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¿Qué es la espondilitis anquilosante y por qué conviene el diagnóstico precoz?
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AFECTA A DOS DE CADA MIL PERSONAS

¿Qué es la espondilitis anquilosante y por qué conviene el diagnóstico precoz?

Esta enfermedad, que afecta más a hombres que a mujeres, se manifiesta con dolores y rigidez en la zona lumbar y el cuello, pero también puede presentar problemas de visión

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Según expertos de la Clínica Mayo, “es una enfermedad inflamatoria que, con el tiempo, puede hacer que algunas vértebras, en un intento del cuerpo por sanar, formen nuevos huesos y se fusionen. Esta fusión hace que la espina dorsal sea menos flexible y puede generar una postura encorvada. Si las costillas están afectadas, puede ser difícil respirar hondo”.

Dolor y rigidez en la región lumbar y en las caderas, sobre todo por las mañanas, suelen marcar los primeros síntomas de esta enfermedad. A veces también se manifiesta con dolores en el cuello y sensación habitual de cansancio. Curiosamente también puede afectar a la visión, por lo que a menudo puede presentarse enrojecimiento y dolor ocular, visión borrosa, además de alta sensibilidad a la luz.

Pero la espondilitis anquilosante no solo produce un incómodo dolor de espalda, sino que puede llegar a ser incapacitante, porque puede afectar a articulaciones como hombros, costillas, caderas, rodillas o pies. Precisamente por eso es tan importante conseguir una detección y diagnóstico precoz. Solo de esa manera se pueden evitar las secuelas más graves, que pueden dejar al paciente en silla de ruedas.

Se calcula que en nuestro país padecen esta patología, más común entre hombres que entre mujeres, unas cien mil personas, aproximadamente dos de cada 1.000. Y suele comenzar a manifestarse en edades comprendidas entre los 15 años y los 30 años.

Síntomas inespecíficos

Hay dos razones principales por las que no es sencillo conseguir un diagnóstico temprano. Por un lado, que los síntomas son muy inespecíficos. Por ejemplo, los dolores que presenta pueden ser leves y constantes, pero también pueden aparecer en forma de brotes o ataques.

Puede afectar a articulaciones como hombros, costillas, caderas, rodillas o pies, además de producir visión borrosa

Por otro, las imágenes radiológicas pueden ser inicialmente normales, incluso si la enfermedad ha generado fracturas de columna, por las características que tienen estas fracturas por sus características. Por eso, ante la sospecha, los expertos en columna sugieren realizar una prueba genética que puede confirmar el diagnóstico.

Estar atento a cualquier sospecha

Pero para tener la sospecha, hay que estar informado y alerta. Por eso, desde la Sociedad Española de la Columna Vertebral (GEER) se incide en la importancia de las acciones educativas y de concienciación de la enfermedad. Su presidente, Luis Álvarez Galovich, advierte de que, a menudo, “cuando los pacientes llegan al reumatólogo, es tarde. Acuden tras malinterpretar sus síntomas como meros dolores de espalda con los que se han acostumbrado a convivir, a pesar de la afección que supone a sus actividades cotidianas, en un momento clave de sus vidas en el que están finalizando sus estudios o iniciando su carrera laboral. O simplemente empezando a vivir de forma autónoma”.

Foto: Partir una pastilla sin ranura puede hacer que el medicamento pierda efectividad. (Pexels)

En ese sentido, Luis Álvarez Galovich, explica que “el dolor lumbar prolongado sin causa justificada en una persona joven debe hacer sospechar sobre la posibilidad de padecer espondilitis anquilosante”. De esa manera es más sencillo llegar pronto a un diagnóstico que puede suponer mantener una buena calidad de vida durante más tiempo.

Nuevos medicamentos biológicos

Una vez que se cuenta con el diagnóstico es posible comenzar con los tratamientos, que suelen incluir medicamentos para aliviar el dolor e inflamación, además de fisioterapia para mantener la flexibilidad y mejorar la postura. Pero además hay que incluir cambios en el estilo de vida, como la práctica de ejercicio físico de manera regular.

En algunos casos los antiinflamatorios no funcionan de la manera deseada. Es en ese momento cuando se recomienda recurrir a los nuevos tratamientos biológicos, que han mejorado el pronóstico de esta enfermedad, reduciendo el porcentaje —aproximadamente el 20%— de pacientes en los que la capacidad funcional queda severamente afectada.

Según expertos de la Clínica Mayo, “es una enfermedad inflamatoria que, con el tiempo, puede hacer que algunas vértebras, en un intento del cuerpo por sanar, formen nuevos huesos y se fusionen. Esta fusión hace que la espina dorsal sea menos flexible y puede generar una postura encorvada. Si las costillas están afectadas, puede ser difícil respirar hondo”.

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