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Tendencia Lux | Cinco relojes submarinos de lujo para comprobar que el tiempo es H2O
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PARA DISFRUTAR BAJO EL AGUA

Tendencia Lux | Cinco relojes submarinos de lujo para comprobar que el tiempo es H2O

Desde que en los años 50 los deportes acuáticos se pusieron de moda, las firmas relojeras empezaron a darle cuerda a sus modelos extremos. Aquí algunos refrescantes resultados

Foto: Imagen: EC Diseño.
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El 24 de mayo de 1962, Scott Carpenter se convirtió en el cuarto norteamericano en salir al espacio, el segundo astronauta de la NASA en orbitar la Tierra y el primer estadounidense en la historia en llevarse un reloj de pulsera específicamente diseñado por él. También fue el primer hombre que habló español desde el cosmos y el que descifró el misterioso fenómeno de las 'luciérnagas', pero esa es otra historia.

Carpenter, que se había formado como piloto de guerra (casi todos los astronautas de esos primeros pasos de aventura espacial lo eran) participó en el programa Mercury Atlas, cuya misión principal, más allá de conquistar el espacio (que también), era plantarle cara a la Unión Soviética, que llevaba ventaja en eso de lanzar gente al universo. Quien dice gente, dice moscas, ratones, primates y Laika, que se convirtió en el primer ser vivo en orbitar el planeta Tierra. También fue el primero en morir en el espacio, pero, de nuevo, esa es otra historia.

placeholder Scott Carpenter, junto al reloj que llevó. (Foto: Breitling Museum)
Scott Carpenter, junto al reloj que llevó. (Foto: Breitling Museum)

En 2012, medio siglo después de la hazaña de Scott, la firma relojera Breitling presentó el Navitimer Cosmonaute Scott Carpenter, un modelo especial (y espacial si se nos permite el facilón juego de palabras) comercializado para conmemorar el cincuenta aniversario de aquella proeza. El modelo se presentó en la boutique que la marca suiza tiene en Nueva York. Sí, en la Quinta Avenida, ¿acaso hay otra? Las hay, claro, pero ninguna tan famosa y cinematográfica como esta: el MoMA, Central Park, la catedral de San Patricio, el Empire State, el Rockefeller Center, la Biblioteca Pública, donde se refugiaban los neoyorquinos cuando llegó la gran ola en 'El día de mañana', y el famoso escaparate en el que Audrey Hepburn soñaba con desayunar diamantes, por supuesto.

En la Quinta con la 57, la boutique insignia de la marca relojera ofrece al viandante una cristalera espectacular que deja ver las dos alturas del espacio. En la planta superior, en unos sillones que recuerdo amplios y granates, me encontré con Scott. Tenía 87 años y le quedaba uno de vida, pero eso él aún no lo sabía. Con su inglés cerrado de Colorado recordó aquella misión que a punto estuvo de acabar con la carrera espacial estadounidense y convertirla en el hazmerreír de la comunidad científica, especialmente de la soviética, que en estos albores cósmicos habían sido los primeros en todo.

placeholder Carpenter, en una imagen de archivo. (Reuters)
Carpenter, en una imagen de archivo. (Reuters)

La segunda misión orbital de los norteamericanos, la de Scott, duró casi cinco horas, dio tres vueltas completas a la Tierra y marcó algunos hitos: el primer reloj de pulsera especialmente diseñado para este fin (Scott habló largo y tendido en nuestra charla sobre lo importante que es conocer el momento exacto en un mundo en el que las leyes terrícolas no valen); ser el primer ser humano en comer sólido en el espacio; descubrir que aquellas misteriosas 'luciérnagas' no eran seres extraterrestres sino partículas de líquido congelado alrededor de la nave que quedaron suspendidas en el espacio del primer vehículo norteamericano que orbitó; y pronunciar las primeras palabras en nuestro idioma desde las estrellas. "Hola, mis amigos de Guaymas, su país es muy bello, pero es cubierto de nubes ahora…", dijo Carpenter cuando sobrevolaba Glamis, un desierto de arena de Baja California donde se encontraba una estación de seguimiento. "Muy poca gente sabe que yo fui el primer hombre en hablar su idioma en el espacio. ¿Usted lo sabía?", me preguntó el cosmonauta. No, no lo sabía.

A pesar de todo esto, o precisamente por ello, la misión de Carpenter se torció. Su vuelta a la Tierra fue accidentada, el rastro de la nave se perdió en su entrada a la atmósfera y el cohete aterrizó en el océano a 400 kilómetros del punto señalado. Se le dio por perdido. Se le dio por muerto. Cundió el pánico. "Yo no tenía ningún miedo. Sabía exactamente dónde estaba y que era cuestión de esperar pacientemente. Así que me tomé mi tiempo para reflexionar sobre todo lo que había visto y experimentado en las horas que pasé ahí arriba", recordaba Scott en nuestro encuentro neoyorquino.

placeholder La misión Mercury 7. Scott aparece en la fila inferior a la derecha. (Reuters)
La misión Mercury 7. Scott aparece en la fila inferior a la derecha. (Reuters)

En el tiempo que estuvo en remojo, el reloj se dañó. Estaba preparado para el espacio, pero no para el agua. Scott fue apartado del programa espacial y se embarcó en otra aventura que miraba hacia abajo en lugar de hacia arriba: se convirtió en el primer acuanauta (un buzo que pasa mucho tiempo en misiones submarinas) que permaneció un mes sumergido a 60 metros de profundidad. El proyecto Sealab II duró 45 días, de los que Carpenter pasó 30 bajo el agua estudiando el entorno, probando nuevas herramientas submarinas, llevando a cabo operaciones de rescate, instalando una estación meteorológica, recogiendo materiales del fondo marino y probando un traje de inmersión calefactado eléctricamente. "Todavía no puedo decidir qué me gusta más, si el espacio exterior o el espacio interior", me confesó con una sonrisa. "Pero hay una diferencia en la gloria".

Para honrar la memoria de Scott y demostrar que la inmortalidad también se puede encontrar bajo la superficie marina, rescatamos de las profundidades cinco cronógrafos que valen su peso en agua.

TAG Heuer Aquaracer

Si hay una firma relojera que ama el mundo submarino esa es la suiza TAG Heuer. Aunque su trayectoria siempre ha estado más ligada al universo automovilístico y últimamente se han dejado seducir por la música electrónica (ahí están David Guetta o las gemelas Nervo como embajadores de la marca), la vida bajo el mar les cautiva tanto como las 'techno raves' multitudinarias. Fruto de esa pasión por los océanos surgió en 2012 un proyecto colaborativo con el prestigioso biólogo marino Manu San Félix y la Asociación Vellmarí (con sede en Formentera), que trabaja en la concienciación medioambiental y la conservación de los fondos marinos. Manu es uno de los directores de fotografía submarina más prestigiosos del mundo (es Underwater Image Director para National Geographic en el proyecto Pristine Seas y National Geographic Explorer). El madrileño lleva desde los años ochenta luchando por dar a conocer las praderas de posidonia, una planta que se está perdiendo y de la que depende la supervivencia del ecosistema marino en el Mediterráneo.

placeholder Detalle del TAG Heuer. (Cortesía)
Detalle del TAG Heuer. (Cortesía)

Curiosamente, cuando Manu debutó como buceador hace 30 años, el reloj que se compró fue el primer modelo de la línea Aquaracer de TAG Heuer. No es extraño que tres décadas después siga colaborando con la firma.

Los modelos acuáticos de TAG Heuer, que evocan fiabilidad, superación personal y libertad, cuentan con un anclaje relojero muy técnico y un diseño que combina elegancia, funcionalidad y resistencia. Se trata de un reloj de buceo profesional con una esfera verde satinada con efecto 'rayos de sol' que combina su estética cuidada con unas funciones extremas. Equipada con el movimiento automático Calibre 5, la caja de 43 mm es resistente a la presión y está preparada para soportar cualquier tipo de condiciones. La caja y el brazalete están diseñados con titanio de grado 2, un material ligero y resistente a los arañazos, y presentan un exclusivo acabado arenado, dos rasgos que les confieren refinamiento y confort. Su estanqueidad se sitúa en los 300 metros.

IWC Aquatimer Expedition Jacques-Yves Cousteau

¿Se puede hablar del mundo submarino sin mencionar a este francés que dedicó toda su vida a vivir entre peces? Probablemente no. El comandante Cousteau, siempre a bordo de su mítico Calypso, se ha convertido en un icono de la aventura marina y un símbolo de la naturaleza subacuática. Además de ser el gran descubridor de lo que esconden los mares para el gran público gracias a sus reportajes, inventó también el regulador de buceo (lo que permite respirar en las profundidades), una herramienta fundamental para la inmersión autónoma.

La firma IWC colabora desde 2004 con la Cousteau Society destinando parte de los beneficios de la venta de los relojes de producción limitada dedicados al famoso oceanógrafo francés a la creación de áreas marinas protegidas.

placeholder Cara y reverso del IWC. (Cortesía)
Cara y reverso del IWC. (Cortesía)

Esta edición del reloj es fácilmente reconocible por el profundo color azul de su esfera, exclusiva de los modelos Jacques-Yves Cousteau. Su gran tamaño de 44 mm responde a las necesidades de legibilidad y hermeticidad propias de un reloj 'diver'. El bisel con escala de buceo se ha resuelto integrando el disco con escala de 60 minutos en el interior de la caja que gira unidireccionalmente y un bisel exterior de giro bidireccional que permite accionarlo.

Los biseles de buceo giran solo en sentido contrario a las agujas del reloj para asegurarnos de que no estaremos más tiempo debajo del agua del estrictamente necesario para no pasarlo mal. En el apartado mecánico, está impulsado por un movimiento de cuerda automática con función de cronógrafo e indicador de día y fecha que ofrece una reserva de marcha de 44 horas.

Este reloj tiene la estética clásica de buceo, pero con un toque de minimalismo moderno.

Cartier Pasha Seatimer

Cuesta imaginar una firma tan clásica como Cartier bajo el agua. De hecho, cuando en 1985 la marca francesa lanzó el modelo Pasha, los amantes de la alta relojería quedaron (gratamente) desconcertados. ¿Un reloj de inspiración submarina realizado en oro? C'est magnifique! De aspecto macizo y enormes dimensiones para la época (38 mm de diámetro), el modelo estaba perfectamente preparado para el submarinismo (bisel giratorio y un protector de la corona que garantiza la hermeticidad de la caja), pero con la peculiaridad de estar hecho en el preciado metal. Una propuesta singular que, sin embargo, funcionaba como un reloj (otro chiste malo) en aquellos años ochenta entregados al hedonismo, devotos de la estética y entusiastas del espíritu 'glam'. Tendrían que pasar cinco años más para que Cartier lanzara la misma colección con versión en acero.

placeholder Pasha de Cartier. (Cortesía)
Pasha de Cartier. (Cortesía)

La ostentación del Pasha triunfó de inmediato. Su vida comercial se prolongó durante 25 años dando tiempo a transformarse en mil y una variantes. En cualquiera de sus encarnaciones, el Pasha lograba conservar la esencia de su personalidad gracias a la forma circular de la caja, los números árabes modernistas, las asas tipo Vendôme (con un único punto de fijación en la caja) y, por supuesto, el protector de la corona.

Descatalogado en 2010, la colección se rescató en 2020 dentro de la política de Cartier de recuperar sus grandes iconos relojeros. Su puesta al día comprende dos tamaños de caja (35 y 41 mm) y referencias en diferentes categorías de precio dependiendo del tipo de material de fabricación y grado de complicación de la maquinaria. Ahora es una pieza unisex disponible en acero, oro y una versión esqueletizada con caja de zafiro.

Rolex Submariner 16800

Tal vez no sea el mejor, pero probablemente sí el más reconocible para los que saben un poco del tema y, sobre todo, para los fanáticos del agente secreto con licencia para matar. El Rolex Submariner, pensado como un reloj de buceo, se presentó al gran público en la muñeca de Sean Connery por primera vez en 'Agente 007 contra el Dr. No'. Desde ese 1962, distintos actores lucieron diferentes variaciones de ese modelo incluyendo a George Lazenby, Roger Moore y Timothy Dalton.

Este icono del buceo, clásico con estatus de pieza de culto, fue creado con cristal de zafiro, en lugar de acrílico, y el primero en tener una clasificación de profundidad de hasta 300 metros, en lugar de 200 metros. El 16800 también presentó al mundo el calibre 3035 de Rolex y agregó una función de fecha rápida. Fiel a su identidad, la marca decidió mantener en el modelo 16800 ciertos rasgos de los predecesores del reloj como la esfera mate con marcadores de hora pintados, lo que le da un encanto vintage adicional.

Con un tamaño de caja de 40 milímetros, creado en acero inoxidable y con un tipo de movimiento mecánico automático, este es un reloj con licencia para enamorar.

Superocean Deep-Sea de Breitling

Y terminamos donde comenzamos. En la década de los cincuenta, la demanda de relojes de buceo y acuáticos en general se disparó debido al desarrollo del buceo profesional en aguas profundas, la exploración científica de los mares, pero también por el auge de los deportes acuáticos y la navegación recreativa. Los aficionados a estos deportes demandaban instrumentos que se pudieran usar con seguridad en sus emocionantes incursiones bajo el agua.

En 1957, Breitling lanza a la vez dos relojes de buceo pioneros: un modelo que solo indica la hora y un cronógrafo. Los dos relojes, ambos con la denominación Superocean, encarnan dos maneras de ver los deportes náuticos: uno más elegante y otro más deportivo que apela al buceador avezado que necesita un reloj que aporte rendimiento y fiabilidad. A partir de ahí, fueron evolucionando hasta nuestros días, en los que todos los modelos Superocean cuentan con un Calibre 17, un movimiento que ofrece una reserva de marcha en torno a las 38 horas.

Los relojes utilizan revestimiento luminiscente Super-LumiNova en dígitos, índices y manecillas, lo que asegura una legibilidad excelente en cualquier situación. La gama cuenta con cinco tamaños diferentes y las correas con orificios son de gran utilidad para los buceadores exigentes, pues compensan los efectos que la presión del agua puede ejercer en ellas a partir de cierta profundidad, asegurando que conserven así el ajuste óptimo a la muñeca. Además, el reloj es hermético al agua hasta presiones de 30 bar (300 metros).

El 24 de mayo de 1962, Scott Carpenter se convirtió en el cuarto norteamericano en salir al espacio, el segundo astronauta de la NASA en orbitar la Tierra y el primer estadounidense en la historia en llevarse un reloj de pulsera específicamente diseñado por él. También fue el primer hombre que habló español desde el cosmos y el que descifró el misterioso fenómeno de las 'luciérnagas', pero esa es otra historia.

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