Irene Urdangarin, 'princesa' viajera: sus movimientos europeos en plena pandemia

Una de las grandes pasiones de la infanta Cristina son los viajes. Sobre todo a países del tercer mundo, donde puede ejercer la labor solidaria que desempeña desde hace años, primero en La Caixa y después en la Fundación Aga Khan. Parece que su hija, Irene, ha heredado la pasión de su madre por conocer mundo.

A sus 15 años, Irene pisa fuerte y ninguna de sus apariciones públicas deja indiferente. Estilosa, de larga melena rubia y alta como sus padres, la joven intenta llevar una existencia discreta fuera de foco, aunque a veces, entre viaje y viaje, la prensa consigue alguna imagen de ella. Ahora que hay restricciones, esos viajes que tanto gustan a madre e hija se limitan a visitas a familiares y amigos. Eso sí, las fronteras no son impedimento.

Afincadas juntas (y ya solas) en Ginebra, en verano estuvieron en España y Francia. A finales de octubre pasaron por Barcelona, a principios de diciembre por Madrid y a mediados del mismo mes, por St. Moritz, en la boda de su familia griega. Hay que tener en cuenta la normativa sanitaria que deben seguir al vivir en Suiza: cada vez que alguien sale de ese país, a su vuelta debe guardar una cuarentena de 10 días, aunque se haya hecho una prueba PCR y haya dado un resultado negativo.

Justificación médica

No sabemos si cada vez que la hija de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin vuelve a su residencia en Ginebra se encierra en casa y sigue las clases online, una posibilidad que ofrece el colegio en el que estudia, Ecolint. Eso sí, debe justificar razones médicas para hacerlo. Según informan a Vanitatis desde la escuela, “las leyes cantonales suizas no han autorizado la educación online, así que todos los estudiantes están (o deberían estar) atendiendo las clases en persona a no ser que justifiquen motivos médicos para no asistir a clase”.

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Sí sabemos que la Infanta no tiene necesidad de cambiar sus rutinas porque en la Fundación Aga Khan siguen teletrabajando, tal y como nos informa la entidad, desde los inicios de la pandemia. Así que la hermana de Felipe VI puede viajar, guardar la preceptiva cuarentena y trabajar, todo al mismo tiempo.

A pesar de estar en plena pandemia mundial, la agenda de Irene Urdangarin ha sido apretada en los últimos meses. Y eso que los viajes en Europa han caído y las cifras de vuelos están bajo mínimos. En verano, cuando las medidas restrictivas se relajaron en todos los países europeos, la Infanta y su hija viajaron a España, donde estuvieron en Madrid y después en el País Vasco. También pasaron unos días en Bidart, en la costa vasca francesa, donde los Urdangarin suelen disfrutar de sus vacaciones estivales.

Salidas en solitario

Tras unas semanas de clases, Irene voló de nuevo con su madre a España, donde se encontraron con el padre y con uno de sus hermanos, Pablo, en Barcelona y alrededores. Padre e hija se alojaron en casa de unos amigos de la familia en Cabrils, en la costa barcelonesa del Maresme, muy cerca de Mataró, y desde allí se movieron para visitar a amigos. Irene llegó incluso a moverse sola, acompañada de sus escoltas, por la capital catalana, donde conserva amigos de pequeña y donde viven sus primos Gui Urdangarin, hijos de Ana, la mayor de los hermanos de Iñaki.

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Pasaron otras semanas, y madre e hija emprendían otro viaje, esta vez a Madrid, hasta donde también se desplazó Pablo para celebrar su 20 cumpleaños. Alojados en el Palacio de la Zarzuela, celebraron una fiesta íntima y discreta.

De vuelta en Suiza, tocaba otro viaje, aunque no cruzaban fronteras. Irene se subía a un avión para ir hasta St. Moritz, en los Alpes, para asistir a la boda del primo de su madre, Philippos de Grecia con la heredera suiza Nina Flohr. El encuentro reunió a la familia real griega al completo: los reyes Constantino y Ana María; el príncipe Pablo y su mujer, Marie-Chantal, con sus cinco hijos; Alexia de Grecia con Carlos Morales; Nicolás con Tatiana, y la princesa Theodora con su prometido, Matthew Kumar. La Infanta y su hija fueron los únicos representantes de la familia real española en la celebración.

Los permisos del padre

La siguiente parada debería ser, de nuevo, Madrid. La clases en Ecolint terminan este próximo viernes 18 de diciembre y no se retoman hasta el 8 de enero. Las vacaciones de Irene suelen coincidir, además, con los permisos penitenciarios de su padre. Del 19 al 23 de octubre, por ejemplo, la joven tuvo una semana libre y fue cuando su padre salió de prisión para pasar unos días en Barcelona con parte de la familia.

Lo más lógico sería, pues, que Urdangarin disfrutara de unos días de libertad a partir de este viernes, tiempo que podrá pasar con su mujer y su hija, como mínimo. Pero como suelen decir desde el entorno de la familia, “improvisan mucho y es muy complicado seguirles el ritmo”. Obsesionados por controlar su imagen y que nadie les siga en sus escapadas, los exduques de Palma han cerrado su círculo a mínimos y cambian de planes casi sin avisar para mantener esa intimidad que tanto les preocupa.