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Qué debes leer | El libro de historia más apasionante del siglo XX… ha vuelto
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Qué debes leer | El libro de historia más apasionante del siglo XX… ha vuelto

Después de años descatalogado, el sello Debate reedita 'Hacia la estación de Finlandia', de Edmund Wilson, un clásico inagotable que conserva todo su poder

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Ilustración: Rocío Márquez
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"En 1917, Lenin, con un vestigio del Dios de Vico todavía oculto en la dialéctica, pero sin ningún temor al papa de Roma o al Sínodo protestante, no tan seguro de los controles de la sociedad como el maquinista lo estaba de la locomotora que le estaba llevando a Pretrogrado, pero sí en condiciones de calcular sus posibilidades con una precisión mayor que las de ciento a uno, estaba en vísperas del momento en que por vez primera en la epopeya humana la llave de una filosofía de la historia iba a encajar en una cerradura histórica".

Llega uno a los compases finales de este libro -como el que extractamos aquí arriba- con el alma a punto de reventar de tanta felicidad por lo leído como con pena por su inminente final. Cómo se puede escribir tan bien, contar de forma tan maravillosa, cómo se pueden escribir libros de historia tan extraordinarios e inimitables como este. Y una más: ¿cómo es posible que 'Hacia la estación de Finlandia', de Edmund Wilson, viviera el olvido de los justos desde ya demasiados años, descatalogado e inencontrable para el lector español?

Foto: Imagen: Sergio Beleña.

Ahora, Debate reedita en una cuidada edición este clásico que suele resumirse como "una historia de la idea socialista", pero es que es mucho más. Y más. Después de una introducción un tanto naif y prescindible de Mario Vargas Llosa y de un nuevo prólogo del autor escrito en 1971, tres décadas después de la publicación original del libro en 1940, y en el que lamenta su ingenuidad por no calcular bien la tiranía odiosa en que se convertiría la URSS, Wilson inicia el despliegue progresivamente acelerado de sus encantos.

Admitamos que la línea argumental de Wilson es tan original e imaginativa que tal vez alguien con la mitad de su talento no hubiera podido sostenerla. Un día de enero de 1824, un joven profesor de historia francés se topa con el desconocido nombre de Giovanni Vico en una nota al pie de un libro. Se lee entonces la obra completa de aquel italiano estrafalario -para lo cual antes debe aprender italiano- y descubre incrédulo y maravillado algo completamente nuevo: la posibilidad de existencia de una manera nueva de narrar el paso humano por el mundo de forma global y racional, la eventualidad hasta ese momento insospechada de, en definitiva, urdir una ciencia de la historia. "Et tout le reste est littérature".

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A partir de ahí, irrumpen en tromba en la atención del lector una galería de figuras muchas de ellas muy conocidas, otras apenas, todas inolvidables. Michelet, Renan, Taine, Babeuf, Fourier, el tándem simpático y trágico de Marx y Engels, Lasalle, el aguilucho Trotski y, en el redoble final de tambores, un tal Vladimir Ilich Lenin cuyo viaje hacia la estación de Finlandia pagado por sus enemigos alemanes con el fin de tomar las riendas de la Revolución Rusa da título al libro.

Una advertencia final para lectores desprendidos. Cuidado. A medida que vayan volando por las páginas, encandilados, sentirán la urgente necesidad de buscar y hacer sitio inmediatamente en su biblioteca a los autores que el que fuera genial crítico literario Wilson les va descubriendo. Pero muchos están perdidos o se subastan a precio de oro en los portales de las librerías de viejo y tampoco es necesario arruinar a su familia ahora por corresponder a tanto gozo. Ya habrá tiempo. Disfruten.

"En 1917, Lenin, con un vestigio del Dios de Vico todavía oculto en la dialéctica, pero sin ningún temor al papa de Roma o al Sínodo protestante, no tan seguro de los controles de la sociedad como el maquinista lo estaba de la locomotora que le estaba llevando a Pretrogrado, pero sí en condiciones de calcular sus posibilidades con una precisión mayor que las de ciento a uno, estaba en vísperas del momento en que por vez primera en la epopeya humana la llave de una filosofía de la historia iba a encajar en una cerradura histórica".

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