Es noticia
El médico Nobel de la Paz que quiere que los doctores españoles luchen contra las armas nucleares
  1. Bienestar
Entrevista a Carlos Umaña

El médico Nobel de la Paz que quiere que los doctores españoles luchen contra las armas nucleares

Forma parte del equipo directivo de la Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares, que en 2017 recibió la distinción en Oslo por su labor

Foto: Carlos Umaña. (EFE/Quique García)
Carlos Umaña. (EFE/Quique García)

Carlos Umaña (Costa Rica, 1975) es médico, activista y una de las voces en español más comprometidas del movimiento global por el desarme nuclear. Umaña lleva años alertando sobre los riesgos catastróficos que representan las armas nucleares para la humanidad y lo hace desde una doble trinchera. Por un lado, acude a la batalla por el bando científico, como médico especializado en salud pública. Por el otro, por el político, como miembro del equipo directivo de la Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares (ICAN), organización que en 2017 recibió el Premio Nobel de la Paz por su decisiva labor de concienciación y por haber logrado un hito histórico: la adopción del Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares en Naciones Unidas.

Además, Umaña copreside la Asociación Internacional de Médicos para la Prevención de la Guerra Nuclear (IPPNW, por sus siglas en inglés), una entidad con décadas de historia que ha sabido unir a profesionales sanitarios de todo el mundo en torno a una idea clara: la única medicina frente a una guerra nuclear es su prevención.

Su activismo se sustenta en datos, pero también en un profundo sentido ético. Habla de la amenaza atómica como un médico hablaría de una enfermedad terminal: sin dramatismo, pero con la urgencia de quien sabe que el tiempo es limitado.

Umaña está en Madrid para encontrarse con otros médicos en el Hospital 12 de Octubre, donde ha impartido una conferencia con la que espera concienciar a sus colegas de la importancia de sumarse a su movimiento y todo lo que un doctor puede aportar. El costarricense charla con El Confidencial sobre el papel de los facultativos en esta área y cómo de cerca está una guerra nuclear, entre otras cuestiones.

placeholder Carlos Umaña sosteniendo su distinción de Nobel de la Paz. (EFE/Quique García)
Carlos Umaña sosteniendo su distinción de Nobel de la Paz. (EFE/Quique García)

PREGUNTA. ¿En qué momento un médico, como tú, se convierte en activista contra las armas nucleares?

RESPUESTA. La Asociación Internacional de Médicos para la Prevención de la Guerra Nuclear fue fundada en 1980, en plena Guerra Fría, por médicos soviéticos y estadounidenses que decidieron reunirse para hablar de paz.

Además de ser médico, soy artista plástico. En 2012 estaba vendiendo pinturas en una feria de Costa Rica, cuando una compañera psiquiatra me contó que tenía la idea de fundar la filial costarricense de IPPNW. Claro, Costa Rica es quizás lo más lejano a una potencia nuclear. Entonces, en ese momento no veía muy claro qué podía hacer un médico costarricense en contra de las armas nucleares. Sin embargo, había tenido la oportunidad de ir a Hiroshima diez años antes y pasé por el Museo de Hiroshima, que fue una experiencia transformadora. Tenía esa sensibilidad, aunque no sabía qué podía hacer. Pero sí tenía claro que, ante la oportunidad de poder hacer algo, la iba a tomar.

En ese momento, en realidad, no planeé hacerme activista antinuclear, sin embargo, a partir de ahí empezamos a hacer muchas cosas y se convirtió en un trabajo de tiempo completo.

P. ¿Qué puede hacer un médico contra algo tan enorme y geopolítico como las armas nucleares?

R. Todos tenemos un rol en la abolición de las armas nucleares y en liberarnos de esta amenaza. Los médicos tenemos un rol porque es necesario para la abolición de las armas nucleares y para su estigmatización es precisamente la toma de decisiones basada en la evidencia. Y quienes, por un lado, entendemos mejor esta evidencia, somos los médicos y los científicos. Y, por otro lado, el médico tiene la confianza de la población.

Si estamos pensando en una guerra nuclear como una de las cosas más nefastas que se le pueden ocurrir, pensando en nuestro pensamiento hipocrático y en que tenemos que prevenir lo que no podemos curar, pues ciertamente luchar contra una guerra nuclear es parte de nuestro mandato.

El doctor Rudolf Virchow decía que la medicina es una ciencia social y no solamente estamos tratando al paciente, sino que también estamos tratando a la comunidad.

Foto: Protestas conta Vladímir Putin en la ONU. (Reuters/Andrew Kelly)

Y justamente la Organización Mundial de la Salud votó la semana pasada una resolución para actualizar los estudios sobre las consecuencias en la salud y en los servicios médicos de una guerra nuclear. Teniendo en cuenta que la OMS es el organismo que se encarga del multilateralismo desde el punto de vista médico y científico, y justamente ahí se le está dando prioridad a esto, precisamente de la mano con la comunidad médica.

P. ¿Cuál es tu análisis de esta decisión de la OMS?

R. La escalada bélica. Cabe destacar que hay varios países que se están invirtiendo en la disuasión nuclear [la doctrina militar y política que se basa en la idea de que la existencia de armas nucleares y la amenaza de represalia nuclear pueden evitar un ataque nuclear por parte de otro estado] y a la vez desfinancia ONG de desarme, como es el ejemplo de Noruega.

Entonces, ante este belicismo y este nuclearismo, varios países han propuesto esta resolución. Fuero principalmente los países de las islas del Pacífico, los que sufrieron las consecuencias de los ensayos nucleares, los mayores proponentes de esta resolución dentro de la OMS, y contaron con el auspicio y el apoyo también del Secretario General.

Cabe decir también que varios países, especialmente dentro de la OTAN, se abstuvieron o votaron negativamente dicha resolución.

Foto: Putin en el centro de la corporación Energia, en Korolyov, Rusia. (Reuters/Sputnik)

P. Han pasado casi 80 años de las bombas de Hiroshima y Nagasaki, en el escenario bélico que nos situamos, ¿cuál es el riesgo real de una guerra nuclear?

R. Varios expertos afirman que el riesgo en 2025 es más alto de toda la historia. Los miembros del Boletín de Científicos Atómicos, que publican el Reloj del Apocalipsis, señalan que este año estamos a -89 segundos de la medianoche.

Nos encontramos en el riesgo más alto básicamente por tres motivos. El primero es la caída del orden mundial y la ligereza con la que los líderes de los países nucleares hacen amenazas, como usar sus arsenales. El segundo es la crisis climática, y la capacidad que tiene esta crisis de generar y agravar conflictos bélicos. Y el tercer componente, quizás el más importante porque volatiliza este riesgo, es la alta dependencia de los sistemas nucleares en sistemas automatizados; y esto se conjuga, a su vez, con el surgimiento de tecnologías emergentes.

Ha habido muchísimos accidentes con los arsenales nucleares, y de los que sabemos públicamente, hemos estado en al menos seis ocasiones a punto de una guerra nuclear a gran escala por malos entendidos y por errores de cálculo. Entonces, este riesgo se potencia con los errores técnicos, el ciberterrorismo y los errores humanos que se derivan de todo esto.

P. Dentro de este riesgo que estamos hablando, ¿por qué es más necesario que nunca la Asociación Internacional de Médicos para la Prevención de la Guerra Nuclear?

R. Precisamente por este riesgo tan alto es más necesario que la gente conozca cuáles son los riesgos de una guerra nuclear, que entienda cuál es la evidencia que hay en contra de las armas nucleares y que la gente se involucre y alce la voz.

Es muy preocupante este ímpetu belicista-nuclearista que estamos viendo, especialmente en Europa, donde la Unión Europea. Por ejemplo, vemos como Ursula von der Leyen habla de la paz a través de la fuerza y de que "si quieres la paz, prepárate para la guerra", cuando la evidencia histórica nos ha demostrado que la movilización en el militarismo deriva en conflictos. Hay que pensar bien que, si uno quiere la paz, hay que pensar en la paz.

Foto: simulador-nuclear-rusia-preparar-soldados-guerra
TE PUEDE INTERESAR
El simulador nuclear de Rusia: así se preparan los soldados para el armagedón
Ernesto Torrico Giulio Maria Piantadosi Pavlo Atlas

La guerra nuclear es una amenaza existencial. Estamos hablando no solamente del colapso de la civilización a nivel global, de la extinción de muchísimas especies, sino también de la posible extinción de nuestra propia especie. Teniendo presente este riesgo, es como se consigue que la gente actúa. La voz de los médicos, es una voz muy potente para entender este riesgo y explicárselo a la población.

Uno de los motivos por los que vengo a España es reactivar el movimiento médico, que sí fue bastante fuerte en los años 80, pero como pasó con todos los movimientos antinucleares, a partir de la caída del Telón de Acero decayó en general y también decayó en España. Y es necesario, justamente ahora, reactivarlo. Que la gente entienda el riesgo y se involucre.

P. ¿Y ves fácil reactivarlo en España?

R. No lo veo tan fácil. Hay mucha gente que está interesada, pero también la cultura de involucrarse en activismo no es tan fuerte como quizás sí lo fue en los años 80. Y el riesgo de una guerra nuclear no está tan presente en la conciencia colectiva.

En los ochenta habían pasado 40 años desde las detonaciones nucleares y 20 años desde la crisis de los misiles en Cuba. Entonces la gente todavía había muchos profesionales que habían vivido todas las prácticas para cómo sobrevivir a una guerra nuclear. Era un riesgo con el que se convivía. Hoy, 80 años después, hay tres generaciones que han convivido con las armas nucleares, pero no sienten ese riesgo como algo presente.

Por otro lado, se siente como algo que se sale del ámbito de acción de las personas. Es como una cuestión casi de destino: si ocurre o no, como si fuera un desastre natural. “¿Qué puedo hacer yo en contra de un tornado o de un huracán?”. La gente tiene esa idea sobre las armas nucleares. Sin embargo, hay que entender, por un lado, que las armas nucleares no son un desastre natural. Son una crisis política y un invento humano. Y por otro lado, hay que entender también que la paz es posible, que la gente desea la paz y que la paz es el único mecanismo mediante el cual podemos llegar a tener un verdadero progreso, un verdadero avance.

placeholder Foto: EFE/Miguel Barreto.
Foto: EFE/Miguel Barreto.

P. Cuando conseguís reuniros con los diferentes gobiernos para transmitir vuestro mensaje, ¿veis un interés real de los países en no entrar en una guerra nuclear?

R. Sí, claro que sí. Sin embargo, no todos los gobiernos nos escuchan igual. Hay gobiernos que nos escuchan más que otros y en mandatos que se nos escuchan más. Por ejemplo, con el Gobierno de España, queremos que España apoye el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares, que en 2018 Pedro Sánchez dicho que lo iba a firmar. Los países de la OTAN, como España, pueden firmar el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares. No hay ningún impedimento legal para ello. Sin embargo, por presión política de la OTAN, los países miembros se han opuesto a cualquier medida de desnuclearización, e, incluso han sido países de la OTAN, incluido España, los que se han abstenido o han votado negativamente en resoluciones como la que se aprobó la semana pasado en la OMS. Y eso que era una resolución muy poco controversial, que simplemente buscaba actualizar los estudios ya existentes sobre las consecuencias de una guerra nuclear a gran escala sobre la salud.

Aun así, no quieren participar en ello porque existe esa presión de apoyar la disuasión nuclear. Entonces, estos gobiernos que están bajo el “paraguas nuclear” son menos accesibles que los gobiernos.

P. ¿Crees que tu generación verá un mundo libre de armas nucleares?

R. Sí lo creo, me cuesta decir ese “sí”, porque tenemos esa presión de ser "realistas". Sin embargo, como dice el historiador Rutger Bregman hay que redefinir el realismo y tener en cuenta también la fuerza que tiene el optimismo. El optimismo es realista porque las personas que creen en el cambio son las únicas que son capaces de realizarlo.

Yo llevo involucrado en esto desde hace relativamente poco tiempo, desde 2012 hasta ahora, y he visto un cambio grande en las políticas y en el multilateralismo en torno al desarme nuclear. Entonces, aunque no es tan evidente para el mundo, sí es cierto que hemos visto muchos avances políticos en esta dirección. En este momento hemos dado con un pequeño muro, pero una vez que lo superemos, estaremos a punto de ser mayoría. De hecho, actualmente hay 99 países que apoyan el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares: 73 países que son Estados Parte y 24 países que lo han firmado y están en proceso de convertirse en Estados Parte.

Foto: En la ficción de Terminator 2, la inteligencia artificial Skynet lanza un ataque nuclear para acabar con la humanidad. (Orion/Tristar Pictures)

P. Hablabas antes de la crisis climática. ¿Cómo convive su campaña con los discursos que promueven el uso de la energía atómica como respuesta a la crisis climática?

R. Tenemos que hacer una clara distinción entre los usos bélicos de la tecnología nuclear y los usos civiles, como la energía nuclear. Son temas que, aunque están relacionados, son políticamente distintos. Por ejemplo, hay países como Brasil o México que están orgullosos de sus centrales nucleares y que, al mismo tiempo, son defensores de la prohibición de las armas nucleares.

Cuando se habla de la energía nuclear como una solución al cambio climático, es importante preguntarse si no estamos cayendo en un nuclearismo: en realzar la tecnología nuclear. Porque el “nuclearismo” es precisamente eso: querer depender o exaltar la tecnología nuclear sin tener en cuenta la evidencia científica. Y esa evidencia incluye cómo se compara la energía nuclear con las energías renovables, por ejemplo: ¿qué tan caras son?, ¿qué tan seguras son? Todo eso hay que analizarlo. Si se hace una toma de decisiones basada en la evidencia, la energía nuclear no es la primera opción para enfrentar el cambio climático.

Carlos Umaña (Costa Rica, 1975) es médico, activista y una de las voces en español más comprometidas del movimiento global por el desarme nuclear. Umaña lleva años alertando sobre los riesgos catastróficos que representan las armas nucleares para la humanidad y lo hace desde una doble trinchera. Por un lado, acude a la batalla por el bando científico, como médico especializado en salud pública. Por el otro, por el político, como miembro del equipo directivo de la Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares (ICAN), organización que en 2017 recibió el Premio Nobel de la Paz por su decisiva labor de concienciación y por haber logrado un hito histórico: la adopción del Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares en Naciones Unidas.

Salud Hospital 12 de Octubre
El redactor recomienda