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Hallan por primera vez una explicación al aumento del cáncer de colon en jóvenes: esta bacteria silenciosa
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Los casos se han duplicado

Hallan por primera vez una explicación al aumento del cáncer de colon en jóvenes: esta bacteria silenciosa

La causa puede ser la exposición en la niñez a una toxina que está producida por algunas cepas de 'E. coli', según los resultados de un nuevo estudio con participación española publicado este miércoles en 'Nature'

Foto: Un técnico de laboratorio sostiene un cultivo bacteriano que muestra una infección positiva por E. coli. (Getty/ Sean Gallup)
Un técnico de laboratorio sostiene un cultivo bacteriano que muestra una infección positiva por E. coli. (Getty/ Sean Gallup)

Los expertos observan con preocupación cómo el cáncer colorrectal no para de crecer entre los jóvenes, llegando duplicarse la incidencia en las últimas dos décadas. Los estudios científicos llevan años alertando de esta tendencia, la cual, si se mantiene, podría ser la principal causa de muerte por cáncer en menores los 50 para el 2030. Y el gran problema es que hasta ahora, aunque hubiese especulaciones, realmente no se sabía el porqué.

Los jóvenes con cáncer colorrectal no suelen tener antecedentes familiares y presentan pocos factores de riesgo conocidos –como la obesidad o la hipertensión–, lo que ha hecho buscar posibles causas entre posibles carcinógenos ambientales o infecciones microbianas. Ahora una nueva investigación con participación española arroja luz sobre uno de los posibles motivos de este aumento.

Los científicos han descubierto que la exposición durante la niñez a una toxina bacteriana podría estar desencadenando una epidemia de cáncer colorrectal entre los jóvenes. Así lo muestra este miércoles en Nature un equipo internacional liderado por la Universidad de California en San Diego (EEUU) y cuyo primer firmante es Marcos Díaz-Gay, jefe del nuevo de Grupo de Genómica Digital del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO).

El resultado de la investigación se basa en un análisis computacional de mutaciones genéticas, y es el primero que demuestra un aumento sustancial de las mutaciones relacionadas con la colibactina en los casos de cáncer colorrectal en menores de 50 años. Plantea, por tanto, de manera inmediata cuestiones que los autores aún no pueden responder, como cómo ocurre la infección de las bacterias productoras de colibactina y cómo evitarla o combatirla. “Nuestro artículo demuestra por primera vez que hay un enriquecimiento de esta en pacientes jóvenes, menores de 50 años”, resume para El Confidencial el propio Marcos Díaz-Gay.

Foto: Foto: Europa Press/Mateo Lanzuela.

La colibactina es una toxina que está producida por algunas cepas de Escherichia coli (una de las múltiples bacterias que pueblan el colon y el recto), y tiene la capacidad de alterar el ADN de las células. El hallazgo ahora publicado descubre que la exposición a la toxina en la primera infancia imprime una firma genética distinta en el ADN de las células del colon.

Eso sí, “no todas las cepas de E. coli provocan esta colibactina, tienen que tener una isla específica en el genoma que genera este tóxico”, aclara el investigador.

La huella de la toxina en el genoma

Los autores analizaron 981 genomas de pacientes con cáncer colorrectal de 11 países. Los resultados muestran que la colibactina deja tras de sí patrones específicos de mutaciones del ADN, patrones identificables como auténticas firmas mutacionales.

Esas firmas son 3,3 veces más frecuentes en los adultos menores de 40 años que en los diagnosticados después de los 70 años. En general, las firmas de la colibactina son especialmente prevalentes en países con alta incidencia de cáncer colorrectal en jóvenes.

“Estas firmas mutacionales son una especie de registro histórico en el genoma”, señala por su parte Ludmil Alexandrov, investigador de la Universidad de California en San Diego y autor principal de estudio. “Apuntan a que la exposición a la colibactina en etapas tempranas de la vida promueve el cáncer colorrectal de aparición precoz”, añade.

Contagio antes de los 10 años

Díaz-Gay se incorporó al CNIO en noviembre de 2024 como investigador integrante de la llamada Generación IA, procedente del grupo de Alexandrov, donde era investigador postdoctoral. Según sus resultados, los efectos nocivos de la colibactina empiezan pronto. Las mutaciones asociadas a ella surgen en una fase temprana del desarrollo tumoral, lo que coincide con estudios previos que muestran que tales mutaciones se producen en los primeros 10 años de vida.

“Si alguien adquiere una de estas mutaciones impulsoras a los 10 años, podría adelantarse décadas en el desarrollo del cáncer colorrectal y padecerlo a los 40 años en lugar de a los 60”, explica Alexandrov.

Foto: Foto de archivo de Matilda Kubany-Dean diagnosticada con cáncer a los 21 años, en un hospital de Australia. (EFE/Mick Tsikas)

Para este investigador el nuevo estudio “apoya firmemente” la hipótesis de que las bacterias productoras de colibactina podrían estar colonizando silenciosamente el colon de niños y niñas, iniciando cambios moleculares en su ADN y preparando el terreno para el cáncer colorrectal mucho antes de que la aparición de síntomas. Destaca, no obstante, la necesidad de seguir investigando para “establecer la causalidad”.

Por qué han dejado huella en las nuevas generaciones

El estudio forma parte del proyecto Mutographs of Cancer - Cancer Research UK Grand Challenge Project, una amplia colaboración de la Universidad de California en San Diego, el Wellcome Sanger Institute y la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer que busca patrones de mutaciones causadas por agentes ambientales, como la radiación UV, las toxinas bacterianas, el tabaco y el alcohol.

Como explica Díaz-Gay, “cada factor deja una huella genética propia en el genoma, una firma mutacional única que puede ayudar a determinar el origen de ciertos tipos de cáncer”. La investigación de estas firmas mutacionales en miles de genomas del cáncer está permitiendo identificar carcinógenos hasta ahora desconocidos.

placeholder Marcos Díaz-Gay, jefe del Grupo de Genómica Digital del CNIO. (Laura M. Lombardía / CNIO)
Marcos Díaz-Gay, jefe del Grupo de Genómica Digital del CNIO. (Laura M. Lombardía / CNIO)

El investigador español explica que, en realidad, a día de hoy no se conoce por qué las generaciones actuales han estado más expuestas colibactina que las anteriores. Por ello, los autores esbozan las preguntas que querrían abordar en las siguientes fases de esta investigación: ¿Cómo se exponen los niños a las bacterias productoras de colibactina y qué se puede hacer para prevenir o mitigar esa exposición?, ¿hay dietas o estilos de vida más propicios a la producción de colibactina?, ¿cómo pueden las personas averiguar si ya tienen estas mutaciones?

Aunque estas preguntas estén en el aire, Díaz-Gay hipotetiza con el cambio en los estilos de vida o el consumo de fármacos como posibles causantes de que las nuevas generaciones estén más expuestas a la colibactina.

Cabe destacar que ya se estudia si el uso de probióticos podría eliminar de forma segura las cepas bacterianas nocivas, y se están desarrollando pruebas de detección precoz que analicen muestras de heces en busca de mutaciones relacionadas con la colibactina.

Un resultado que llega por serendipia

El resultado de esta conclusión llegó por serendipia. Explica Díaz-Gay que cuando iniciaron este proyecto no pensaban centrarse en el cáncer colorrectal de aparición temprana, su objetivo era examinar los patrones mundiales de la enfermedad para entender por qué algunos países tienen tasas mucho más altas que otros. Así, hace siete años –con la financiación del citado proyecto Mutographs– comenzaron a secuenciar los genomas de pacientes de alrededor de mil pacientes de 11 países y “a medida que profundizábamos en los datos, uno de los hallazgos más interesantes y llamativos fue la frecuencia con la que las mutaciones relacionadas con la colibactina aparecían en los casos de aparición temprana”, destaca.

En esta línea internacional, la investigación también ha concluido que hay ciertas firmas mutacionales especialmente frecuentes en cánceres colorrectales de algunos países: Argentina, Brasil, Colombia, Rusia y Tailandia. Esto sugiere que la exposición ambiental local también puede contribuir al cáncer, aunque se desconoce aún a qué factores.

Foto: La alimentación podría ser una causa del aumento de cáncer de colon en jóvenes. (Getty)

“Es posible que las causas varíen de un país a otro. Esto abre la puerta a estrategias de prevención específicas para cada región”, destaca Díaz-Gay, al tiempo que aclara que no hay resultados concretos de España, ya que no se ha contado con datos de ciudadanos de nuestras fronteras.

Alexandrov señala además el cambio conceptual que suponen estos resultados: muchos cánceres pueden tener su origen en exposiciones ambientales o microbianas en los primeros años de vida, mucho antes del diagnóstico. “Esto cambia nuestra forma de pensar sobre el cáncer. No se trata solo de lo que ocurre en la edad adulta, sino también en la primera década de vida, quizá incluso en los primeros años”.

Investigación en riesgo por las políticas de Trump

Alexandrov ha destacado en un comunicado emitido por la Universidad de California en San Diego en que esta investigación está en riesgo por las nuevas políticas de Donald Trump. “Aunque la investigación ha contado en gran parte con el apoyo de programas británicos, como Cancer Research UK y Cancer Grand Challenges, una parte sustancial de la financiación ha procedido de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos. Ahora que los NIH se enfrentan a recortes presupuestarios, proyectos tan importantes como este podrían estar en peligro”, destaca el estadounidense.

Foto: Enfermos de tuberculosis en Londres en 1936. (Getty Images/Fox Photos)

“Si los NIH deciden dejar de financiar este trabajo, será, en mi opinión, un duro golpe para la investigación del cáncer no solo en Estados Unidos, sino en todo el mundo. Nuestra financiación nos ha permitido colaborar con investigadores del cáncer de todo el mundo, recopilando y analizando grandes conjuntos de datos de muestras de pacientes de varios países. Ese tipo de escala es lo que hace posibles descubrimientos como éste”, añade.

“Para seguir investigando nuestras hipótesis y desarrollar intervenciones seguras y éticas, vamos a necesitar decenas de millones de dólares. Hablamos de proteger la salud de los niños de todo el mundo. Sin financiación, sencillamente no podremos resolver este problema”, concluye Alexandrov.

Los expertos observan con preocupación cómo el cáncer colorrectal no para de crecer entre los jóvenes, llegando duplicarse la incidencia en las últimas dos décadas. Los estudios científicos llevan años alertando de esta tendencia, la cual, si se mantiene, podría ser la principal causa de muerte por cáncer en menores los 50 para el 2030. Y el gran problema es que hasta ahora, aunque hubiese especulaciones, realmente no se sabía el porqué.

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