Los préstamos que nos ofrece la UE deben entenderse, más que como un riesgo para el Tesoro, como una oportunidad para tratar de hacer frente a los efectos de la crisis
El gran desafío no es solo gastar ese dinero para no perderlo, sino optimizar su impacto para garantizar una reconstrucción sólida de la economía y generar riqueza y empleo a medio y largo plazo