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Problemas lejanos, por J. A. López
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Problemas lejanos, por J. A. López

A todos los antecedentes de la política española se suma que, después de las crisis, suele producirse una radicalización de las posturas

Foto: EC.
EC.

Estimado director,

cierto es todo lo dicho por el Sr. Zarzalejos en su artículo "Sánchez y el ibuprofeno", pero el origen de estos males es más profundo y complicado. Después de las últimas elecciones generales el único Gobierno alternativo posible (considerando el número de diputados de cada partido) habría sido un Gobierno del PSOE apoyado (de forma directa o indirecta) por el PP. Me temo que ni el PSOE ni el PP habrían estado por la labor.

El problema del independentismo en España viene de largo (recordemos la situación durante la II República) y la Constitución del 78 trató de solventar la situación con un modelo de Estado que, a la larga, se está mostrando que no ha resuelto nada. Es más, ha convertido el Estado en diecisiete reinos de taifas, dificilmente gobernables, y dado alas a los partidos independentistas.

Sobre estas bases lamentables tenemos que añadir la radicalización de las posiciones políticas que sucede, inexorablemente, cuando se producen crisis, especialmente económicas, pero no solo. Después de la crisis de 1929 se enconaron las posiciones extremas que, poco después, darían lugar a la Guerra Civil española y más tarde a la II Guerra Mundial. Hoy tenemos, bien presente, lo que podría suponer el covid-19.

En fin, me temo que, como de costumbre, la única solución vendrá de la mano de una catarsis mucho más profunda que un simple cambio de presidente o de partidos en el Gobierno. Esperemos que no sea con nuevas revoluciones o guerras sangrientas.

Juan Antonio López

Estimado director,

Independentismo Crisis Pedro Sánchez