La esperanza biotecnológica para anticipar y frenar el Alzheimer se llama ‘Elisa’ y está en Ourense

Cerca de 50 millones de personas en todo el mundo conviven con el Alzheimer, más o menos el equivalente a toda la población española de acuerdo a los datos de la ADI, la federación internacional de asociaciones. Y el impacto económico de tratarlo no es menor para el sistema sanitario: 250.000 millones de euros en 2017 solo en Europa, el equivalente al 1,5 % del PIB de la UE de los 27.

Diagnosticado por primera vez en 1901 en Frankfurt, la enfermedad de Alhzeimer (EA) es un trastorno cerebral degenerativo que erosiona nuestra capacidad de pensar y realizar las tareas cotidianas más sencillas vaciando la memoria de un cuerpo hasta que no pueda valerse por sí mismo, causando un enorme sufrimiento en cada familia. Anticiparlo es el primer paso para ralentizarlo y ‘Elisa’, abre esa puerta.

“Lo que llamamos kit Elisa se centra en detectar proteínas mal plegadas en líquido cefalorraquídeo (LCR), lo que permite el diagnóstico de la EA incluso en su etapa subclínica”, explica Sebastián. Esos indicadores son la proteína Tau aberrante, que forma parte del citoesqueleto de las células. Esta herramienta biotecnológica está en fase de validación y regulación, un proceso lento, farragoso e imprescindible para su comercialización a través de la industria farmacéutica.

Detrás de LincBiotech hay un equipo de siete personas repartidas entre el laboratorio de Santiago de Compostela y las oficinas de Tecnópole, en Ourense. Empujando a esta compañía emergente centrada en el desarrollo de herramientas innovadoras para el diagnóstico y tratamiento de enfermedades neurológicas de alta prevalencia, está la Universidad de Santiago de Compostela y el capital de un grupo de inversores gallegos con raíces en Ourense que pujaron por tener aquí su epicentro. Una de sus líneas de investigación va en la dirección de poder detectarlo en el futuro a través de un simple análisis de sangre, con una fórmula menos invasiva pero todavía poco concluyente.

El Alzheimer no es el único caballo de Troya del cerebro contra el que batallan en LincBiotech, puntualiza Juan Sebastián. Tienen en el punto de mira el accidente cerebrovascular o ictus, igualmente relevante por los millones de personas a los que afecta y por el sufrimiento físico y mental que acarrea. Y para abordarlo han desarrollado el ‘Kit Minerva’: un software propio de procesado avanzado de las imágenes radiológicas de un cerebro afectado por un ictus y que extraen de la nube y procesan a petición de los facultativos. Les permite localizar el trombo y aportar información clave para que valoren la severidad del accidente cerebral, visualizar las zonas dañadas y las que podrían ser recuperables con la intervención. Una linterna para navegar en las profundidades de la mente y abrir vías de luz.