Del esperma de Dinamarca a los óvulos de España: la ruta del turismo de fertilidad
España se ha convertido en un destino líder para pacientes internacionales que desean cumplir su sueño de ser padres. No es el único, en Dinamarca está uno de los bancos de espermatozoides más grandes del mundo
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Hace años que operaron a Anna y le extirparon los ovarios. Cuando se planteó tener hijos con su pareja, Fabián, ambos eran conscientes de que necesitaban una donación de óvulos para cumplir su sueño de ser padres. Ambos son austriacos y allí la donación de óvulos está permitida desde 2015, pero la realidad es que apenas hay donantes.
Por ese motivo, tuvieron que recurrir a otro país, Estonia. Después de un largo proceso, su hija Josefine llegó al mundo. “Pagamos unos 10.000 euros en total, decimos que el óvulo fue nuestro huevo de oro”, bromean.
En España, la situación es opuesta, ya que en los últimos años se ha convertido en un destino líder para pacientes internacionales que desean convertirse en padres. De hecho, en nuestro país se realizan el 50% de los ciclos de donación de gametos de Europa.
Así lo explica el presidente de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF), Juan José Espinós. “Al no registrarse como actividad asistencial de nuestro país no tenemos los datos concretos al respecto, pero sabemos que en regiones como Italia un porcentaje alto de los óvulos donados proceden de España”, narra a este periódico el doctor. Igualmente, añade que los datos más recientes, del año 2022, muestran que entre 46.000 y 47.000 ciclos de fecundaciones in vitro (FIV) utilizaron óvulos de donante.
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“Unos 18.000 ciclos de FIV al año se realizan con óvulos donados por una española a personas de otros países. Esto representa un 66% de los ciclos que se hacen a pacientes internacionales y el 38% de todos los ciclos de donación de ovocitos en España”, sigue.
La donación de gametos y preembriones está regulada por la Ley 14/2006, de 26 de mayo, sobre técnicas de reproducción humana asistida. El documento establece que nunca tendrá “carácter lucrativo o comercial” y que será “anónima”. Además, decreta que el donante tendrá más de 18 años y gozará de “buena salud psicofísica” y “plena capacidad de obrar”, entre otros.
Aunque las donaciones sean altruistas, la norma dicta lo siguiente: “La compensación económica resarcitoria que se pueda fijar solo podrá compensar estrictamente las molestias físicas y los gastos de desplazamiento y laborales que se puedan derivar de la donación y no podrá suponer incentivo económico para esta”.
Alba lo ha vivido en primera persona, ya que donó óvulos el 20 de marzo de 2023 en una clínica de Madrid. Llevaba tiempo pensándolo, incluso, había visitado algunas clínicas para iniciar el proceso. En su caso, el sentimiento de ayuda a otra persona fue el que le llevó a realizar la donación por primera vez. “Siempre he pensado que el niño que naciera mediante ovodonación iba a ser feliz porque son muy esperados”, describe la joven. Aunque confiesa que el dinero tampoco le venía mal: “Salí de la clínica con 1.000 euros en billetes de 50 metidos en un sobre”.
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Cuenta que el proceso se dividió en cuatro fases: entrevista, pruebas médicas (entre las que se incluyen, entre otras, análisis de sangre, análisis genético o evaluación psicológica), estimulación y punción folicular. Desde la estimulación hasta la intervención para obtener los ovocitos pasaron 10 días y después notó las consecuencias en su cuerpo: “Me causó un desajuste hormonal terrible. La regla se me retrasaba hasta 20 días, me salió acné en la cara y me sentía triste sin motivo”. Además, añade que el día de la punción, cuya duración es de unos 10 minutos y con sedación previa, se notaba “bastante incómoda”, con dolor de riñones e hinchazón. Ahora, más de dos años después, asegura que no volvería hacerlo: “Los efectos secundarios son horribles, los 1.000 euros no merecen la pena”.
Respecto a la publicidad, Espinós considera que, como cualquier programa de donación, como sangre u órganos, también tiene que haber campañas de la de óvulos. “No es una práctica prohibida, todo lo contrario, es legal y está regulada en nuestro sistema. Mientras sea necesaria la donación, es la única manera legítima que existe para poder completar el proyecto reproductivo de muchas parejas. Puede que, en el futuro, la gran mayoría de mujeres preserve y pueda hacer uso de sus propios óvulos o que la medicina regenerativa y otras técnicas todavía experimentales nos permitan generar células reproductoras a partir de otras, como por ejemplo las de la piel. Entonces, la donación podría no ser necesaria”.
Bancos de espermatozoides
En España también hay bancos que solo recogen y reparten gametos masculinos. En Granada está el más antiguo, fundado en 1993, que recolecta unas 6.000 muestras al año y también las manda a la Unión Europea.
Sin embargo, en Dinamarca está uno de los más grandes del mundo: Cryos International. Realiza envíos a más de 100 países y desde su creación en la década de 1980, ha favorecido significativamente a convertir el país danés en uno de los destinos más importantes para tratamientos de fertilidad en Europa.
Ariane, que también es austriaca, tenía claro que quería ser madre soltera y por eso a sus 40 años empezó el proceso. "No quiero arrepentirme dentro de cinco años de no haber conseguido tener hijos solo porque ahora no tengo una pareja adecuada", pensaba.
Tras 16 transferencias, nueve FIV e innumerables viajes, llegó su bebé arcoíris: "Me sonríe cada día"
Viajó a Dinamarca y se sometió a tres FIV, pero no consiguió quedarse embarazada. Después de la pandemia se propuso seguir intentándolo, esta vez en Múnich, donde realizó otros tres ciclos, también fallidos. Cuando por fin logró quedarse embarazada, ya con 45 años, perdió al bebé: “Estuve a punto de rendirme, era realmente frustrante”. Se le acababan las opciones y los médicos le aconsejaban recurrir a óvulos de donante.
Al igual que Anna y Fabián, terminó en Estonia, ya que allí podía seleccionar los donantes ella misma. Así fue como, tras 16 transferencias, nueve FIV e innumerables viajes, llegó su bebé arcoíris (así se conoce a los niños que nacen después de una pérdida anterior): “Me sonríe cada día, lo volvería a hacer mil veces más”.
No más de seis donaciones en España
Según los datos estadísticos del registro SEF, en el año 2022 se llevaron a cabo un total de 167.195 ciclos de FIV y 31.635 inseminaciones artificiales (IA), lo que supone un mantenimiento de las cifras tras el acusado incremento del 19% que se obtuvo en el período anterior, tras la pandemia. Estas técnicas dieron lugar al nacimiento de un total de 39.546 bebés, un millar menos que en 2021.
Para finalizar, la Ley 14/2006 establece que el número máximo autorizado de hijos nacidos en España que hubieran sido generados con gametos de un mismo donante no deberá superar los seis: “A los efectos del mantenimiento efectivo de ese límite, los donantes deberán declarar en cada donación si han realizado otras previas, así como las condiciones de estas, e indicar el momento y el centro en el que se hubieran realizado dichas donaciones”.
Hace años que operaron a Anna y le extirparon los ovarios. Cuando se planteó tener hijos con su pareja, Fabián, ambos eran conscientes de que necesitaban una donación de óvulos para cumplir su sueño de ser padres. Ambos son austriacos y allí la donación de óvulos está permitida desde 2015, pero la realidad es que apenas hay donantes.