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¿Tiene sentido ponerse la cuarta dosis de la vacuna del covid-19? Responden varios expertos
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¿A quién debería ir destinada?

¿Tiene sentido ponerse la cuarta dosis de la vacuna del covid-19? Responden varios expertos

EEUU, Francia y Alemania han autorizado esta dosis de refuerzo para inmunodeprimidos, mayores de 50 y sanitarios. Ante las decisiones de otros países surgen varias incógnitas sobre qué debería hacer España

Foto: Vacunación. (EFE/Marta Pérez)
Vacunación. (EFE/Marta Pérez)

A finales de marzo, Estados Unidos autorizó la cuarta dosis de la vacuna contra el coronavirus para todos los mayores de 50 años y los adultos inmunodeprimidos. A nuestro lado del charco, países como Francia y Alemania ya administran un cuarto pinchazo a personas mayores y personal sanitario; mientras que en España impera la prudencia ante la advertencia de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) de que no hay evidencia científica para aconsejar una nueva inoculación.

Teniendo en cuenta las decisiones de otros países sobre el refuerzo con la cuarta dosis y las evidencias disponibles sobre su eficacia, surgen varias incógnitas sobre si esta debería inocularse también en nuestro país, a qué población y, sobre todo, si tiene sentido.

¿A quién deberíamos poner la cuarta dosis?

Para Daniel López Acuña, exdirector de Acción Sanitaria en Situaciones de Crisis de la OMS, la cuarta dosis es “una acción que no tiene necesariamente evidencia epidemiológica”. Ante la certeza científica, el epidemiólogo señala a El Confidencial que esta inoculación de refuerzo podría estar justificada en casos de inmunodepresión o de personas altamente vulnerables, “pero no para la población general”.

Desde la Sociedad Española de Inmunología (SEI) también apuntan a que, en cualquier caso, la población que debería recibir este refuerzo es la del grupo 7 de vacunación, entre los que se encuentran los inmunodeprimidos y otros casos vulnerables.

Foto: Foto: Reuters / Kacper Pempel.

Un poco más restrictiva se muestra la viróloga del CSIC Margarita del Val, que –teniendo en cuenta que la advertencia de la EMA– en cualquier caso señala que se debería inocular otro refuerzo “si se tiene una inmunodepresión profunda, para trasplantados y algunos tratamientos concretos”. “Pero solo para una inmunodepresión profunda, no para la mayoría de inmunodeprimidos –insiste a este periódico–, ni siquiera se debería empezar con personas mayores porque no hay evidencia ni siquiera en residencias de ancianos de que haya bajado la protección con tres dosis".

"Además, desde el punto de vista de respuesta inmunitaria no tenemos una experiencia en la que se haya estimulado constantemente el sistema inmunitario con tan poco tiempo de diferencia", añade.

¿Tiene sentido la cuarta dosis?

Para la viróloga del CSIC, la estrategia de otros países de inocular la cuarta dosis a todos los mayores de 50, el personal sanitario y los inmunodeprimidos en general “no tiene mucho sentido”.

“La respuesta inmunitaria de memoria funciona durante mucho tiempo, las vacunas están aguantando muy bien y protegiendo de lo importante, que es la enfermedad grave, evitando la hospitalización, el ingreso en UCI y los fallecimientos. Y aunque los anticuerpos caigan con el tiempo, la memoria inmunitaria para hacer los mismos o, incluso, mejores anticuerpos queda y persiste durante décadas. La memoria inmunitaria para hacer nuevos linfocitos que eliminen a las células infectadas y den la inmunidad celular persiste también durante décadas”, desarrolla Del Val sobre por qué no ve necesario otro refuerzo.

placeholder Foto: EFE/Chema Moya.
Foto: EFE/Chema Moya.

En la misma línea se muestran desde la Sociedad Española de Virología. En concreto, el doctor Juan E. Echevarría señala que “en este momento no se considera conveniente administrar una cuarta dosis a ningún segmento de población española, ya que, si bien la incidencia se sigue manteniendo en niveles significativos, la carga de enfermedad grave por covid-19 es perfectamente asumible por el sistema sanitario y le permite atenderla adecuadamente”. Aunque matiza que en el caso de evolucionar a una situación epidemiológica más crítica, sí sería planteable la cuarta dosis para la población con mayor riesgo de sufrir enfermedad grave.

Por su parte, el exdirector de la OMS agrega que “en estos momentos lo único que estaríamos haciendo inoculando cuartas dosis es apresurarnos para hacer algo porque no sabemos qué hacer, pero no necesariamente estaríamos haciendo lo que tenemos que hacer”.

Esperar las nuevas vacunas

Más allá de refuerzos con cuartas dosis, el epidemiólogo López Acuña apela a inocular con las nuevas formulaciones que se esperan para los próximos meses: “Lo que necesitamos es iniciar ciclos de vacunación con nuevas formulaciones que tengan la información de las nuevas variantes y que no sean las ‘viejas’ vacunas hechas con las ‘viejas’ variantes del SARS-CoV-2”.

Foto: La vacuna de Hipra muestra mejor resultado que la de Pfizer frente a ómicron. (EFE)

“Cuando las nuevas formulaciones de vacunas estén disponibles próximamente, lo mejor sería ir a por las nuevas formulaciones e iniciar un nuevo ciclo de vacunación con ellas para obtener protección con las nuevas variantes; más que acumular dosis que no necesariamente nos van a dar protección con respecto a las infecciones y las variantes que escapan”, remarca el exdirectivo de la OMS.

El presidente de la SEI, Marcos López Hoyos, también considera que es más interesante "que esta cuarta dosis se plantee con otro modelo de vacuna, no que siga siendo la misma. Por ejemplo, se podría utilizar la vacuna española de Hipra, que aunque no se haya aprobado todavía, si dispusiésemos de ella de aquí a dos meses por una evaluación urgente, podría ser mejor candidata, incluso que repetir con la que hemos tenido hasta ahora".

A finales de marzo, Estados Unidos autorizó la cuarta dosis de la vacuna contra el coronavirus para todos los mayores de 50 años y los adultos inmunodeprimidos. A nuestro lado del charco, países como Francia y Alemania ya administran un cuarto pinchazo a personas mayores y personal sanitario; mientras que en España impera la prudencia ante la advertencia de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) de que no hay evidencia científica para aconsejar una nueva inoculación.

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