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Cómo enfrenta la emergencia climática el municipio catalán con más instalaciones de autoconsumo

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Más allá de implementar zonas de bajas emisiones, Sant Cugat lleva a cabo diferentes iniciativas para fomentar el uso de la bicicleta, el consumo de comida ecológica en los colegios y el ahorro de agua en los hogares

E

n Sant Cugat del Vallés, Barcelona, tienen muy claro que reducir el consumo de energía no renovable y la producción de gases de efecto invernadero es crucial para avanzar como sociedad. Y así lo están haciendo. Desde el Ayuntamiento en el que Alba Gordó es concejala de Sostenibilidad lo han llamado Plan de Acción de Emergencia Climática, y pivota en torno a seis ejes: movilidad; energía y agua; transición alimentaria; residuos 0; fomento de la biodiversidad y los espacios verdes, y transición cultural.

“Hemos sido la segunda ciudad del Estado, después de Barcelona, en implementar la zona de bajas emisiones, aunque eso solo es una de las políticas de movilidad que llevamos a cabo, porque las entendemos de manera muy amplia”, relata la misma Gordó. En este sentido, el municipio catalán ha decidido poner al peatón en el centro, llevando a cabo diferentes iniciativas: “Siempre intentamos, por ejemplo, que la asignación del colegio público sea el más cercano a la vivienda para facilitar que los niños puedan ir andando”.

Los payeses se sientan con los comedores de los colegios dos veces al año y planifican a seis meses vista; así conseguimos que los chavales consuman productos ecológicos

Alba Gordó

Otro de los esfuerzos está dirigido a impulsar la movilidad activa, como las bicicletas, por lo que están extendiendo los carriles exclusivos para este medio de transporte. “Impulsamos carriles exclusivos, pero sobre todo calles de prioridad invertida, como son las actuaciones en el Paseo de Valldoreix o en la calle Virgen de Montserrat”, explica. Entre los proyectos también se cuenta el del bicibus: diferentes familias se unen para ir juntas al colegio en bicicleta, a lo que se suma la pacificación de los entornos escolares como una forma de prevenir accidentes y aportar seguridad al peatón. Según los datos que manejan, en el último año se ha incrementado un 100% el uso de la bicicleta en la ciudad.

El fomento de la energía renovable es otro de los ingredientes para reducir las emisiones. San Cugat es el municipio catalán con más instalaciones de autoconsumo y, según Gordó, también del conjunto del territorio español: “Estamos poniendo el foco en fomentar su uso en los bloques de pisos plurifamiliares. Nos dimos cuenta de que un tercio de las emisiones de CO2 procedía del transporte, otro tercio de las actividades que se desarrollan en los hogares, y el tercio restante del consumo del sector industrial, que, aunque aquí no hay muchas factorías, sí ubicamos gran parte del sector terciario”.

Ciclista

Del ahorro de agua al fomento de la comida ecológica

El agua es otro de los grandes focos, por lo que, desde el Ayuntamiento, han aprobado un Plan de Sequía. “Tenemos una hoja de ruta para gestionar este recurso escaso en los momentos en que lo es especialmente”, enfatiza. Debido a la ordenanza en torno al ahorro, en esta ciudad barcelonesa han reducido el consumo por persona desde los 197 litros diarios a los 123.

Más allá del agua, Gordó sabe bien que, hasta hace algo más de un siglo, la mayor preocupación de los municipios era alimentar a la ciudadanía. “Esto es algo de lo que nos hemos desentendido, pero tenemos que tomar las riendas de la política alimentaria”. Así, en su apuesta por la agroecología local, tratan de construir puentes entre los productores y los consumidores finales. Eso es lo que sucede, precisamente, en las escuelas públicas: “Los payeses se sientan con los comedores dos veces al año y planifican a seis meses vista; así conseguimos que los chavales consuman productos ecológicos de productores locales y, por otra parte, damos seguridad al sistema agrario”. Y es que, la planificación de las cosechas con los campesinos de Collserola tiene por objetivo, precisamente, “garantizar una alimentación saludable, de proximidad y de temporada, y una producción agraria sostenible tanto a nivel medioambiental como social y económico”, añade.

Tras el consumo, los residuos. Desde el Consistorio impulsan talleres de compostaje en las casas, entre otras iniciativas; aunque en este caso, los inconvenientes que superar tienen mucho peso: “Casi todo el mundo tiene en la cabeza el reciclaje, pero una sociedad que consume tanto como la nuestra produce tal cantidad de residuos que su reciclaje no es sostenible en el tiempo. Tenemos que atajar el problema de raíz”, defiende.

Un 40% de terreno forestal

Con un 40% de terreno considerado zona forestal, Gordó afirma que estos espacios son una fantástica oportunidad para que la sociedad pueda encontrar un momento de armonía con la naturaleza. “Deben ser agradables al paseo, amables con las personas mayores y los niños, tener un espacio reservado para las mascotas y también ser productivos, pues en muchos de ellos hay huertos urbanos, una iniciativa en esta transición alimentaria en la que estamos inmersos”, enumera la concejala de Sostenibilidad. A lo largo de este año, según confirma, redactarán un Plan de Infraestructura Verde y Biodiversidad para la ciudad.

En Sant Cugat persiguen algo que, por muy repetido que parezca, no es tan fácil de conseguir: que todo el mundo pueda vivir dignamente a pesar de la emergencia climática. “Los recursos son finitos, y la era de oro de la energía llega a su fin. Tenemos que gestionar esa salida de forma democrática. La humanidad ha desestabilizado el sistema climático y es muy improbable que este se estabilice antes de que pasen miles de años. Hay que asegurar la alimentación y unas condiciones de vida dignas a pesar de esta situación y, sobre todo, reducir nuestra impronta de carbono para no seguir empeorando el problema”.

Por eso, desde el Ayuntamiento también apuestan por la transición cultural como uno de los ejes principales de su estrategia, que debe acompañar a todo un cambio de paradigma estructural a nivel social. “Debemos repensar nuestras vidas con previsión de los recursos que tendremos en el futuro, porque, por ejemplo, todos sabemos que no tendremos energía nuclear ni mucha agua. Creo que es una oportunidad muy grande para enfocar la vida y la sociedad a aquello que es importante, que es el mantenimiento de la vida y el garantizar una vida digna a todo el mundo”, recalca.

Créditos
  • Reportaje

    EC Brands

  • Diseño y dirección de arte

    Fernando Puente

  • Maquetación

    María del Mar Pérez

Arcadia

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