Volveremos a la oficina, por M. Company

Estimado director,

parece que poco a poco vamos recuperándonos. Podemos salir de casa y volvemos a disponer de terrazas donde tomarnos esa cerveza que meses atrás tanto echábamos de menos. Pero según nuestros jefes no lo hacemos. Nos hemos vuelto hipocondríacos y ermitaños. Casi más vagos que escépticos. Intentamos evitar la rutina de ir a la oficina y hacemos videollamadas con tal de no encontrarnos en el pasillo.

Nosotros lo achacamos al temido coronavirus, pero según el Departamento de Recursos Humanos el síndrome de la cabaña pesa sobre nosotros como el mundo sobre la espalda de Atlas. No se tiene en cuenta que somos muchos los ciudadanos de a pie que tenemos que coger el metro y, seamos sinceros, en los transportes públicos no se respeta la distancia de seguridad. Las aglomeraciones cada día son mayores y, aunque evitemos comunicarnos en el metro por miedo al contagio, siempre está el que te tose al lado porque no hay espacio.

Y sinceramente, creo que ya estamos creciditos, que sabemos ser productivos en lugar de disimular ante el ojo que nos clavan en la nuca, así que por favor dejen de vigilar a sus empleados como perros guardianes y apuesten por salir del analfabetismo digital en el que se encuentran algunas empresas. Les prometo que volveremos con determinación y entusiasmo, pero cuando sea completamente seguro para todos.

María Company Moreno