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Así afecta el verano a la gente con trastornos de la conducta alimentaria
  1. Bienestar
Explica una psicóloga

Así afecta el verano a la gente con trastornos de la conducta alimentaria

En esta época del año aumentan los mensajes relacionados con el culto al cuerpo y la presión por cumplir los cánones de belleza, donde el ideal suele ser la delgadez. Algo que es especialmente delicado para la gente con TCA

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El verano es uno de los momentos del año más delicados para las personas que sufren trastornos de la conducta alimentaria (TCA). En esta época aumentan los mensajes relacionados con el culto al cuerpo y la presión por cumplir los cánones de belleza, donde el ideal suele ser la delgadez.

También, con el calor aumenta la exposición del propio cuerpo, “con lo que se pueden ver incrementados comentarios o juicios, externos o internos, que fomenten la inseguridad, la baja autoestima, las comparaciones y la insatisfacción corporal, piezas centrales en estas enfermedades”, explica Olga Fernández-Velilla, especialista del Instituto Psicológico Cláritas, a El Confidencial.

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“Si a ello se le suma el romper con las rutinas y un descontrol general mayor (más salidas y picoteos…), tenemos el caldo de cultivo perfecto para que florezcan distintos tipos de TCA como anorexia, bulimia y trastorno por atracón”, añade la psicóloga.

Además, ante la desaparición de los hábitos diarios es más sencillo que pase desapercibido un cambio en la conducta alimentaria, según la especialista: “Todos estamos más distraídos, tenemos más planes y es fácil que pasemos por alto un comportamiento que, en otro momento del año, nos llamaría más fácilmente la atención”.

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Todo ello hace que sea una época en la que tienden a proliferar, especialmente entre los adolescentes, nuevos casos de TCA.

Señales de alarma

En muchas ocasiones, hasta que no se retoma la rutina, no se toma conciencia del cambio o de la gravedad, por lo que Fernández-Velilla recomienda estar atentos a posibles señales de alarma en familiares o amigos para poder buscar ayuda lo antes posible. En concreto, apunta a las siguientes:

  • Preocupación excesiva respecto a la comida.
  • Ingesta de comida excesiva en un periodo corto de tiempo con aparente de pérdida de control.
  • Restricción de la ingesta diaria, saltarse comidas o comer solo alimentos que se considera poco calóricos.
  • Sentimiento de culpabilidad tras comer determinados alimentos.
  • Sentimiento de vergüenza sobre lo que se come, incluso llegando a evitar comer delante de gente.
  • Fluctuaciones en el peso.
  • Uso de laxantes o diuréticos.
  • Preocupación extrema por el aspecto físico y el cuerpo.
  • Necesidad de ocultar el cuerpo, cuando antes no ocurría.
  • Cambios de humor o aislamiento.

“Debemos recordar que las personas que están atravesando por un TCA tienen unos niveles de sufrimiento elevados, no es una cuestión frívola ni de mera apariencia”, subraya la psicóloga. Suelen estar relacionados con otro tipo de trastornos o de sintomatología de corte ansioso-depresiva, apostilla.

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“Por lo tanto, si observas alguna de estas banderas rojas será importante tomar medidas y buscar ayuda profesional. Son patologías en las que una detección temprana es un indicativo de mejor pronóstico”, concluye la psicóloga.

El verano es uno de los momentos del año más delicados para las personas que sufren trastornos de la conducta alimentaria (TCA). En esta época aumentan los mensajes relacionados con el culto al cuerpo y la presión por cumplir los cánones de belleza, donde el ideal suele ser la delgadez.

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