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¿Cómo puede ayudar el ping-pong contra el párkinson? La historia de Javier lo explica
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Retrasa el avance de la enfermedad

¿Cómo puede ayudar el ping-pong contra el párkinson? La historia de Javier lo explica

Los neurólogos lo recomiendan por ser un deporte rápido, aeróbico, que requiere atención y que fomenta la coordinación entre ojo, cerebro y mano

Foto: Un entrenador de Red Parkinson enseña a un paciente a manejar la pala. (Cedida)
Un entrenador de Red Parkinson enseña a un paciente a manejar la pala. (Cedida)

Javier Pérez de Albéniz, uno de los periodistas culturales de referencia en España, no olvida aquella mañana de hace diez años cuando comenzó a sentir un raro cosquilleo en el pie. De ahí, comenzó a sentir calambres. Y, cada vez que caminaba, los dedos de los pies se cerraban y encogían, como la garra de una rapaz. Las sucesivas consultas le llevaron por fin a un diagnóstico: tenía párkinson. Y la doctora Lydia López, que le trató en el Hospital de La Princesa de Madrid, le insistió que, junto a la medicación, el deporte intenso cardiovascular era la única manera de tratar esta enfermedad neurológica, que afecta a 160.000 personas en España, con 10.000 nuevos casos cada año.

Tras probar -y descartar- el bádminton y otros deportes -como la natación y el pilates-, Pérez de Albéniz optó por un club de tenis de mesa en Talavera de la Reina, cerca de su domicilio. “Desde que empecé a jugar, me di cuenta que me venía de miedo: cada vez que terminaba de entrenar, estaba como nuevo. El tenis de mesa me ha ayudado muchísimo y empecé a participar en campeonatos. Veía a mucha gente fastidiada por la enfermedad y decidí escribir un libro contando mi experiencia, por si podía ayudar. Han pasado diez años y estoy muy bien, recomiendo hablar con el médico para que aconseje qué actividad deportiva es la más indicada. Y ajustar el esfuerzo al estado de cada uno”, recalca.

El periplo de Pérez de Albéniz le ha llevado a competir en cuatro campeonatos del mundo de tenis de mesa para personas con párkinson. El próximo será en Suecia, en el mes de octubre.

La doctora Inés Muro forma parte del equipo de la doctora Lydia López en el Hospital de la Princesa de Madrid, en la unidad de trastornos del movimiento del servicio de Neurología. Y, como recuerda, fue el propio Pérez de Albéniz el que les puso sobre la pista de los beneficios del tenis de mesa en estos pacientes.

Pilar del tratamiento

“Es un deporte seguro y puede mejorar algunos aspectos del párkinson: aunque es una enfermedad degenerativa, se ha demostrado que puede ralentizarse su avance con diferentes modalidades de ejercicio físico, siendo uno de los pilares del tratamiento. En general, recomendamos que en su día a día hagan ejercicio aeróbico, equilibrio, fuerza y estiramientos y cada persona puede elegir cómo combinarlo para mantener esta actividad física a largo plazo, que es lo beneficioso”, explica.

Diferentes estudios científicos han confirmado las bondades del tenis de mesa, especialmente porque fomenta la coordinación del ojo, el cerebro y la mano. “Incluso hay evidencia científica de que este deporte flexibiliza las conexiones cerebrales”, destaca la doctora Muro.

Uno de los principales problemas del párkinson es la lentitud del movimiento, que se puede atenuar con los movimientos del tenis de mesa. “Es un deporte rápido, aeróbico, que requiere atención… Es muy completo y por eso lo elegimos y recomendamos, excepto si la persona tiene alteraciones de equilibrio. En cualquier caso, es mejor consultar al médico antes de comenzar cualquier práctica deportiva”, detalla la experta.

Manejo multidisciplinar

El trabajo en unidades multidisciplinares es una de las claves para mejorar el trato a las personas con párkinson y, a la vez potenciar la investigación. Como describe la doctora Muro, “en nuestra unidad, en el Hospital de la Princesa, trabajamos médicos, enfermeras y otros especialistas en ciencias de la salud. Nos encargamos de atender a los pacientes en sus consultas habituales, pero también les proponemos participar en los estudios que realizamos, aportando algo diferencial: la atención clínica es mucho más amplia y humana y el tratamiento es holístico”.

Este enfoque multidisciplinar, con un papel clave de enfermería, ha permitido incorporar el tenis de mesa. Como recuerda la experta, “primero organizamos, en 12 personas que no habían jugado nunca, un programa de entrenamiento de seis meses: las valoramos con diferentes pruebas, como el electrocardiograma, y medimos cuánto tardaban en caminar o correr determinadas distancias. También cómo estaban de ánimo o cómo dormían, aspectos que pueden estar alterados en el párkinson y sobre los que el ejercicio físico puede influir. Y hemos realizado un estudio junto a un entrenador, Jorge Martínez. Tras analizar los datos, queremos comunicar los resultados tras el verano, en el congreso de la Sociedad Española de Neurología. Posteriormente, los publicaremos en una revista científica. Esperamos que sean datos esperanzadores y que puedan ayudar a la gente”.

Iniciativa para pacientes

Diferentes federaciones de tenis de mesa de todo el mundo se han sumado a este movimiento, organizando campeonatos regionales, locales e internacionales. Los participantes se integran en diferentes niveles, en función de su grado de párkinson y de su respuesta a la medicación. Una de las últimas iniciativas que han nacido en este ámbito es la Fundación Red Parkinson, una entidad sin ánimo de lucro que tiene como objetivo mejorar la calidad de vida de los enfermos a través del deporte, especialmente el tenis de mesa, que practican en el Centro Deportivo Municipal Triángulo de Oro de Madrid.

“Me aficioné al tenis de mesa porque me recomendaron hacer deporte y, por casualidad, tenía un club al lado de mi trabajo. Me encantó la experiencia y empecé a ver que acudían personas con párkinson a preguntar si podían jugar. Al final, conseguimos financiación y hemos puesto en marcha este proyecto y ayudaremos a que los miembros participen en campeonatos nacionales e internacionales”, explica su presidente, José Antonio Alonso.

Javier Pérez de Albéniz es miembro del club y cómo recalca, “el tenis de mesa es música por dos motivos: porque voy a entrenar escuchando música nueva y porque un golpe bien dado suena a gloria”. Y, como buen melómano, recomienda el último grupo que ha descubierto: los australianos Amyl and the Sniffers.

Javier Pérez de Albéniz, uno de los periodistas culturales de referencia en España, no olvida aquella mañana de hace diez años cuando comenzó a sentir un raro cosquilleo en el pie. De ahí, comenzó a sentir calambres. Y, cada vez que caminaba, los dedos de los pies se cerraban y encogían, como la garra de una rapaz. Las sucesivas consultas le llevaron por fin a un diagnóstico: tenía párkinson. Y la doctora Lydia López, que le trató en el Hospital de La Princesa de Madrid, le insistió que, junto a la medicación, el deporte intenso cardiovascular era la única manera de tratar esta enfermedad neurológica, que afecta a 160.000 personas en España, con 10.000 nuevos casos cada año.

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