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El transporte en tiempos de pandemia, por Carolina Sánchez
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El transporte en tiempos de pandemia, por Carolina Sánchez

Hace años que en España las carreteras son de unos pocos. Las líneas regulares están en manos de menos de una decena de grandes empresas que han invertido en un sector tan poco atractivo como mover autobuses

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Estimado director,

necesitamos denunciar ante la opinión pública cuál es la lucha que se libra en el transporte de viajeros en España, cuál es la situación irregular, desigual e injusta en la que desarrollamos nuestra actividad.

Hace unos meses, cuando empezaba la tragedia de la pandemia, nos organizamos para al unísono, algo tan poco común en nuestro sector, explicar a las administraciones y a la sociedad nuestra situación. Entendemos que las problemáticas que ha dejado en la superficie esta pandemia son innumerables, todas ellas lamentables, injustas y denunciables, y la nuestra sin ningún género de duda reúne todas esas características. Por ese motivo volvemos a denunciar nuestra situación, y así seguiremos hasta conseguir ser escuchados.

Hace años que en España las carreteras son de unos pocos, las líneas regulares están en manos de menos de una decena de grandes empresas de autocares, alguna de ellas en manos de inversores extranjeros que, atraídos por poder rentabilizar su dinero, han invertido en un sector tan poco atractivo como mover autocares de un lado a otro. Y la opinión pública se preguntará, ¿por qué han venido inversores a comprar empresas de autocares a España? Resulta que hace aproximadamente dos décadas se cambió la ley de uso de vehículos para los diferentes tipos de transporte. Simplificando, antes los autocares se dedicaban o bien al transporte regular (líneas regulares con un origen y un destino, enmarcadas dentro de un sistema de concesiones que maneja el Gobierno) o al servicio discrecional (servicios intermitentes tales como visitas turísticas, traslados de aeropuerto, puerto o similar, a hoteles, cenas de congresos, ferias, reuniones empresariales, excursiones, transporte de trabajadores y turismo en general). Pues bien, hace dos décadas la ley cambió, y cualquier empresa que se dedicase al transporte regular podía hacer cualquier tipo de servicio discrecional, pero no al contrario. Así, de entrada coincidiremos en que parece un poco sospechoso que unos “cuantos” puedan hacer el trabajo de “todos”, pero que “todos” no puedan hacer el trabajo de unos “cuantos".

Claro está, no es lo mismo enfrentarte al mercado libre, porque aquí todos somos muy libres, con tus costes de estructura cubiertos, que enfrentarte al mercado teniendo que imputar a un servicio todos los costes. Porque las PYMES, la gente corriente del sector, no recibe ni un solo euro de ayudas, ni tampoco de subvenciones, así que poquito a poquito [las grandes empresas] fueron quedándose con todo el trabajo, o con casi todo. ¿Cómo lo hicieron? ¿Ofreciendo un valor añadido? ¿Invirtiendo para diferenciarse y aportar una ventaja competitiva de calidad? ¿Mejorando la prestación de los servicios? No, lo hicieron bajando los precios hasta donde el común de los mortales de las PYMES de autocares no pudo, ni puede llegar. De modo que el sector se prostituyó de tal forma que donde había trabajo para muchos, vino a imponerse la ley del precio y, junto a ella, la ley del sálvese quien pueda y de tonto el último. Y claro, al final las diferencias entre unos y otros se hicieron insalvables.

Llevamos meses de reuniones con grupos parlamentarios, asociaciones y personalidades influyentes, hemos salido a la calle a manifestarnos, tarea en la que éramos vírgenes, porque nunca osamos levantar la voz. Y no hemos recibido nada, absolutamente nada. Se les llena la boca diciendo que han lanzado un plan de acciones para ayudar a los sectores más afectados y nosotros estamos esperando que entiendan que, si el nuestro no es un sector gravemente herido, no sabemos qué es lo que entienden por “sector afectado”.

Carolina Sánchez

Vicepresidenta de DIREBÚS

Directora General Grupo Hispa Bus

Estimado director,

Transporte