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La experta internacional que explica cómo hacer frente a la epidemia de obesidad infantil
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Entrevista a Susan Carnell

La experta internacional que explica cómo hacer frente a la epidemia de obesidad infantil

La psicóloga se especializó en estilo de alimentación parental y conducta alimentaria infantil. Para ella estos son los aspectos clave para acabar con la obesidad en niños

Foto: La investigadora Susan Carnell. (Johns Hopkins Medicine)
La investigadora Susan Carnell. (Johns Hopkins Medicine)

El 20,2% de los niños españoles, de entre seis y nueve años, presentaba sobrepeso en 2023. Además, el 15,9% padecía obesidad. Así lo indicaba el estudio Aladino, elaborado por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN).

"En esta edición se observa una disminución del exceso de peso, el sobrepeso y la obesidad con respecto a la anterior de 2019, aunque manteniendo valores elevados, en los que más de un tercio de la población infantil padece exceso de peso", exponía el documento. Por ese motivo, la obesidad infantil, que ya se considera una epidemia, es una situación que preocupa a sociedades científicas y autoridades sanitarias.

Investigadores como Susan Carnell dedican su carrera al estudio de esta patología. Ella estudió Psicología Experimental en la Universidad de Oxford. Más tarde se doctoró en el University College de Londres, especializándose en estilo de alimentación parental y conducta alimentaria infantil. Desde entonces, se dedica a profundizar sobre el tema, por ejemplo, estudiando datos genéticos conductuales para examinar las influencias genéticas y ambientales en el apetito y la obesidad infantil.

Tras su estancia en Reino Unido, se trasladó al New York Obesity Nutrition Research Center de la Universidad de Columbia, donde dirigió estudios sobre la variación circadiana relacionada con el estrés en las respuestas neuronales y hormonales a los alimentos y a las señales alimentarias en adultos obesos y delgados con y sin atracones. Actualmente, es profesora asociada en la facultad de medicina de la Universidad Johns Hopkins.

Foto: Rosalía Rodríguez

PREGUNTA. ¿Por qué es importante aprender buenos hábitos alimenticios desde pequeños?

RESPUESTA. La evidencia sugiere que algunos tipos de comportamientos alimentarios progresan durante la etapa de desarrollo. Por lo tanto, establecer buenos hábitos desde una edad temprana podría ayudar a adquirir un patrón de buena alimentación a lo largo de la vida, algo que promueve la salud y protege contra la obesidad. También sabemos que exponer a los niños en edad preescolar a frutas y verduras aumenta el gusto y consumo de los mismos. Los padres tienen una gran oportunidad de hacerlo desde pequeños y, con suerte, establecer preferencias alimentarias saludables.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que la respuesta a los alimentos y a la saciedad son altamente genéticas. Es decir, que las conductas se pueden aprender de cierto modo, por lo que puede ser igualmente importante modificar el entorno alimentario para que los niños que son, por ejemplo, muy sensibles a los alimentos, sean menos propensos a comer en exceso. Esto se puede conseguir, entre otras medidas, manteniendo los bocadillos altamente calóricos fuera de casa para que el niño no tenga la oportunidad de comer una cantidad excesiva.

La psicología debe ser un componente fundamental en la prevención y el tratamiento de la obesidad

Por el contrario, la sobrealimentación emocional está bastante impulsada por el entorno en las etapas tempranas, al igual que la quisquillosidad alimentaria. Así que, los padres pueden tener una buena oportunidad de ayudar a los niños a no aprender un patrón de sobrealimentación emocional y a exponer a los niños a alimentos saludables de una manera tranquila. También hay evidencia de que, incluso si los pequeños tienen una disposición a comer en exceso por motivos emocionales, los padres pueden ser capaces de ajustar esa conducta mediante un control encubierto, evitando ciertos alimentos en lugar de restringirlos abiertamente.

P. ¿Cómo se puede reducir la obesidad infantil?

R. Parte de la evidencia que proviene de ensayos clínicos explica que la alimentación responsiva en la infancia puede prevenir la obesidad. Igualmente, el tratamiento conductual basado en la familia puede ayudar a los niños con obesidad a controlar su peso.

Foto: La cruzada de Gasol contra la obesidad infantil. (EFE/Daniel González)

P. ¿Y cuál es la relación de la obesidad infantil con la salud mental?

R. A veces puede estar asociada a problemas de salud mental, como la depresión. Algunos niños con obesidad también pueden presentar trastornos alimentarios, como atracones o TDAH, lo que puede deberse en parte a una base neuroconductual subyacente compartida.

P. ¿Debería abordarse psicológicamente de forma simultánea?

R. La psicología debe ser un componente fundamental en la prevención y el tratamiento de la obesidad. Hay que tener cuidado para no provocar pensamientos y comportamientos relacionados con trastornos alimentarios, como comentarios negativos sobre el tamaño corporal. La terapia conductual familiar se centra en lograr cambios saludables para toda la familia, en lugar de focalizarse específicamente en un solo niño y su peso.

"Todavía necesitamos entender más sobre cómo personalizar los enfoques de prevención y tratamiento de la obesidad"

P. ¿Hasta dónde hemos llegado?

R. La terapia conductual familiar se ha consolidado como una intervención eficaz para la obesidad infantil. Cada vez hay más evidencia que sugiere que podría realizarse a distancia, lo que aumentaría su alcance. Además, ahora sabemos más sobre medidas eficaces para mantener la pérdida de peso después del tratamiento. Los nuevos medicamentos contra la obesidad también suponen un cambio radical, aunque siempre deben ir acompañados de cambios el estilo de vida, y aún queda mucho por aprender sobre la seguridad y la eficacia de su uso en niños y adolescentes.

P. ¿Y cuáles son los retos que quedan por delante?

R. Todavía necesitamos entender más sobre cómo personalizar la prevención y tratamiento de la obesidad, teniendo en cuenta el hecho de que los niños varían en sus disposiciones hacia ciertos comportamientos alimentarios y el riesgo genético.

La obesidad a veces puede estar asociada a problemas de salud mental, como la depresión

P. ¿Cómo ve el tratamiento de la obesidad infantil dentro de 10 años?

R. Creo que la nueva ola de medicamentos contra la obesidad probablemente formará parte de un conjunto de herramientas que potencialmente se utilizarán para tratar la obesidad infantil. También habrá avances en la personalización del tratamiento, por ejemplo, mediante la administración de cuestionarios sobre conductas alimentarias. Tal vez algún día se utilicen mediciones biológicas objetivas, como escáneres cerebrales, para comprender mejor qué impulsa la conducta alimentaria en niños, y poder abordar el problema.

Los niños con alta respuesta a los alimentos pueden beneficiarse especialmente de controles al entorno alimentario del hogar, mientras que los que tienen baja respuesta a la saciedad pueden beneficiarse más de un fármaco anti obesidad que suprima el apetito. En cambio, los que tengan un fenotipo de alimentación emocional o atracones pueden beneficiarse de la psicoterapia para reducir el estrés o mejorar las habilidades interpersonales.

Los niños con sensibilidades sensoriales y comportamientos alimentarios selectivos pueden requerir recomendaciones específicas

A medida que aprendemos más sobre la genética de la conducta alimentaria y la obesidad, también podremos evaluar factores genéticos individuales para orientar las opciones de tratamiento. Es posible que empecemos a ver nuevas formas de terapias con base biológica como la estimulación cerebral en forma de complemento del tratamiento conductual, pero falta mucho para que esto suceda.

Espero que veamos una mayor adaptación del tratamiento teniendo en cuenta las afecciones coexistentes, como el TDAH y el trastorno del espectro autista, para que podamos utilizar los enfoques más eficaces para cada niño. Por ejemplo, el control inhibitorio general, así como el relacionado con la alimentación, puede resultar un objetivo útil para niños con TDAH y obesidad coexistentes. Asimismo, los niños con sensibilidades sensoriales y comportamientos alimentarios selectivos, como parte del espectro autista, pueden requerir recomendaciones dietéticas modificadas. A medida que las tecnologías mejoran y se reducen sus costes, es posible que veamos un mayor uso de tecnologías de monitorización remota, como el acelerómetro y la monitorización continua de la glucosa, para proporcionar a los niños y a sus profesionales sanitarios información en tiempo real sobre las conductas alimentarias y la actividad, y así contribuir a la mejora de sus comportamientos.

El 20,2% de los niños españoles, de entre seis y nueve años, presentaba sobrepeso en 2023. Además, el 15,9% padecía obesidad. Así lo indicaba el estudio Aladino, elaborado por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN).

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