La gripe aviar está a punto de trasmitirse entre humanos (y este es el camino para prevenir el desastre)
Reducir el riesgo pasa por actuar ya, y no solo desde los laboratorios, es crucial
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La gripe aviar H5N1 sigue evolucionando: sin duda, esto no es una buena noticia para nosotros los humanos. Aunque los contagios siguen siendo poco frecuentes, los expertos ven patrones que podrían anticipar una pandemia si no se toman medidas urgentes. La tasa de mortalidad registrada, cercana al 50 % en casos humanos, es un recordatorio contundente de lo mucho que está en juego.
Este virus no aparece de golpe, sino que se desarrolla poco a poco a través de lo que los epidemiólogos llaman "invasión escalonada": primero en animales, luego en personas muy expuestas y, si nada lo frena, en transmisión de humano a humano.
El fenómeno del “viral chatter” —pequeños contagios esporádicos en humanos— funciona como una de señal de alarma: de nosotros depende ignorarla o no. Y es que no se trata de brotes masivos, pero sí lo bastante frecuentes como para advertirnos de que el virus está probando las llaves que le permitirán abrir la puerta de nuestra especie. Y cuanto más lo intentemos ignorar, más fácil se lo ponemos.
Uno de los mayores riesgos actuales es que el virus ha demostrado capacidad para infectar a cientos de especies animales. Esto facilita que distintas variantes coincidan en un mismo huésped y mezclen su material genético, creando versiones nuevas. En este peculiar juego de azar biológico, los humanos llevamos todas las de perder.
El peligro de las macrogranjas
Los animales de granja se han convertido en el escenario ideal para que este proceso ocurra. La enorme concentración de aves en sistemas industriales, junto a su transporte internacional, ha creado una autopista para la gripe aviar. No son las aves salvajes las que están alimentando los brotes, sino el modelo de producción intensiva.
Reducir el riesgo pasa por actuar ya, y no solo desde los laboratorios. Cuidar mejor a los animales que criamos, limitar las grandes concentraciones y revisar cómo se mueven por el planeta son pasos esenciales para cortar las oportunidades del virus. Y no tenemos demasiado tiempo para contemplar la decisión de tomar medidas o no hacerlo.
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Aunque la mayoría de las medidas dependen, por supuesto, de las grandes corporaciones hay un papel clave que podemos desempeñar como individuos: vacunarse contra la gripe común protege contra esa enfermedad y reduce la posibilidad de que un virus humano se combine con otro aviar y genere una nueva amenaza.
Por último, lo que no es sorpresa para nadie: el refuerzo de la sanidad y la nutrición en los lugares más vulnerables del mundo marcan la diferencia. Un sistema inmune fuerte y unas condiciones de vida saludables hacen mucho más difícil que un virus encuentre un camino fácil. Y en un mundo globalizado, lo que ocurra en cualquier rincón acaba afectándonos a todos.
“La historia demuestra que nuestras decisiones influyen en la evolución de los virus”, explica Ron Barrett, profesor de Antropología en el Macalester College y autor del libro Emerging Infections: Three Epidemiological Transitions from Prehistory to the Present. “Conociendo este patrón, podemos intentar cambiar el rumbo antes de que sea tarde”.
La gripe aviar H5N1 sigue evolucionando: sin duda, esto no es una buena noticia para nosotros los humanos. Aunque los contagios siguen siendo poco frecuentes, los expertos ven patrones que podrían anticipar una pandemia si no se toman medidas urgentes. La tasa de mortalidad registrada, cercana al 50 % en casos humanos, es un recordatorio contundente de lo mucho que está en juego.