¿Cómo evitar el ardor de estómago (si es que se puede) en Navidad?

Uno de los trastornos digestivos más comentados en muchas de las sobremesas de los hogares españoles estas Navidades será, con toda probabilidad, el ardor o acidez de estómago. Su presencia es tan habitual que muchas personas suelen llevar consigo algún tipo de antiácido en previsión de lo que dan por hecho que va a suceder. A grandes rasgos, esta patología, que los médicos denominan pirosis y que, coloquialmente, la gente llama acidez o ardor de estómago, es descrita por el doctor Santiago Blanco, especialista en Gastroenterología y Hepatología del Hospital Universitario La Luz y Olympia Quirónsalud, como "una sensación de quemazón dolorosa detrás del esternón que tiene su origen en el epigastrio (boca del estómago) y que puede irradiar hasta la garganta".

Sensación de quemazón dolorosa detrás del esternón y que puede irradiar hasta la garganta

Un problema que, en principio, no reviste gravedad y que suele resolverse por sí solo en unos minutos. "El reflujo no patológico suele estar muy ligado a periodos postprandiales y ser de corta duración, a lo sumo unos segundos o minutos -confirma el experto-, pero si se prolonga más la molestia y/o aparece varios días a la semana, el trastorno podría cronificarse y convertirse en una situación patológica, por lo que se debería consultar con un médico".

Además, el alivio suele ser instantáneo cuando se recurre al uso de medicación. De hecho, según el doctor, "lo más eficaz es tomar antiácidos como el Esoxx One, el Almax Forte o el Gaviscon, que no requieren prescripción médica".

Comer como si no hubiera un mañana

Estos días, el ardor de estómago cobra especial importancia debido a la confluencia de dos factores determinantes en su aparición, uno de carácter social y otro relacionado con la salud. Nos referimos, por un lado, a los excesos culinarios de las comidas y las cenas, los cuales son parte indisoluble de la costumbre de la mayoría de la gente; y por otro, a que este desmadre en la dieta es una de las causas más habituales de la pirosis. Esta relación causa-efecto se debe a que "las comidas copiosas suelen incrementar la presión intraabdominal, llevando a una mayor facilidad para que se produzca el reflujo del contenido gástrico al esófago. Además, este tipo de transgresiones dietéticas suelen conllevar la ingesta de alimentos que alteran la presión del esfínter esofágico inferior", describe el experto.

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Sin embargo, ponerse hasta las orejas no es lo único que favorece la aparición del ardor de estómago. "La mayoría de adultos, en algún momento de su vida, experimenta pirosis en relación con episodios de reflujo sin tener una patología subyacente". Y es que "la pirosis -continúa el doctor- es un síntoma que típicamente se relaciona con la enfermedad por reflujo gastroesofágico, pero puede formar parte de los síntomas de otro tipo de trastornos, como, por ejemplo, los de origen funcional como la dispepsia tipo dolor epigástrico o la pirosis funcional".

Algunos alimentos que favorecen el ardor de estómago son los fritos, las grasas, el café o el alcohol"

Ahora bien, si nos centramos en la enfermedad por reflujo gastrointestinal, "hay una serie de factores que pueden favorecer su desarrollo y mal control, como son aquellas circunstancias que incrementan la presión intraabdominal (obesidad, embarazo, comidas copiosas), que relajan el esfínter esofágico inferior (algunos tipos de comidas, fármacos, tabaco, alcohol o estrés) y que alteren los mecanismos de protección de la mucosa del tubo digestivo (fármacos, tabaco). Además, hay factores de origen emocional que pueden alterar la percepción de los síntomas, agravándolos", enumera el experto.

¿A ver quién se priva de estos alimentos?

El doctor aporta una lista de aquellos alimentos que propician el desarrollo de la acidez estomacal. Lo cual es perfecto, ya que, en principio, bastaría con evitarlos para limitar las posibilidades de su aparición. Sin embargo, no siempre es fácil, y menos en estas fechas. Y es que "el listado incluye, lamentablemente, algunas de las cosas que más nos suelen gustar: grasas, fritos, salsas, café, té, chocolate, menta, ajo, cebolla, tabaco, frutos secos, bebidas gaseadas, cítricos, tomate, picantes, salazones, zumos, ácidos, bebidas de cola, alcohol", apunta Blanco.

Además de intentar hacer una criba de lo que comemos, hay otras posibles vías que podrían ayudar a prevenir el ardor, entre ellas, los antiácidos. Ahora bien, "aunque el uso de medicamentos inhibidores de la secreción ácida, como el omeprazol o la famotidina, puede inhibir el ácido del estómago y prevenir la aparición de pirosis, su uso solo se recomienda bajo prescripción médica, ya que será el facultativo el que determine si la indicación del fármaco está justificada teniendo en cuenta beneficios y riesgos", remarca.

Por tanto, existen otras líneas de actuación que el doctor ve con mejores ojos. Son aquellas que están relacionadas con los hábitos del día a día. "Lo que mejor se puede recomendar son medidas que denominamos 'higiénico-dietéticas', que consisten en tomar precauciones en nuestro estilo de vida que nos ayuden a prevenir, como pueden ser evitar la obesidad, abstenerse del consumo de alcohol o tabaco y que la ingesta alimenticia sea lo más moderada posible, pudiendo ayudar fraccionar la ingesta en cinco comidas más pequeñas diarias", aconseja el doctor.

Por otro lado, en aquellas personas que han detectado que el ardor aparece sobre todo cuando están tumbadas, el experto recomienda "evitar hacerlo en las dos horas posteriores a la ingesta y elevar el tronco a la hora de dormir (no quiere decir usar más almohadas, sino elevar todo el cabecero de la cama con tacos de madera bajo las patas, por ejemplo)".

Síntoma de algo más serio

Aunque la mayoría de las veces no estamos más que ante una molestia pasajera, el doctor recalca la importancia de consultar al médico siempre que exista una pirosis frecuente. Y es que existe una serie de patologías mucho más graves cuyos síntomas son similares, así como ciertas complicaciones que pueden derivar en enfermedades con mayor riesgo para la salud. Así lo describe Blanco: "Cuando el paciente presenta una enfermedad por reflujo gastroesofágico, si este reflujo es erosivo para el esófago, podría traducirse en el desarrollo de esofagitis (inflamación en el esófago), que si progresa puede hacer que se desarrollen estenosis (estrecheces) que dificulten el paso del bolo alimenticio, así como cambios crónicos en la mucosa del esófago que conocemos como 'esófago de Barret', que es una condición que potencialmente podría degenerar en un cáncer de esófago".

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La cuestión es que "en muchas ocasiones los síntomas que producen este tipo de complicaciones son indistinguibles de una enfermedad por reflujo no complicada, por lo que podrían estar indicadas pruebas para descartar que se hayan desarrollado", concluye.