Desunidos no podemos, por R. Albala Martínez

Estimado Director:

Como usted sabe, nos encontramos en el umbral de una década de cambios profundos que redibujarán el planeta en su conjunto, marcarán el futuro de las próximas generaciones y transformarán la vida tal y como la conocemos, como dice el sociólogo Mauro Guillén en su último libro.

Pero la iniciamos con muchos 'debes' en nuestra contabilidad nacional que, más allá de los balances económicos, desvelan una debilidad estructural para afrontar los nuevos tiempos. Ni la bandera, ni las instituciones, ni nuestro lenguaje, ni nuestro marco constitucional, ni nuestros éxitos colectivos democráticos, ni los errores y aciertos de nuestra historia común, ni la solidaridad colectiva son soportes de nuestra identidad como país, ya que todo se cuestiona y se pone en duda.

Vivimos rodeados de muros ideológicos, fronteras autonómicas e idiomáticas, exacerbados sentimientos locales que impiden puntos de encuentro, deudas históricas que no hacen más que agrandar la fractura territorial. Todo ello, compromete seriamente el futuro económico y democrático de nuestro país, de nuestras familias y de cada uno de nosotros.

Como expone en el libro 'Mediocracia' el escritor canadiense Alain Deneault: "El extremismo no es lo que se encuentra en los extremos del espectro político de izquierdas/derechas, sino la intolerancia mostrada hacia cualquier cosa ajena a uno mismo". Y eso es especialmente cierto en un país en el que individuos con niveles medios de competencia asciendan a posiciones de poder que nos hacen ver como inevitable lo que resulta inaceptable. Es el conocido como 'Principio de Peter'.

Por ello, Sr. Presidente, de nombre casualmente Pedro, desunidos no podemos ganar el futuro, los pactos de geometría variable o los pactos de usar y tirar según proceda, desde mi punto de vista son acciones de paso corto, no de mirada larga, que malgastan la herencia recibida de nuestros mayores porque priorizan su interés electoral particular sobre el interés colectivo. Este país tiene futuro si caminamos unidos, (¿es eso posible?), sobre consensos conjuntos iguales a los vividos en los inicios de nuestro periodo democrático y que tanto asombro causaron al mundo.

Por eso, me permito recordarle que construya consensos desde la lealtad constitucional.

Roberto Albala Martínez