Navegando en círculo, por J. Gibert Arce

Estimado director:

El pasado 22 de febrero tuvo usted la amabilidad de publicar la carta que dediqué a la importancia que previsiblemente iba a tener Cataluña en los medios de comunicación. Con permiso de la pandemia y de las trascendentales elecciones madrileñas, parece que se está cumpliendo.

Asuntos colaterales como los previsibles indultos o la modificación 'en caliente' del delito de sedición están llenando las páginas de los digitales, pero, como apunta el Sr. Carlos Sánchez en su artículo "Cataluña, la plaza de Colón y el juego de los truhanes", publicado aquí el 13 de junio, podemos estar ante simples espectáculos destinados a alargar la vida de los gobiernos central y autonómico.

La sensación que tengo es que navegamos en círculo, como en un crucero, donde lo más importante es qué espectáculo nos ofrecerán hoy los animadores de a bordo, porque en realidad el barco no tiene ningún destino. Quizá se deba a que no sabemos realmente cuántas personas están dispuestas a buscar una solución al problema y cuántas prefieren la 'conllevanza' orteguiana.

Han pasado cuatro años desde la euforia independentista de 2017: ¿pensamos que tanto los catalanes independentistas como los no independentistas opinan lo mismo que entonces? ¿Qué significa que el 14 de febrero 400.000 personas dejaran de votar a los partidos independentistas? ¿Qué significa una abstención récord del 47% en un día invernal? ¿Opinan lo mismo que hace cuatro años el resto de ciudadanos españoles, que no pudieron participar en esas elecciones, pero a quienes les afecta profundamente lo que pase en Cataluña?

Mucho me temo que, sin saber lo que opinan esos tres grupos de españoles, cualquier Gobierno seguirá navegando en círculo y ofreciendo espectáculos.

Jordi Gibert Arce