'joyas de pasar', por expreso deseo suyo, y solo las pueden utilizar los miembros de la familia real. Otras fueron repartidas entre sus descendientes, también con distintos finales para cada una de ellas. Y es, precisamente, el caso de este reloj-pulsera, del que actualmente se desconocía su ubicación.

En concreto, la esposa de Alfonso XIII se lo legó a su segundo hijo, Jaime de Borbón, duque de Segovia y quien reclamó durante un tiempo el trono español, años después de haber renunciado a derechos, obligado por su padre. Y Jaime, a su vez, se lo regaló a su segunda mujer, la cantante de ópera Charlotte Tiedemann, quien fallecía en 1979, año en el que se pierde el rastro del reloj. Aunque hemos encontrado una pista que apunta a que ella misma lo habría vendido tras el fallecimiento del duque de Segovia –abuelo de Luis Alfonso de Borbón–, también existe la posibilidad de que siga en manos de los herederos de Tiedemann, puesto que tenía una hija de un matrimonio anterior.

Lo que sí está claro es que es una pieza única y una tentación para los coleccionistas y no solo por su valor físico. Será en formato subasta y se ha estimado un precio para este reloj de entre 6.000 y 8.000 euros. Aunque, como nos dicen desde el propio estudio, el precio final puede subir muchísimo, en función de los compradores que haya interesados, que ya pueden hacer sus pujas a través de la página web de la casa o por teléfono.

La pandemia y la situación sanitaria –crítica en Francia– hacen que el aforo de la subasta esté hoy reducido al mínimo y no facilita, precisamente, el que posibles compradores de otros países puedan viajar para estar presentes el día de su venta. Por eso, ya se pueden realizar ofertas por él, lo que podría hacer que su precio, llegado el día de la subasta, sea muy superior al que se estima ahora mismo.