Nombres de calles, por J. Plaza

Estimado director,

en referencia al artículo publicado ayer por Javier Caraballo, "Los quitacalles me dan miedo", quisiera decir que sí y no. Sí a que puede ser peligroso (y es, desde luego, absurdo) que se enzarce en estas peleas gente que nació cuarenta años después de que se acabara la guerra. Pero no en cuanto a censurarlos llamándoles "quitacalles".

Quitar nombres de calle, aunque sea tarde, puede ser imprescindible. Yo creo que no es de recibo que el de la foto que aparece en el artículo (Millán Astray) o los de Yagüe o Varela sigan dando nombre a calles en España. ¿Que se tenía que haber hecho hace cuarenta años? De acuerdo, pero esos personajes son, incluso hoy, emblemas incompatibles con la democracia.

Más discutible es haber modificado, por ejemplo, la calle del desconocido Capitán Haya, sobre todo teniendo en cuenta que el igualmente desconocido Capitán Blanco Argibay mantiene su calle bien cercana, a pesar de compartir méritos y empleo: sublevados contra la República y capitanes ambos. Respecto a la retirada de las estatuas de Prieto y Largo Caballero, la segunda creo que se puede defender, pero la del primero, difícilmente. Tiene toda la pinta de una revancha sin más justificación.

Jorge Plaza