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La deportista a seguir | La campeona humilde que hizo historia en Wimbledon
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La deportista a seguir | La campeona humilde que hizo historia en Wimbledon

Un espacio en el que destacaremos a ese deportista con menos nombre, pero que lo tiene todo para ocupar grandes titulares y que queda eclipsado por las estrellas de (casi) siempre

Foto: Imagen: Rocío Márquez.
Imagen: Rocío Márquez.
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Los amantes del tenis podemos estar de enhorabuena, pues vivimos una época irrepetible: han coincidido tres de los mejores jugadores de todos los tiempos, Rafa Nadal, Roger Federer y Novak Djokovic, luchando en cada torneo por seguir agrandando su leyenda. Los tres genios cuenta con 20 Grand Slams en sus vitrinas y el próximo en ganar uno logrará un desempate histórico. Pero antes de ellos hubo muchos otros que, a menor nivel, marcaron época... Aunque no siempre por su juego y sí muchas veces por increíbles salidas de tono que quedaron marcadas a fuego en la leyenda del tenis mundial.

Posiblemente, el más destacado en este aspecto sea John McEnroe. El norteamericano no solo llamó la atención por convertirse en el primer jugador en plantar cara al tenista del momento, Bjorn Borg, sino que su juego agresivo y su verborrea en pista pronto lo convirtieron en un icono. A lo largo de su carrera, sumó 77 títulos en 'singles' y 71 en dobles, donde destacan siete Grand Slams individuales (ganó tres veces Wimbledon y cuatro el US Open), amén de tres World Tour Finals y cinco Copa Davis. Fue protagonista de uno de los mejores partidos de la historia, la final contra Borg en Wimbledon 1980... Pero una frase marcó toda su carrera.

McEnroe intercalaba golpes de calidad con salidas de tono que alimentaban su fama de 'bad boy'. Y la más famosa de su carrera ocurrió el 20 de junio de 1981: se enfrentaba a Tom Gullikson en primera ronda de Wimbledon, cuando tras un monumental saque a la T el árbitro, Ted James, la cantó mala: 'Big Mac', muy enfadado, se dirigió a él y espeto su famoso "You cannot be serious" (no puedes ser serio). Aquella frase marcó toda una época y, a día de hoy, se siguen haciendo camisetas con ese lema. Pero 40 años después, muchos jugadores han demostrado que las malas formas no son necesarias para triunfar. El mejor ejemplo, la protagonista de hoy.

Para llegar a lo más alto, no es necesario 'tirar' de malas artes. A día de hoy, sigue habiendo tenistas que dejan ver sus malas pulgas habitualmente (léase Kirgyos o Fognini), pero muchos otros ejemplos demuestran que el triunfo también se puede lograr desde la humildad. El mejor ejemplo es el de Ane Mintegi, una joven de 17 años que ha sido capaz de conseguir lo que ninguna otra tenista española había logrado en toda la historia: convertirse en campeona de Wimbledon júnior, un triunfo histórico basado en la humildad, la tranquilidad y el trabajo para que este sea el primer paso de un gran sueño: ser tenista profesional.

Nacida en Idiazábal (Guipúzcoa) hace 17 años, Mintegi ha hecho del trabajo en silencio su gran carta de presentación. Jugadora diestra, de revés a dos manos, gran restadora y con buena pegada desde el fondo de la pista, ha demostrado estar en un excelente momento de forma para conseguir uno de los pocos títulos que le faltaba al tenis júnior español. Y lo hizo a base de carácter, de buen juego y de sobreponerse a las adversidades, pero todo ello revestido de la pátina del trabajo duro dentro de la pista, donde hay que demostrar lo que una vale. Y, ahí, la española ha confirmado que está dispuesta a afrontar los retos que le vengan por delante.

En Londres, fue la protagonista de uno de los grandes hitos de la temporada: la lluvia provocó importantes retrasos en los diferentes cuadros, lo que le generó un problema que solventó a base de buen juego: en su partido de dieciseisavos de final, frente a una de las grandes favoritas, Alex Eala, tuvo que pelear durante más de dos horas para levantar un encuentro que tenía perdido y lograr la victoria... para jugar un segundo partido en menos de tres horas. En esa ocasión, la rival sería la tenista local, Kylie Bilchev, a quien también derrotó en algo más de dos horas, para meterse en cuartos de final tras una paliza física que no le pasó demasiada factura.

Con mano firme y buen juego, alcanzaría la final frente a la alemana Nastasja Schunk, a la que vencería por 2-6, 6-4 y 6-1 tras verse obligada a remontar en un partido donde los nervios le jugaron una mala pasada en los primeros compases. Con el paso de los minutos en pista, fue entonándose hasta encontrar su mejor versión para hacerse con la victoria en Wimbledon, algo solo al alcance de unos pocos elegidos. Pero Mintegi, lejos de creérselo, mantiene los pies en el suelo: "El camino es muy largo y pueden pasar cosas buenas y cosas malas, hay que seguir trabajando duro para lograr el sueño de ser tenista profesional. Hay que ser humilde y tener los pies en el suelo". Casi nada. Su gran éxito la ha aupado al quinto puesto del 'ranking' júnior, donde se enfrenta a jugadoras hasta dos años mayores y donde apunta grandes maneras.

Hay deportistas poco profesionales que llegan al éxito y hay profesionales que no logran triunfar. Tener la cabeza amueblada no asegura el éxito, pero sí minimiza las opciones de perderse por el camino. Ane Mintegi ha dado toda una lección, dentro y fuera de la pista: la base del éxito es el trabajo, el esfuerzo y creer en una misma. A veces, no hace falta vocear y hacer de cada punto un 'show' para conectar con el público: la española ha demostrado que teniendo claro dónde se quiere llegar y el camino que se quiere recorrer, los objetivos terminan por llegar. Y ella sí que 'está en serio': quiere llegar a ser profesional y, por qué no, una de las mejores del mundo.

Los amantes del tenis podemos estar de enhorabuena, pues vivimos una época irrepetible: han coincidido tres de los mejores jugadores de todos los tiempos, Rafa Nadal, Roger Federer y Novak Djokovic, luchando en cada torneo por seguir agrandando su leyenda. Los tres genios cuenta con 20 Grand Slams en sus vitrinas y el próximo en ganar uno logrará un desempate histórico. Pero antes de ellos hubo muchos otros que, a menor nivel, marcaron época... Aunque no siempre por su juego y sí muchas veces por increíbles salidas de tono que quedaron marcadas a fuego en la leyenda del tenis mundial.

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